Los jefes del G-6 alejan cada vez más sus posiciones, aunque coinciden en que la unidad es vital, pero difieren en las bases

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11 de junio de 2018, 7:12 AM
11 de junio de 2018, 7:12 AM
Si las encuestas están en lo cierto, Bolivia podría experimentar en 2019 su primera segunda vuelta electoral. Evo Morales y Carlos de Mesa se disputarían, pecho a pecho, el voto ciudadano. Si en la política funcionara la aritmética, la balanza, a priori, se inclinaría a favor de Mesa, pero esta hipótesis tiene un problema de raíz: Mesa dice que no será candidato y -si sale un fallo internacional que se lo impida o las protestas ante el Tribunal Electoral le cierran el paso- puede que Evo Morales no pueda ser candidato.  Lo que queda es un panorama yermo, en el que el resto de la lista de posibles postulantes no alcanza al 10%.


Víctor Hugo Cárdenas, exvicepresidente y el único de los que firmaron el manifiesto del G-6 que siempre ha asegurado que no será candidato a presidente, lo ve claro: “Evo Morales está viviendo una debacle”, dice. “Tiene la mitad de aprobación de gestión y menos de un tercio de intención de voto”, agrega. “Tiene que haber un proceso unitario, el Gobierno está en un desmoronamiento, en debacle y ni el mar ni los Juegos Suramericanos lo salvarán”, sentencia. 


Esto se vuelve complejo cuando Rubén Costas, gobernador de Santa Cruz, dice que no se aliará ni con la extrema derecha, ni con exgolpistas ni con corruptos y que la unidad debe ser a base de programas y principios. Cárdenas no sabe a quién se refiere Costas con esos descalificativos que ve muy similares a los que usa el Gobierno. Luis Revilla, alcalde de La Paz, no quiere ni opinar de los dichos del gobernador y no se siente aún candidato a 2019, pero trabajará para ello intentando que el tiempo le alcance para armar un partido y una propuesta nacional. 


Eso sí, cree que no se pueden dar respuestas a un país del siglo XXI, con una mentalidad de 1990. Cree que se necesita renovación. Eso mismo dice Carlos de Mesa, que cree que la unidad es una obligación, no una opción. Asegura que el país debe encontrar un líder joven con propuestas frescas y de futuro y que por eso no será candidato (no se sabe qué pasará si no hay renovación).


Revilla insiste en que no cree en una unidad que en lugar de soluciones cree más problemas, que no sepa qué hará al día siguiente de las elecciones, que lo que se necesita es una comunidad ideológica y saber qué se hará con el país en el posevismo. 


Mientras Tuto Quiroga cree que en estos momentos es más importante dar la pelea fuera del país para evitar la postulación de Evo Morales, el que recoge el guante de la provocación de Revilla es Doria Medina. El jefe de UN le recuerda a Revilla que su expartido (MSM) perdió la sigla en la pasada elección por no creer en la unidad, ya que no alcanzó ni el 3%. “Revilla debe destacar en función de lo que propone, no descalificando a los demás”, aconseja. Cree que no es momento de hablar de candidaturas, sino de defender el voto del 21-F y evitar la repostulación de Evo Morales. 


En medio de estas discusiones, hay un escenario más apocalíptico y lo dibuja el exvicepresidente Cárdenas. Él no cree que haya elecciones en 2019. Teme, por el pasado guerrillero de Álvaro García Linera y el presente sindicalista de Evo Morales, que se las salten. Si las hay, teme que sean amañadas, porque no confía en el TSE. “Si el Gobierno impone a sus candidatos, hace detener a los opositores y aun así se va a elecciones, lo que habrá no serán elecciones, sino imposición”, auguró.