Hay movimientos ciudadanos que intentarán volverse partidos, otros buscarán afirmar el poder del pueblo como forma de orientar la política y observan que hay gente infiltrada. Los cívicos van por una marcha sin fecha y por lo judicial.

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19 de marzo de 2018, 4:00 AM
19 de marzo de 2018, 4:00 AM

Casi un mes después, lo que era una espuma que casi desbordaba el vaso, hoy es un rumor. Las movilizaciones ciudadanas -como sucedió luego de la votación en las elecciones judiciales del 3 de diciembre del último año- hicieron catarsis en el paro nacional del 21 de febrero y entraron en una especie de hibernación. Eso no significa que los que se oponen a la repostulación de Evo Morales en las elecciones de 2019 hayan cambiado de opinión, solo que sus métodos han cambiado y están en plena reestructuración. Los cívicos anuncian una marcha hacia La Paz, pero se reunirán en Tarija el mes entrante para definir fecha, alianzas necesarias y el momento más pertinente. Mientras tanto, las diversas plataformas apenas dieron señales de vida en actividades puntuales, como en el Día Internacional de la Mujer, alguna actividad vecinal en Cochabamba y otra tutorial por internet. 

Sin embargo, eso no significa que se hayan desintegrado tan rápido como aparecieron en el espectro político nacional. Las plataformas que ya cumplieron un año, que se formaron antes del referendo de 2016 e hicieron campaña por el No, están tomando tres caminos distintos: educar para convertirse en un partido político con aspiraciones de participar en las elecciones de 2019; recoger propuestas ciudadanas, armar un programa de gobierno, dejarlo en el aire para el que lo quiera asumir, vigilar que aplique en el próximo periodo presidencial y recién pensar en una opción ciudadana para el periodo posbicentenario de la patria. Otras, mezclan ambas alternativas: quieren crear un programa de gobierno, un paquete de principio y construir una especie de confederación de plataformas con aspiraciones de pelear por el Palacio Quemado -o la Casa del Pueblo- en los comicios de 2019.

Hay un cuarto grupo, el que se ha quedado en la mera movilización de solicitud de respeto al voto del 21-F. Son más cercanos a los comités cívicos y de corte algo más conservador que los otros tres grupos. De momento, no han mostrado interés de participar en política por sí solo o como un frente ciudadano. Prefieren mantenerse en el camino cívico.
Los cívicos

Hay dos líneas en el movimiento cívico nacional que dio la estructura para el paro del 21-F. Por un lado está la que confía más en la calle que en los estrados judiciales, que es defendida por Juan Flores. Para él, Evo Morales no desistirá de su postulación a través de memoriales. Por otro lado, está la vía cruceña, que apuesta por agotar la vía judicial y recurrir a la justicia internacional sin renunciar a las movilizaciones callejeras. Es así, que el Comité pro Santa Cruz no asistió a la reunión cívica de Oruro, donde se volvió a definir una marcha cívica hacia La Paz, pero sin ponerle una fecha. 

Fernando Cuéllar, presidente cívico cruceño, aseguró esta semana que la voluntad del pueblo es seguir con la lucha. “Queremos seguir viviendo en un Estado de derecho, con libertades y garantías plenas”, dijo. Explica que no pudo ir a Oruro por compromisos asumidos antes de la fijación de la fecha de la reunión, pero que coordinó vía telefónica con los que sí asistieron a la reunión. Explica que hay una doble coordinación. Por un lado se comunican a escala nacional con las cabezas de los movimientos, mientras que en el interior del departamento hay permanentes reuniones con instituciones, plataformas y colectivos ciudadanos. En abril, habrá una reunión en Tarija para ponerle fecha a la marcha. 

Sobre la posición de Flores, Cuéllar cree que ambas vías son compatibles, pero lamenta que en Bolivia “no exista la independencia de poderes, por lo tanto toda acción que se haga en contra de las autoridades y del Gobierno no prospera y nuestra única esperanza en esa vía son los tribunales internacionales”, dijo.

Las plataformas

Dentro del Comité pro Santa Cruz hay unas 25 plataformas que se reúnen con grupos como el Colegio Médico, transportistas, Promociones Unidas y otros colectivos más ‘orgánicos’ bajo el denominativo Coordinadora Departamental por la Libertad y la Democracia. El vocero de este conglomerado es Víctor Hugo Valda que explica que después del 21-F entraron en un periodo de planeación estratégica. Cuenta que hasta el paro la única línea de acción era la callejera, pero no se lo puede hacer de manera persistente. Tienen previsto una movilización que será anunciada esta semana, pero también organizarán en espacios de reflexión. Para ello, preparan el foro La importancia del Tribunal Supremo Electoral en la democracia. Hasta ahora, la presión estaba sobre el Tribunal Constitucional Plurinacional para que revierta el fallo, pero en los hechos el tribunal que debe o no aceptar la repostulación de Morales es el electoral.

Un sector más independiente del movimiento cívico es el bloque Todos Juntos por Bolivia. Son unas 15 plataformas a escala nacional que además coordinan con migrantes bolivianos en 27 países. Ya tuvieron un encuentro en Cochabamba y, según Mirna Yucra, una de sus integrantes locales, hubo coordinación nacional. Explica que no tienen planes de participar en política, sino de trabajar en formación ciudadana para empoderarlos. 

Planean recoger una agenda ciudadana, una especie de plan de gobierno que nazca de la población y hacerlo público para que cualquier partido lo pueda asumir. La idea no es tomar el poder, sino “marcarle el paso a los políticos”, dice la profesora y socióloga. “Queremos que la gente siga en las calles, pero no solo gritando, sino exigiendo que se cumpla su agenda. Queremos dar un motivo por qué gritar”, dice.  Cree que en las plataformas hay mucho por limpiar, que hay mucha plataforma infiltrada por político, por eso consideran que tratar de encontrar un ciudadano presidenciable para 2019 es aún prematuro. Prefieren contenido antes que partido, por el momento. “Hay otras plataformas con más conocimiento político.

Está Una Nueva Oportunidad, que tienen bastante recorrido, que tratan de elaborar un programa”, cuenta y nombra a Waldo Albarracín, rector de la Universidad Mayor de San Andrés, miembro del Consejo Nacional de Defensa de la Democracia de La Paz. 
 Hay otras plataformas, como Me comprometo con Bolivia, que sí está interesada en migrar hacia la política, pero que se plantea hacerlo en solitario. 

María Belén Mendívil, una de sus miembros, explica que uno de los objetivos es crear un partido sobre la base de principios democráticos, que siga fundamentos ideológicos acorde a las necesidades del país. Su base es Santa Cruz,  pero su aspiración es nacional. Por el momento, se centran en actividades de tipo educativas.