Fueron parte de un análisis sobre el socialismo del siglo XXI junto al uruguayo Luis Alberto Lacalle y el director del diario El Nacional

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29 de mayo de 2019, 10:00 AM
29 de mayo de 2019, 10:00 AM

Carlos Mesa aclaró ayer desde Portugal que la abstención opositora, como en Venezuela, donde no participó de los últimos comicios por considerarlos ilegales, no es una opción para Bolivia. Desde la Conferencia de Estoril, el candidato de Comunidad Ciudadana aseguró que, pese al temor que tiene que le ‘roben’ la elección el mismo día del sufragio, participará del proceso y reivindicó que es la candidatura que más opciones tiene de ganarle a Evo Morales. El Gobierno rechazó comentar sus declaraciones.

“Somos la candidatura con mejor opción. No será una elección fácil, no lo sería incluso en elecciones democráticas. Vamos a ir a esa elección pidiendo la observación internacional”, dijo. “Es una elección asimétrica e injusta, pero vamos a ganar al autoritarismo”, dijo, y levantó aplausos para la mesa que abordó el socialismo del siglo XXI. Mesa estuvo junto a sus colegas expresidentes Tuto Quiroga y Luis Alberto Lacalle (Uruguay) y el director del diario El Nacional de Venezuela, Miguel Enrique Otero.

El candidato, que fue presentado como un expresidente que destacó por su política energética, el combate a la corrupción y el reconocimiento a las etnias indígenas, había comenzado su exposición con un análisis de lo que significó para América Latina el denominado socialismo del siglo XXI. Aclaró que nunca fue mayoritario en los países de la región, que llegó al poder por las vías democráticas, que penetró en los Estados para destruirlo desde adentro y construir una “institucionalidad revolucionaria para marcar su legitimidad a partir de la destrucción de las instituciones democráticas”.

“Lo que ha quedado de un proceso de duración corta es un proceso de decadencia y de degradación al que se adscriben muy pocos países: el padrinazgo de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y la teórica experiencia exitosa de Bolivia”, explicó.

Añadió que el éxito económico que el presidente Morales trata de venderle al mundo fue producto de una bonanza espectacular y que el populismo latinoamericano es hijo de la abundancia.

Para él, ahora el debate es entre democracia, autoritarismo y dictadura, no sobre lucha contra la pobreza, contra la exclusión o la integración de género, que, a su modo de ver, no la discute nadie. “El celofán democrático del socialismo del siglo XXI y su corazón autoritario se han traducido en una dictadura que está vinculado con el crimen y la corrupción en el caso de Venezuela, y un autoritarismo que va hacia la dictadura en el caso de Bolivia”, dijo.

Quiroga, por su parte, se ocupó más del caso venezolano que el boliviano. Explicó que el socialismo del siglo XXI surgió cuando Hugo Chávez juzgó que el proyecto bolivariano le quedaba chico, a medida que el precio del petróleo crecía, pero que ahora su herencia en Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia son “gérmenes dictatoriales, autoritarios y criminales que pueden extenderse y tomar control del resto de los países”.

Cuando se refirió al caso boliviano, Quiroga aseguró que Morales recibió un país sin deuda externa, con reservas de gas y contratos con Argentina y Brasil. “Si algo hizo bien Evo Morales, fue mantener la válvula del gas abierta”, dijo.

Al final del foro, un joven mexicano preguntó qué tanta culpa tenían ellos -Mesa, Quiroga y Lacalle- del surgimiento de este tipo de líderes al haber abusado de la población y que solo velan por sus intereses. Luego de que el uruguayo defendiera su gestión, Mesa consideró “injusta y excesiva” la presunción que todo lo anterior al socialismo del siglo XXI fue un conjunto de errores. “Este análisis tiene que ver con la destrucción del modelo democrático. Si tú crees que el anterior presidente fue muy malo, tienes derecho a votar en su contra. Es el voto de la gente el que cambia el destino de los países”, dijo.

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