Los abogados y el agente chileno agrandaron a Bolivia y atacaron al presidente Morales en sus alegatos finales. Defienden el Tratado de 1904, que, según Morales, no se cumple. Rodríguez Veltzé adelantó que se respetará el fallo de la Corte

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29 de marzo de 2018, 8:00 AM
29 de marzo de 2018, 8:00 AM

“Chile ganó la Guerra del Pacífico en buena lid, gracias al sacrificio, el coraje y el heroísmo de los soldados y el pueblo chileno (...) Esa gesta histórica nos llena de orgullo”, dijo Sebastián Piñera, presidente de Chile, al evaluar los alegatos de su país ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Los juristas que defienden al país trasandino apenas habían terminado de exponer sus argumentos y Piñera se unía al tono belicista que ya había expresado el senador Manuel José Ossandón, que pidió mostrar los dientes a Bolivia. “No se trata de ir a la guerra, se trata de que ellos sepan que nosotros vamos a defender y que nuestra soberanía no está en juego. Mostrar un poco los dientes”, dijo.

Mientras tanto, la réplica boliviana se dio en dos frentes. Al salir de los alegatos, el agente Eduardo Rodríguez Veltzé recordó que ese lugar, el Palacio de la Paz, fue construido luego de dos guerras mundiales para que los países resuelvan sus controversias en la corte y no en el campo de batalla, ratificó que Bolivia respetará el fallo y espera que Chile también lo haga, y manifestó el compromiso de extender un nuevo tiempo de las relaciones con Chile, de superar el pasado y mirar el futuro. 

La cabeza de la delegación chilena, el canciller Roberto Ampuero, calificó sus alegatos como macizos, contundentes y demoledores, y cerró su declaración de prensa con la idea que ha dominado toda la argumentación de Chile: “Lo único perpetuo es el Tratado de 1904”.
Su presidente usó el tratado para decir que ningún país mediterráneo tiene mejor trato que Bolivia para acceder al mar, que las ventajas bolivianas son superiores incluso a las de los propios ciudadanos de su país. 

Desde La Paz, Evo Morales no estuvo de acuerdo con él. Utilizó datos de la Cepal para mostrar que, en 2005, Chile lideró el índice de conflictividad ligado a los puertos, con un 42% entre 2010 y 2014. Además, entre 2013 y 2015, se registraron 134 días de paros en puertos, más huelgas en aduanas. “Esos paros representan una afectación equivalente a $us 2.500 por día por camión detenido, circulan 450 camiones con carga boliviana por día", añadió.

Además, Morales dijo que Chile hace referencia al Tratado de 1904 para eludir el fondo de la demanda de Bolivia, que son los ofrecimientos mapochinos de una salida soberana al mar para Bolivia que se extendieron por más de un siglo. Para no ser menos que Chile, Bolivia también hizo su representación bélica. De forma casi folclórica, escenificó la batalla de Canchas Blancas, la única batalla que ganó en la guerra.

Un país ‘aspiracional’
El último día de los alegatos chilenos en La Haya no estuvo exento de contradicciones. Mientras Piñera desde Santiago trataba de mostrar a Bolivia como un país ‘wannabe’ (arribista, aspiracional) y aconsejaba como todo un profesor que “debe aprender a no confundir aspiraciones con derechos”, su agente, Claudio Grossman, lo describía casi como una potencia emergente. Recordó que Bolivia era un vecino importante, con un tercio más de territorio que Chile y que tenía una de las economías que más ha crecido en los últimos años en América Latina. En cambio, el abogado Harold Koh trató de mostrar a los trasandinos como un país que también tiene a sus pobres e indígenas. 

Aseguró que en los territorios que pretende Bolivia hay cientos y miles de chilenos que viven ahí, incluso indígenas aimaras que pretenden ser desalojados, algo que ningún abogado boliviano planteó ante la Corte. Es más, la única referencia que se hizo sobre territorio chileno fue la franja de ocho kilómetros propuesta en su momento por Pinochet. Según Koh, Bolivia les pide “a esos millones de chilenos que abandonen sus hogares en beneficio de otro país”. Así transforma en superpoblado un territorio donde, según denunció ayer Morales, Chile sembró 181.000 minas antipersonas. 

Sus argumentos
El exabogado de Hillary Clinton fue el encargado de abrir los alegatos de Chile y puso sobre la mesa tres cuestiones: si la sucesión de ofrecimientos constituyen una obligación de negociar, si Chile incumplió dicha obligación y si esa obligación sigue vigente. Para Koh, los argumentos bolivianos se asientan en arenas movedizas, fundados en la continuidad y acumulación, las recomendaciones políticas de la OEA y el deber positivo de negociar basado en la Carta de la ONU.

A partir de ahí, el resto de los alegatos chilenos fueron una reiteración de las objeciones expuestas la semana pasada. Koh se repitió en las amenazas dantescas: “La judicialización de la diplomacia daña la diplomacia misma”, mientras que Jean-Marc Thouvenin dijo que cualquier país que tenga una costa peor que la de su vecino se sentirá con derecho a exigirle negociar perpetuamente hasta que cumpla con sus aspiraciones. 

Payam Akhavan le había recordado el día anterior que no es muy común en el derecho internacional que dos países hubiesen negociado más de un siglo sobre una costa. 

Tal vez por eso, Thouvenin comparó a Akhavan con un pintor moderno que acumula imágenes sobre el lienzo y que, al final, deja la obra sin título. El francés considera que Bolivia no logró encontrar el eslabón perdido de su demanda: el momento preciso en que Chile se obligó a negociar. Asegura que la acumulación no genera la chispa que convierte el plomo en oro, que genera obligación. 

Sam Wordsworth fue el encargado de devaluar los ofrecimientos chilenos. Es más, se valió de las declaraciones políticas de Víctor Paz
Estenssoro, en 1950, que aseguraba que el desarrollo boliviano se debía a otros factores y no a la falta de puerto propio, que la negociación era un intento de ocultar esos verdaderos factores. Paz estaba en franca lucha por el poder y su elemento aglutinador era la nacionalización de las minas. También citó a Wálter Guevara Arce, que en 1978 aseguró que era mejor negociar libre tránsito que puerto propio. Guevara terminó como presidente fugaz en uno de los intentos de restablecimiento democrático y el nacionalismo revolucionario trató de negociar salida soberana al mar con Chile y rompió relaciones bilaterales en el 63 ante la negativa mapochina. 

Pero lo más inesperado de la jornada llegó con el as de espada de la baraja jurídica chilena, sir Daniel Bethlehem, que pasará a la historia como el primer jurista que incluya un tuit como parte probatoria de sus argumentos ante la CIJ. Mostró el trino de Evo Morales sobre Antofagasta. 

No fue la última referencia que escucharía La Haya sobre el presidente boliviano. Grossman aseguró que Bolivia “insiste de manera falaz en cuestiones externas, culpando a otros, para distraer la atención de las debilidades internas de su organización democrática y de sus instituciones nacionales”. Cuando Morales presentó la demanda contra Chile tenía asegurada su participación en las elecciones de 2014 y no estaba en el horizonte el referendo del 21-F.

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