Ampuero dijo que ni la CIJ ni otro tribunal lo obligarían a ceder un centímetro de territorio y llamó demagogo a Evo. Senadores chilenos también atacaron. Bolivia mostró negociaciones truncadas desde 1920 y tendió la mano a Chile para negociar 

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27 de marzo de 2018, 11:00 AM
27 de marzo de 2018, 11:00 AM

Poco más de tres horas de argumentos bolivianos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya hicieron que el canciller chileno Roberto Ampuero cambiara de ánimo y de tono tres veces en cinco minutos durante su comunicado de prensa. Luego de escuchar a Eduardo Rodríguez Veltzé pedir que la corte dicte que Chile tiene la obligación de negociar de buena fe una salida soberana al mar para Bolivia, y de oír al coagente Sacha Llorenti afirmar que el país incluso tiene propuestas en la sintonía “ganar-ganar” para los trasandinos, Ampuero comenzó su declaración como víctima y terminó en tono amenazante. 

El canciller trasandino dijo que una cesión territorial a favor de Bolivia violaría los derechos humanos de miles, de cientos de miles, de millones de chilenos que hoy habitan esos territorios. 

Luego dijo que Bolivia debe “seguir buscando el futuro en el espejo retrovisor”, porque así entregará argumentos a “políticos demagogos que se aferran al poder”.  Acusó a Evo Morales de ser el culpable del enclaustramiento marítimo de Bolivia, pese a que el actual presidente de Bolivia asumió la primera magistratura en enero de 2006 y la Guerra del Pacífico fue en el siglo XIX. Finalmente, Ampuero hizo una clara amenaza a no acatar el fallo del tribunal internacional de la ONU. 

“Ni en La Haya ni en ninguna parte Chile acepta que esté en juego un centímetro cuadrado de su territorio”, dijo.

La réplica
En casi tres horas de argumentos,  los abogados que representan a Bolivia construyeron una réplica que conjugó lo jurídico, lo histórico y lo político de modo que lograron sacar de su sitio a los representantes chilenos. 

Payam Akhavan, el abogado iraní que litiga por Bolivia, fue el encargado de desmontar los argumentos apocalípticos deslizados por la defensa chilena el viernes. Dijo que no se acabará la diplomacia como la conocemos hoy con un fallo a favor de Bolivia, por el simple hecho de plantear “¿cuántos estados han convenido a negociar un acceso al mar por más de un siglo?”. Es decir, trató de echar por tierra el argumento de sentencia “Caja de Pandora” esgrimido por Harold Koh. Luego enumeró la conducta chilena por más de un siglo de ofrecimiento.

Ese fue el argumento de Akhavan, no existe un momento mágico que obligue a Chile a negociar, sino una serie de momentos que hace que el todo sea más que la suma individual. En 1920, 1926, 1950 y 1975 Chile ofreció a Bolivia un puerto al norte de Arica. Y las primeras veces, ese puerto pudo ser Tacna, al que aspiraba Chile. Y en 1926, la sugerencia del secretario de Estado Kellog, de Estados Unidos, era que sean Tacna y Arica. Y en 1929, cuando Chile y Perú firmaron su tratado de límites, se guardaron un protocolo para traspasar el territorio repartido a Bolivia.

Es por eso que Akhavan señala que Bolivia no pide un regalo a Chile, como lo dijo uno de sus abogados, sino el cumplimiento de sus compromisos asumidos a lo largo de un siglo.  Además, el iraní dijo que siempre estuvo presente la figura Quid pro quo (trueque), que en todo momento quedó claro que Chile obtendría una compensación por dar mar a Bolivia, no solamente en 1950 y 1975, como lo dijo Chile. 
Antonio Remiro Brotóns compartió con la francesa Monique Chemillier la responsabilidad del peso político del alegato. 

El español comenzó su discurso así: “Ni Dios ni la Corona española dieron a Chile el dominio de la costa del Pacífico desde Punta Arenas hasta Arica”. 

