El periódico Corriere della Sera reconstruye el epílogo de la libertad para el italiano capturado en Bolivia y entregado a autoridades de su país. Pasó sus últimos días libre en Santa Cruz, donde frecuentaba pizzerías y consumía cerveza

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14 de enero de 2019, 10:20 AM
14 de enero de 2019, 10:20 AM

"Su aliento huele a cerveza. Ha bebido mucho hoy también. Sólo se bebe eso. Cuando el policía boliviano apunta su arma en la cara, une sus manos detrás de su cabeza y apoya sus rodillas en el asfalto", así inicia la crónica del Corriere della Sera que relata los últimos minutos de libertad de Cesare Battisti en Bolivia.

Según la nota, firmada por Andrea Galli, el momento de su detención este sábado cerca de la rotonda del Chiriguano, en el segundo anillo de Santa Cruz, Battisti vestía un pantalón y camisa azulas y en el bolsillo llevaba unos 30 bolivianos. 

El operativo inició días antes gracias a la coordinación de investigadores italianos de la Interpol (un financiero y dos policías) y cuatro agentes bolivianos. Luego de haberlo filmado en la calle y corroborar que se trataba de uno de los italianos más buscados por su país, por el asesinato de cuatro personas en la década de los 70 pese a que él lo niega, fue capturado este fin de semana.

"Las fuentes bolivianas afirman que Santa Cruz de la Sierra fue uno de los muchos lugares habitados por Battisti, que contaba con un gran grupo de simpatizantes disponibles y una lista de apartamentos cambiada repetidamente para no dejar pistas", señala el artículo.

La investigación se dio mediante el rastreo de celulares y, curiosamente, la búsqueda en pizzerías. "Además de la cerveza, Battisti vivía de pizza. No es sorprendente que una de las claves decisivas de la investigación se haya centrado en las pizzerías. Y de todos modos, los policías observaron a los clientes, interrogaron al personal, invitaron a los propietarios a desconectar el tiempo necesario para mover los recuerdos", señala el artículo.

Tras su detención, fue llevado a celdas policiales donde se recostó en un sofá, pidió una manta y pasó la noche.  "Cesare Battisti estaba solo y solo se quedó. Nadie se movió para sacarlo de la celda. Él lo entendió y dos veces lo vieron sollozar", dice otra parte de la crónica publicada por el medio italiano. 

Battisti fue entregado a las autoridades de su país el domingo y llegó a Italia el lunes por la mañana, cumplirá su condena perpetua en la cárcel de