Ayer sepultaron al otro niño que falleció en el hecho. Quedan 29 heridos internados; alistan decreto para garantizar su atención

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16 de febrero de 2018, 6:00 AM
16 de febrero de 2018, 6:00 AM

Sayde Feliza Choque (39) y su esposo, Leandro García Gregorio (40), salieron a las 18:00 de su casa en la zona de San Miguel en Oruro rumbo a la iglesia con su bebé de un año y medio, Jeison, y no volvieron más. 

A las 18:50 aproximadamente, pasaban por la calle Bakovic esquina Ejército, cuando la explosión de más de tres kilos de dinamita y anfo acabó con sus vidas y la del niño Álex Alejandro Huacaña Massi, de tres años, quien fue sepultado ayer. 

A los otros hijos de la pareja, Luis Daniel (14) y Milton Leandro (17), les extrañó que la pareja y su hermanito no retornaran, pero no imaginaron que ellos fueran las víctimas fatales de la segunda explosión que conmocionó a Oruro y a todo el país el tercer día de Carnaval. 

Los dos adolescentes indicaron que su padre trabajaba en Cochabamba y que, por necesidad, su hermana, de 20 años, también había sido llevada a ese departamento a trabajar. La joven ya estaba enterada de lo sucedido y ayer buscaba retornar a Oruro. 

Agustina Choque, madre de la fallecida, indicó que ella vive en el área rural y que su familia creía que su yerno se había vuelto a trabajar a Cochabamba y que su hija se había perdido. La noche del miércoles escucharon las noticias y supieron que en la morgue había una pareja y un niño víctimas de la explosión. “He visto a mi hija sin pies y a mi nietito sin manos”, dijo sollozando. 

Milton Quispe, amigo del fallecido, señaló que este trabajaba en Cochabamba en una empresa con súbditos chinos y últimamente en una fábrica de calzados. 

29 heridos siguen internados
Todos están estables. 29 de los 51 heridos que dejaron las dos explosiones registradas en Oruro permanecen internados en centros médicos, según el reporte oficial del Ministerio de Salud. Los casos más severos son los que involucran a cuatro personas que perdieron parcialmente la vista y al menos una persona que tuvo que sufrir una amputación.

El director general de Servicios de Salud, Rodolfo Rocabado, manifestó que 10 pacientes se encuentran en la sede de Gobierno y el resto (19) en la urbe afectada por los trágicos hechos durante los días de Carnaval. 

“La mayoría de los internados tienen traumas oculares, desde estallidos del globo ocular hasta lesiones menos complejas. Hay también personas con traumas y otros que simplemente están en observación”, aseveró. 

Alistan decreto
El Ministerio de Salud alista un decreto supremo para garantizar el pago de la atención médica de los afectados. “El Gobierno está corriendo con los gastos de medicamentos y atención médica, se está trabajando un decreto y será aprobado en los primeros días de la próxima semana”, aseveró Rocabado.

Al menos 20 familiares arribaron en las últimas horas a la urbe paceña, donde en los hospitales de Clínicas y del Niño, además del Instituto Nacional de Oftalmología, permanecen los afectados.

Residentes orureños
Frente a la dramática situación, los residentes orureños en La Paz organizaron una campaña para brindar alimentación y cobijo a los familiares de los heridos que llegaron a acompañar a sus seres queridos y que tuvieron que dormir en la calle e iglesias por falta de dinero. “Hemos cubierto la atención alimentaria de los familiares y les hemos encontrado un pequeño albergue. El estado de ánimo es bajísimo, hay gente que viajó parada desde Oruro, hay mucha incertidumbre”, señaló Claudia Bayá, vicepresidenta del Centro de Acción Orureña. 

Muertos y heridos

Otro herido llevado a La Paz
Demetrio Huacaya (47), herido en la segunda explosión, fue trasladado al Hospital de Clínicas de La Paz para someterse a una intervención quirúrgica especializada. El herido ya fue sometido a una operación porque tenía un trauma facial grave y politraumatismos. El otorrino recomendó una timpanoplastía.

 Alcaldía cubre gastos
Los sepelios de los cuatro fallecidos en la segunda explosión de Oruro serán cubiertos por la Alcaldía orureña, como se lo hizo con las ocho víctimas de la primera explosión. Los gastos consisten en compra de los ataúdes y la asignación de nichos en el cementerio general.
 

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