Mesa fue retenido por activistas y obligado a bajar de su vehículo. A Nina le gritaron a la salida de la reunión que planteó un ultimátum a los vocales para que dejen sus cargos hasta el 31 de mayo. Partidos y cívicos se comprometen a marchar juntos

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25 de mayo de 2019, 12:00 PM
25 de mayo de 2019, 12:00 PM

Tras una reunión que duró siete horas, candidatos de oposición, cívicos y representantes del Consejo Nacional de la Democracia (Conade) lograron unirse para pedir la renuncia de todos los vocales del Tribunal Supremo Electoral. Esto no dejó contento a un grupo de activistas que exigían que de esa reunión surgiera un candidato único y dificultó la retirada a Ruth Nina y Carlos Mesa, candidatos presidenciales de Pan-Bol y Comunidad Ciudadana, respectivamente.

Todo comenzó a las 9:00, cuando los primeros candidatos comenzaron a llegar a la reunión citada por los comités cívicos. A su entrada, Mesa dejó una frase en el aire que marcó la tónica del encuentro: “Soy convencido de que nuestra candidatura es la que va y puede ganarle al presidente Evo Morales, nosotros somos la única candidatura que le puede ganar”.

Eso hizo que incluso antes de iniciar la junta ya hubiera cruces y acusaciones entre los que se tenían que poner de acuerdo. Edwin Rodríguez, candidato a ‘vice’ de Óscar Ortiz, volvió a acusar a Mesa de ser el culpable de que no exista una alianza opositora, mientras que Paola Barriga, compañera de fórmula de Jaime Paz Zamora en el PDC, aseguró que ahora los que están arriba en las encuestas son los que tienen la posibilidad de salir en los medios.

Este ambiente desahució cualquier posibilidad de que se hable del tema dentro de la reunión. De hecho, Rodríguez explicó durante un cuarto intermedio que se decidió dejarlo de lado, porque el planteamiento significaba que varios de los presentes debían renunciar a su candidatura. Reiteró que el tiempo de las alianzas fue en octubre y que Mesa las rechazó.

Así, la reunión giró en torno a la unidad posible, a unir fuerzas para la renuncia del Tribunal Supremo Electoral hasta el 31 de mayo, su restitución concertada con cívicos y opositores o el inicio de movilizaciones nacionales conjuntas, entre cívicos y partidos políticos. De esta manera dan la posibilidad de que Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Pro Santa Cruz, pueda cumplir una de sus promesas electorales: trabajar para el paro cívico indefinido si Evo Morales no se baja de su candidatura. Una de las condiciones para lograrlo era la unidad.

Estas definiciones se filtraron en el patio de la casona del Comité antes del mediodía, lo que dejó insatisfechos a los miembros de plataformas que estaban en el patio.

Así, Richard Rojas Jiménez, uno de los movilizados, se paró junto al baño y pidió a varios candidatos que buscaran la unidad.

Alrededor de las 14:00, los políticos y cívicos hicieron una pausa para comer y algunos de ellos -Paola Barriga y Samuel Doria Medina- se fueron porque tenían otros compromisos (en principio la reunión estaba prevista hasta el mediodía). Cuando Ruth Nina trató de hacer lo mismo, se paró ante los periodistas y reivindicó su derecho a ser candidata y a demostrar que tiene base social. Eso molestó a los que exigían unidad y comenzaron a insultarla: “Funcional al MAS”, “falsa opositora”, “hijos de Satanás, adoradores de piedras, de la Pachamama”, le gritaban.

Justo detrás de ella salió Mesa visiblemente apurado. Sorteó a los micrófonos y se metió en una vagoneta que lo esperaba, perseguido por cámaras y reporteros. Detrás de él fueron los activistas que comenzaron a exigirle que hable. “Hablá pues al pueblo, sinvergüenza”, le gritaban. Ante la insistencia de seguir su viaje, los pedidos subieron aún más de tono: “Bolivia los condenará”. “Hijo de Satanás”. “Responda, ¿está usted con Bolivia, está usted con la democracia?”.

“Traicionero de Santa Cruz, come camba, falso opositor”, le gritaron, justo antes de que Mesa se bajara. Ahí se encaró con Richard Rojas, que le respondió a los gritos. Mesa trataba de explicarle la importancia de pedir la renuncia del TSE, pero al activista le sabía a poco. En medio de una turba vociferante, Rojas le preguntó tres o cuatro veces a Mesa si de verdad creía que los vocales iban a renunciar. Cuando Mesa dijo sí, Rojas repreguntó: “¿Entonces también cree que Bolivia clasificará al Mundial y que lo ganará?”.

Mesa volvió a su vehículo convencido de que lo importante fue dar la cara a los que le salieron al paso. Se marchó y desde el estacionamiento del aeropuerto dijo que se encontró con un “pequeño grupo de activistas”, que no es la manera de acercarse a un candidato y que la agresividad sale sobrando.

El altercado retrasó aún más el final de la reunión. Casi a las 18:00, se leyó el documento con los puntos que ya se sabían: pedido de renuncia y anuncio de movilizaciones conjuntas, más un repudio al espaldarazo de Luis Almagro a la legalidad de la repostulación de Evo Morales y pedido de amnistía para los refugiados políticos.

Los candidatos restantes salieron de a uno y Rojas solo interceptó a Víctor Hugo Cárdenas. Esta vez no fue un careo, sino un diálogo en el que Cárdenas tampoco se mojó por la unidad ni prometió bajarse de su candidatura en caso de que Morales no desista de la suya.

Al final, los dedos de Comunidad Ciudadana apuntaban a Ortiz como autor de una celada contra Mesa; del lado Demócrata ubicaban a Rojas junto a plataformas afines a Cárdenas. Él, sin embargo, se identificó como “un activista independiente”.