Las ofertas de las tres fuerzas que tiene mayor intención de voto, de momento, son las más conservadoras. En el MAS esta actitud genera reacciones dispares. Las propuestas opositoras obligarían a retoques a la Constitución

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10 de junio de 2019, 6:00 AM
10 de junio de 2019, 6:00 AM

Lo nuevo no está de moda entre los que más opciones -según todas las encuestas difundidas hasta la fecha- tienen de ser Gobierno. El Movimiento Al Socialismo, Comunidad Ciudadana y Bolivia Dice No, de momento, no plantean nada que vaya a cambiar sustancialmente al país. Las propuestas más disruptivas vienen más abajo y plantearían cirugías mayores a la Constitución Política del Estado. Así se deja ver en el borrador de las planes de Gobierno, que serán afinados por las fuerzas políticas hasta el 19 de julio, fecha en la que lo tienen que presentar ante el Tribunal Supremo Electoral junto con sus listas a diputados y senadores para que comience la temporada más caliente de la campaña.

Puntos porcentuales más o menos, todas las encuestas de intención de voto difundidas hasta el momento han coincidido en que los tres candidatos que parten con mayor opción de ocupar la Casa Grande del Pueblo son Evo Morales (MAS), Carlos Mesa (CC) y Óscar Ortiz (BDN). Más abajo aparecen intercambiando posiciones, siempre por debajo del 5%, Víctor Hugo Cárdenas (UCS), Jaime Paz Zamora (PDC), Félix Patzi (MTS), Ruth Nina (Panbol), Virginio Lema (MNR) e Israel Rodríguez (FPV). Sin embargo, son los que más modificarían el mapa de la política nacional.

Punta de lanza

Cárdenas, más allá de armar a las mujeres, su propuesta que más ‘roncha’ levantó, es el único que habla de eliminar el doble aguinaldo, el salario mínimo nacional el Impuesto a las Transacciones y los gravámenes a los jóvenes empresarios. Cuando se le consulta de qué va a vivir el Estado si elimina tanto impuesto, Cárdenas dice que apuesta a un crecimiento de la base de contribuyentes, ya que en la actualidad solo una quinta parte de la población paga impuestos. En lo social plantea volver al espíritu de la reforma educativa del 94 con doble titulación al salir bachiller y una salud preventiva, con un análisis médico a todos los estudiantes antes de iniciar el año escolar.

Jaime Paz quiere parar su hipotético Gobierno sobre siete pilares, aunque sus dos propuestas más concretas son la transformación de Bolivia un país formado por departamentos federales que busquen su propio desarrollo y inversión del Presupuesto General del Estado. Para Paz Zamora, la federalización es lo opuesto a lo que ha hecho Evo Morales, al que considera al más centralista de la historia del país porque no concentró todo el poder en una región o un nivel del Estado, sino en una persona. Su segundo punto tiene que ver con dar el dinero de los ministerios de Gobierno y de Defensa a Salud y Educación, para que realmente sean prioridades del Estado. Lo que no ha explicado es cómo seguirá pagando el sueldo a militares y policías si hace eso.

Patzi está en un punto medio. El Gobernador de La Paz Patzi apunta a mantener algunas medidas de la actual gestión, como los bonos, aunque quiere que sean ‘diferenciados’, es decir, que a los que necesitan más hay que dar más. Esa es una idea que comparte con varios de sus contrincantes. También pretende que el Estado regule la economía y que se mantenga el modelo de la ‘bolivianización’ y el tipo de cambio fijo. Donde Patzi comienza a ser disruptivo es en la política. Su propuesta es casi bolchevique. Propone un Estado donde el pueblo organizado en distritos controle la justicia y las decisiones legislativas. La democracia representativa pasa a ser ejecutora de las propuestas emanadas de asambleas, una especie de delegados técnicos que conviertan en leyes lo discutido desde las bases.

Lema se presenta como el más liberal de todos los postulantes. Comienza por achicar el Estado eliminando la mitad de los ministerios. También haría desaparecer el concepto de Territorio Indígena Originario Campesino, parcelando los actuales para que sean sujetos de crédito y generen riqueza. También bajaría 10 puntos al Impuesto a las Utilidades y ‘perdonaría’ ese 15% a las empresas que reinviertan en generar más empleo.

