El exprefecto de Pando tiene 15 años de condena y le faltan cuatro para salir en libertad. Dejará la política y volará a su natal Cobija para pasar sus días

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16 de septiembre de 2019, 6:00 AM
16 de septiembre de 2019, 6:00 AM

Hace 11 años, un 16 de septiembre, lo detienen en su tierra. ¿Cómo vivió ese día?

Desconcertado con la imprudencia de aquella operación. El pandemonio que el enfrentamiento provocó, tanto en Porvenir como en Cobija, y la brutal e irresponsable toma del aeropuerto con más muertos y heridos, ya habían provocado y llevado al límite el enojo de la población.

Los operativos nocturnos de las Fuerzas Armadas en la ciudad, violando domicilios particulares con explosivos y armas de guerra, secuestrando gente inocente de sus casas y llevándolos a La Paz, cada noche, eran una provocación a un nuevo enfrentamiento.

En la mañana de aquel día había salido a caminar por la ciudad a pedir paciencia y calma a la gente, a no volver a caer en la trampa.

Luego, ya en mi despacho, fuimos sorprendidos por un contingente de varias centenas de muy nerviosos efectivos militares con armas letales que tomaron la plaza principal como si fuese una incursión en territorio enemigo. Por un momento me asusté, no por mí, sino porque llegué a pensar que si algún ciudadano les gritase algo podrían matarlo. Fue una medida exagerada que expuso civiles inocentes a un peligro innecesario, pues si me hubiesen convocado iba solo. Tuve que pedirle al coronel que dirigía el operativo que dejase que el senador Paulo Bravo condujese la vagoneta de la prefectura para prevenir reacciones.

¿Cómo se siente? ¿Cómo está su salud y sus ánimos?

Me siento muy preocupado con la incertidumbre del futuro del país. La salud estable, por ahora. Todavía en tratamiento del cáncer y esperando que la enfermedad haya sido al menos controlada.

¿Por qué sucedió lo de Porvenir? ¿Quién lo causó?

Para responder objetivamente, primero los lectores deberán considerar otras preguntas: ¿Qué consecuencias tuvo Porvenir? ¿Quién se benefició? El grupo de prefectos electos de oposición eran un duro escollo en los planes autocráticos del Gobierno.

Nuestra defensa de la democracia, a través del reclamo al respeto de los dos tercios en la Asamblea Constituyente, además de la exigencia del cumplimiento de la voluntad expresada por el pueblo en el referéndum vinculante autonómico, claramente se interponía a los propósitos del gobierno.

 Si se cumple la sentencia, le quedan cuatro años más privado de libertad. ¿Qué sentimiento le genera este tiempo que viene?

El ser humano se adapta a su situación. Se puede restringir su movimiento, pero no su pensamiento. Solo espero que el pueblo pandino y boliviano sepa interpretar lo que sucedió conmigo y les ayude a ver el camino a seguir.

¿Cómo ve la actualidad política y electoral que se vive?

Lo estuve expresando en redes sociales durante algún tiempo. Hay nueve candidatos y solo dos resultados posibles: democracia o dictadura. En otras palabras, siete candidatos de sobra. El eventual resultado de balotaje entre los actuales dos primeros lugares de todas las encuestas revela la vigencia del 21-F y la verdadera vocación democrática de Bolivia.

Esto no se da entre el primero y ninguno de los demás candidatos, por lo que el país tiene claro desde ahora quien representa la dictadura, quien representa la democracia y quien le hace el juego al enemigo de la democracia. Por la torpeza de las campañas son los candidatos o sus estrategas los que todavía no ven la montaña delante de ellos.

¿Por qué no apoyó a ningún candidato de oposición en este proceso electoral?

Yo apoyo la democracia. Creo de verdad que el verdadero enemigo de la soberanía del pueblo boliviano es el totalitarismo. Escuché muchas torpezas en este proceso. Me decepcioné de mucha gente. La política es una tarea que requiere de sobriedad, temple, tranquilidad, visión estratégica, saber dónde se va. No se deben quemar puentes. No es una guerra, es la búsqueda de consensos. No vi oportuno expresar mi apoyo de forma explícita y pública para no patearme a mí mismo con eventuales respuestas de dentro o de fuera. Eso solo ayudaría al enemigo de Bolivia, pero sí tengo claro quién es quién en el proceso.

¿Qué es lo primero que haría si en cuatro años tiene libertad plena?

Desde antes de los hechos de Porvenir había manifestado mi intención de alejarme de la política y dedicarme a la familia y la vida en el campo, que de verdad añoro. La libertad plena tiene olor a campo, humedad, calor, monte y el acento de la charla del pandino. Es allá donde iré, sin duda.