La defensoría investiga de oficio la muerte del interno y los extremos que determinaron su aislamiento y la falta de atención médica

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25 de octubre de 2018, 11:03 AM
25 de octubre de 2018, 11:03 AM

La muerte del interno David E.Q. en el penal de Morros Blancos en Tarija, reveló el abuso policial y la precaria situación en que se encuentran los reclusos, según un informe de la representante de la Defensoría del Pueblo en ese departamento, Carola Romero.

Según el reporte, David E.Q. se habría quitado la vida por falta de atención médica y por vivir en un ambiente donde se les niega a los presos sus derechos y donde deben pagar a la policía hasta para recibir visitas.

"De acuerdo a investigaciones preliminares, el privado de libertad David E.Q. se habría quitado la vida ahorcándose en su celda por una presunta crisis depresiva no atendida, ahondada por el encierro constante en el cual vivía hace más de 40 días", dijo Romero.

Agregó que la Defensoría recogió testimonios de los internos en los que pudo recabar denuncias de cortes constantes de agua y energía eléctrica de hasta tres días seguidos, la ausencia total de un teléfono para la comunicación con sus familiares o abogados defensores, "y la prohibición irregular para que puedan recibir visitas, muchas sujeto incluso a cobros extorsivos por parte de funcionarios policiales".

Los internos también reclaman "los encierros de hasta tres o cuatro días completos sin tener una salida a los corredores, y con castigos que se amplían de manera ilegal".

Romero indicó que en el penal de Morros Blancos no se contaría con una resolución administrativa disciplinaria vigente y por ello los castigos se aplicarían de forma irregular.

Tras la muerte de David E.Q., los internos exigieron de forma exacerbada sus derechos a las autoridades, que les enviaron un contingente policial que "intervino con un uso excesivo de agentes químicos y uso de la fuerza para reducirlos a algunos de ellos".

Según datos de Régimen Penitenciario, un promedio de 50 internos por año fallecieron en los últimos dos años en las cárceles, donde la gran mayoría fue por falta de atención médica.