Nina, que quiere convertir el Museo de Orinoca en una cárcel para los corruptos, centra sus primeras propuestas en dos aspectos, salud y educación. En primera instancia cree que el Estado debe financiar un programa de salud sin fijarse cuánto tiene erogar y sobre educación plantea abrogar la Ley Avelino Siñani, la que considera insuficiente.

Israel Rodríguez es más conservador, pese a que ha hecho noticia al proponer pena de muerte para asesinos y corruptos -algo que también en su momento planteó el acompañante de fórmula de Ruth Nina, Leopoldo Chui- no solo mantendría los bonos, sino crearía uno nuevo: el bono al emprendedor. Ya lo bautizó como “Primer Aporte” y estaría destinado a microempresarios emprendedores, previo a estudio. Si hay algo que tienen en común todas estas candidaturas es que para aplicar alguna de sus propuestas habría que hacer una reforma constitucional. Algunas son cirugías mayores, como el país federal que plantea Jaime; otras son de pedido casi unánime, como la reforma a la manera de designación de autoridades judiciales. Hay otras más que serían controvertidas, como ampliar la pena máxima de 30 años a cadena perpetua o la pena de muerte.

Más arriba

Álvaro García Linera, vicepresidente y candidato a seguir en el cargo, explica las propuestas disruptivas -se refirió en específico a Cárdenas- como una necesidad de ser escandalosos para romper el techo del 1%. También tiene una explicación para la falta de novedad en los que aparecen mejor perfilados en las encuestas: la población no está apetente de cosas nuevas porque está contento con lo que tiene. Por eso, en el caso del oficialismo, lo que planea es terminar la tarea ya iniciada, consolidar la industrialización del Estado para consolidar a Bolivia como país de ingresos medios.

García Linera ve una especie de ‘sentido común del Estado’, cosas que no van a cambiar aunque ellos abandonen el poder el 22 de enero. Eso no es del todo compartido dentro del Gobierno. Por ejemplo, Manuel Canelas, ministro de Comunicación cree que es un error y lo dice mirando hacia los vecinos. Recuerda que Mauricio Macri ganó el poder en Argentina con la promesa de mantener muchas de las cosas que instauró el kirchnerismo, pero una vez en el Gobierno, trató de borrar casi todo.

Canelas está convencido que con la estabilidad económica no alcanza para ganar de nuevo las elecciones y asegura que el presidente Morales ya anunció las bases del ajuste a la Agenda del Bicentenario: Completar el triángulo energético con el litio -además de hidrocarburos y electricidad- e iniciar un nuevo triángulo de propuestas enfocada en los jóvenes con formación, trabajo y vivienda.

Mesa, en una entrevista con EL DEBER Radio, pasó de las cosas que no hará (no quitar los bonos, no privatizar las empresas estatales, no quitar el segundo aguinaldo ni volver a la vieja política) a esbozar algunas de sus propuestas de campaña. Lo primero es reformar la justicia a través de un referendo que quite del cargo a los actuales. En lo social, reformar la educación en base a mediciones que permitan la comparación con otros países. Sobre el extractivismo, inyectar tecnología a minas y exploración petrolera para no tener la necesidad de ampliar las áreas de explotación y exploración y equilibrar el crecimiento -muy cargado a la inversión estatal- atrayendo inversión extranjera a través de reglas claras.

El programa de Bolivia Dice No es casi un secreto. Vladimir Peña explicó que está en construcción y se basa en un trabajo que hizo Demócratas, el núcleo de la alianza, en 2018. “Nuestra primera propuesta es cambiar a este Gobierno, dotarle al país valores republicanos, federalizar el modelo autonómico, implantar un modelo social de desarrollo que universalice los servicios básicos, transformar el sistema de justicia en base a meritocracia e idoneidad”, sintetizó. Esta no será la última palabra de los candidatos. Hasta el 19 de julio, esas primeras propuestas serán validadas -científica o empíricamente- y muchas serán reemplazadas antes de plasmarse en el programa de Gobierno oficial.