Multitudes gritaron por el No y a favor de la reelección en marchas paralelas en todo el país. El presidente Evo Morales retomó el protagonismo callejero, mientras un cabildo trató de cerrarle el paso

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11 de octubre de 2018, 4:00 AM
11 de octubre de 2018, 4:00 AM

La cercanía de las elecciones primarias y la definición de binomios marcaron las movilizaciones del Día de la Democracia. Las plataformas opositoras y los movimientos sociales afines a Evo Morales hicieron alarde de su poder de convocatoria en todo el país. Los unos exigían que se respete el voto del referendo del 21 de febrero de 2016 y que el actual presidente no opte por un cuarto periodo. Los otros proclamaban al hombre que más tiempo ha ocupado el sillón presidencial en la historia del país como su seguro candidato en 2019.

El mandatario, mientras tanto, demostró una vez más su colmillo político y les dio a los movilizados algo más en qué pensar desde muy temprano: anunció que el país ha crecido al 4,5% y aseguró el pago del doble aguinaldo en diciembre de este año. Eso provocó el estupor en los empresarios y reacciones mixtas en los asalariados, que expresaron en las redes que ven el beneficio como un alivio, pero temen por su continuidad laboral. Ya para ese momento, a las 8:00, los primeros bloqueos se hacían sentir en la zona sur de La Paz y en la entrada a Sacaba, en Cochabamba.

A las calles

A diferencia de las movilizaciones de enero y febrero de este año, se vio mucha cara conocida de la política marchando junto a las plataformas y los movimientos sociales. Es más, si en las protestas contra el Código Penal y por el respeto al voto de principios de año había primado el manifiesto coordinado y un intento de no individualizar los liderazgos para que la movilización sea verdaderamente ciudadana, esta vez el intento de reclamar su porción de liderazgo fue evidente e hizo, por ejemplo, que en la manifestación opositora de Santa Cruz de la Sierra, de lejos la más masiva del día, hubo alrededor de 20 discursos sin un rumbo más o menos fijo. Eso hizo que el turbión de gente que había unido la Plaza del Estudiante con la 24 de Septiembre se diluyera antes de que el acto llegara a su final, sin una idea clara de qué seguía en la pelea por el 21-F.

La calle también fue un espacio para que los candidatos a las primarias asomaran entre multitudes. El primero en sentar presencia fue Evo Morales, que se unió a la marcha de la Central Obrera Boliviana rodeado de algunos de sus ministros y se dejó abrazar a su paso por las calles de la zona norte de La Paz. Fue una marcha mucho más grande que la concentración que por la tarde lograron reunir las plataformas opositoras, que consolidaron su exigencia de que, primero, Morales y García Linera renuncien a su respostulación, y luego, si esto no se da, que sea el Tribunal Supremo Electoral el que los inhabilite para hacer respetar el voto ciudadano.

Esto se une a un discurso en Santa Cruz de la Sierra, que llamó a un paro cívico indefinido desde 10 días antes del 8 de diciembre, justo cuando el Tribunal Supremo Electoral deberá definir si Morales y García Linera tienen derecho a una nueva repostulación o si el voto del 21 de febrero de 2016 es más fuerte que ese derecho.

Los candidatos

Los precandidatos a la Presidencia aparecieron en sus territorios naturales. Carlos de Mesa (FRI), Samuel Doria Medina (UN) y Eduardo Siles (MNR) participaron del cabildo paceño. Es más, el novísimo candidato del FRI abrió una mesa de registro de militantes en la plaza de Santa Cruz de la Sierra para aprovechar el impulso de la jornada. En Santa Cruz de la Sierra se vio a los políticos del Movimiento Demócrata Social sellando su plataforma ciudadana. Varios funcionarios de la Gobernación marcharon bajo la bandera de la plataforma Bolivia dijo No. Por eso, el cartel colgado de la casona del Club Social 24 de Septiembre decía: “Bolivia votó No”, para diferenciarse del instrumento ciudadano del partido de Rubén Costas, que no se lo vio por las calles.

Mientras los políticos opositores aún muestran cierta timidez al momento de adueñarse de las tarimas de las movilizaciones del 21-F, Evo Morales y sus colaboradores ya hablan como candidatos. El presidente, por la tarde, fue a un territorio hostil. Eligió Sucre, una ciudad en la que no pudo aterrizar a fines de mayo, para dar su discurso. No inventó uno nuevo, sino que prefirió reforzar un mensaje que lleva en el poder el mismo tiempo que él: “Hemos llegado al Gobierno no de pasajeros, no de inquilinos. Los movimientos sociales vamos a quedarnos para siempre”, dijo.

No se ocupó de sus adversarios políticos, para eso estaban sus ministros. “Los fantasmas del pasado habían vuelto disfrazados de demócratas”, dijo Carlos Romero en Santa Cruz. De momento, el oficialismo cuenta con hoja de ruta clara, mientras los caudalosos turbiones opositores, como el de Santa Cruz de la Sierra, corren el riesgo de diluirse sin estrategia clara más allá del 8 de diciembre.

Un turbión humano unió la Plaza del Estudiante con la 24 de Septiembre.
No fue encauzado por los discursos
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