El exmandatario se cansó de los ataques de Evo por Twitter. Además, considera que hay una mala política exterior. Desde el Gobierno le dicen decrépito, hasta traidor. El resto de los expresidentes sigue en la lista

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7 de marzo de 2018, 6:00 AM
7 de marzo de 2018, 6:00 AM

Desde que a Jaime Paz Zamora le llegó la carta de invitación para acompañar a Evo Morales en el viaje a La Haya, donde entre el 19 y 28 del presente mes Bolivia y Chile presentarán sus alegatos finales por la demanda marítima nacional, el actual presidente escribió más de 10 tuits atacando al líder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Eso, sumado a sus críticas a la política exterior boliviana y a la sensación de que está siendo usado para hacer olvidar el reclamo por el referendo del 21-F, motivaron a Paz Zamora a salir del Picacho, viajar hasta La Paz y bajarse de la comitiva que irá hasta La Haya a escuchar y presenciar el debate jurídico. “Prefiero como todos los compatriotas esperar los resultados en territorio nacional y rogar a todos los santos que las cosas salgan bien”, dijo.

Esto provocó respuestas dispares del Gobierno, que dependiendo del vocero salieron a decirle desde “político decrépito” hasta ‘traidor’, pasando por un único llamado amistoso a que reconsidere su posición. 

En las redes sociales, la declaración de Paz Zamora sirvió para que discutan oficialistas y opositores a favor y en contra de los dichos del ‘Gallo’. 

En la práctica, el mensaje de Paz Zamora no cundió entre el resto de los invitados a acompañar a Evo Morales a La Haya, que mantienen su intención de acompañar los alegatos bolivianos ‘in situ’.

Canta el ‘Gallo’
Para Paz Zamora, el presidente adoptó una actitud divisionista desde que lo invitó a acompañarlo a La Haya. “Empezaron a salir tuits de Morales como metralleta, 11 tuits en cuatro días haciéndome pelota”, se quejó. Asegura que se siente calumniado y cree que lo más prudente es que el mandatario hubiera esperado hasta que regresen de La Haya para insultarlo.  

La ofensiva tuitera de Morales contra Paz Zamora comenzó el 28 de febrero. Ese día recordó que el narcotraficante Oso Chavarría le escribió a la hermana de Paz para agradecerle el nombramiento de  Rico Toro como comandante de la FELCN. Durante la semana le recordó en 1997 salió a aclarar que ya no estaba vetado por EEUU, publicó una foto de Chavarría junto a Samuel Doria Medina, por ese entonces candidato a vice del Gallo. El último de los tuits salió horas antes de que Paz Zamora anunciara su bajada del viaje. Le recordaba su apoyo con Goni en 2002 y otra vez fue acusado de vínculos con el narcotráfico.

Pero el hombre que gobernó Bolivia entre 1989 y 1993 también hizo críticas. Aseguró que Morales chantajea a los bolivianos entre el mar y la democracia. "Bolivia quiere mar y que se cumpla el mandato del 21-F”, dijo.

Luego cargó contra la política exterior de Evo, que el lunes estuvo en Venezuela para apoyar a Nicolás Maduro y presionar para que Perú revise su decisión y lo deje participar de la Cumbre de las Américas. Paz consideró que ponerse del lado de Maduro es estar en contra de los otros 14 países que han expresado su rechazo a la participación del venezolano en la cumbre. 

Lo primero que cosechó Paz Zamora con sus declaraciones fue adhesión de opositores. Carlos Valverde ironizó que el expresidente “volvía a ser odioso” porque se bajaba de la “corte del rey Evo y su ajtapi holandés”. El analista Roberto La Serna fue más allá y pretendió que Carlos
Mesa y Tuto Quiroga imiten a su colega, que no vayan a La Haya a no ser que Morales respete los resultados del 21-F. No lo consiguió. Según los colaboradores de los expresidentes, que están fuera del país, los dos mantienen su decisión de ir a Holanda. Eso sí, ambos han manifestado su posición contraria a Morales en torno a su repostulación.



Algo parecido sucede con el gobernador Rubén Costas. Ayer, Vladimir Peña, su vocero, aseguró que está haciendo las gestiones para ir. Un día antes, el propio Costas justificó su ida como presidente del principal partido de oposición y Demócratas ratificó sus acciones para denunciar de manera internacional el irrespeto a la voluntad popular expresada en el 21-F.

Desde el Gobierno, Paz Zamora recibió una andanada de insultos. “Político decrépito”, le dijo el vicepresidente García Linera. “Le está dando la espalda a Bolivia y a esta muestra de unidad en torno al mar”, agregó. El ministro de la Presidencia, Alfredo Rada, aseguró que la decisión de
Paz era producto de “cálculos mezquinos y “caprichos personales” de un político cuyo tiempo ya pasó y; por último, la ministra de Comunicación, Gisela López, señaló que el expresidente traicionó a Siles en el 83, a los mártires de la calle Harrington al aliarse con Banzer y al pueblo alteño al aliarse con Goni. “Ahora traiciona a Bolivia y nuestra causa marítima”, remató. 

La única voz conciliadora del Gobierno fue la de Héctor Arce, que desde Madrid, donde está con el equipo jurídico boliviano que litigará en La Haya, tuiteó: “Jaime Paz, un hombre de la democracia, debería reconsiderar su postura y no quedar fuera de la historia”.