Recordó a la corte que el tratado de 1904 es un documento en el que el vencido ha tenido que renunciar a su soberanía, pero hubo todo un linaje de estadistas chilenos que prometió que recuperaría su derecho al mar. Y en ese linaje había demócratas y tiranos. También le mostró que Bolivia no es el vecino pobre que acosa a su vecino rico en base a sus caprichos y que en las notas de 1950 y en el Acuerdo de Charaña fueron iniciativas chilenas. 

También recordó que en la misma CIJ, en su litigio contra Perú, Chile consideró la declaración de Santiago de 1952 como un tratado, y hoy decide que ninguno de sus actos diplomáticos constituyen un tratado. “Parece que para Chile una obligación jurídica consiste en ponerse una camisa de fuerza”, ironizó.

Monique Chemillier tuvo otras frases memorables, como aquella que define a Chile como  el “carcelero de un pueblo cautivo”. También aseguró que “Chile ha hecho nacer en el corazón de cada boliviano lo que en derecho llamamos expectativas legítimas” y “está obligado a negociar con Bolivia para concederle derecho soberano al mar”. También les dijo que creen que la negociación es extranjera al derecho, que incluir el concepto de justicia parece amedrentarlos, pese a que la justicia está en el corazón de la demanda boliviana, porque es una nación que ha sido víctima  “de una injusticia que surge de una relación de poder muy desigual. Cada boliviano y cada chileno saben exactamente en qué consiste esa injusticia”, remató. 

El remate

Las palabras de Remiro Brotóns y de Chemillier molestaron a los senadores chilenos que fueron a La Haya. Andrés Allamad cree que su país también debe incluir alegatos emocionales, como lo hicieron los juristas bolivianos. Tal vez por eso Ampuero salió a decir que una sentencia a favor de Bolivia dañaba los derechos humanos de los ciudadanos de su país. Isabel Allende, hija del expresidente socialista Salvador Allende, dijo que los tratados son lo único que garantizan la paz y la amistad entre los países, mientras que Ricardo Lagos Weber, hijo del expresidente chileno, negó que el tratado de 1904 fuera impuesto. 

Matías Forteau, joven abogado francés, consideró que el tiempo no diluyó la obligación a negociar de Chile y negó que la demanda boliviana tenga origen en su Constitución. De hecho, la CPE no menciona los territorios del viejo Litoral, sino territorios que devuelvan su condición marítima a Bolivia. Antes, la inglesa Amy Sander había vuelto sobre las tres declaraciones de la OEA que los políticos trasandinos firmaron en consenso con Bolivia. “Chile pretende ser Estado miembro, redactar una resolución, participar de un consenso y, no obstante, pretende que puede descartar completamente esa resolución, mientras que Bolivia reitera su posición de que esto no puede ser correcto”, dijo.



Alan Vaughan Lowe también puso sobre la mesa dos preceptos importantes: “la economía de Bolivia depende de la exportación de materias primas a países del Pacífico” y, “aunque mejorar el trato, sin acceso soberano al mar, seguiría siendo dependiente de un único camino para el cual Chile dispone la verja”, y que el siglo XXI dispone de suficientes soluciones pragmáticas para dar un acceso a Bolivia al mar sin estar sometido al control de Chile. Recordó además que cuando Bolivia plantea el tema en un organismo multilateral, Chile responde que es bilateral. Cuando lo hace en el campo bilateral, dice que no hay nada que negociar. “Esto, a largo plazo, podría poner en riesgo la paz”, dijo y añadió:
“Bolivia no tiene a quién acudir, excepto al derecho internacional”. Finalmente, lanzó un desafío: “La Corte Internacional de Justicia tiene algo que decir o solo se limita a observar”.  Mañana, Chile tendrá tres horas para responder a todos estos argumentos. Luego, los jueces deliberarán el desafío de Lowe.

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