Realidad. Este año el crecimiento económico de Bolivia será de entre un 2,5% y 2,6%, según el Ministerio de Economía. Urgen medidas como la flexibilización de la normativa que rige a la banca en la actualidad

7 de enero de 2020, 3:00 AM
7 de enero de 2020, 3:00 AM

A mediados de noviembre del año pasado, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, José Luis Parada, indicó que el crecimiento económico de Bolivia para 2020 será de entre un 2,5% y 2,6%. La autoridad además aseguró que, pese a que el actual Gobierno es de transición, generará inversión y la va a mantener.

Ante ese pronóstico, surge la pregunta: ¿qué esperar de 2020 en materia económica? Para despejar esa duda, Dinero consultó a expertos para conocer sus opiniones y estimaciones sobre el comportamiento de la economía.

Para el consultor financiero Jaime Dunn, el 2020 será un año en el que se sentirán a plenitud los efectos de una política económica de más de 13 años basada en el gasto irresponsable que expiró el 2014, con el fin del megaciclo de precios altos de los commodities.

“Este año nos espera con el déficit fiscal y el nivel de deuda interna y externa más alto, conjuntamente con el crecimiento económico más bajo de la última década”, indica Dunn, a tiempo de señalar que el desempeño de la economía, medido por el PIB, con seguridad estará debajo del 3%.

En tanto, el pronóstico del comportamiento de la demanda y los precios del petróleo crudo y gas natural para este año no es el más alentador, según Jorge Akamine, presidente del Colegio de Economistas de Bolivia. Esa situación, dice el experto, podría continuar afectando el ajuste que se debe hacer al déficit fiscal, el cual se ‘disparó’ hasta el 9% en 2019.

Akamine recordó que el crecimiento económico al segundo trimestre de 2019 fue del 3,13%, afectado principalmente por la baja de la demanda y los precios del petróleo y gas natural, indicador que refleja claramente la desaceleración económica que vive la economía del país, puesto que la tendencia muestra una caída desde hace seis años.

A decir del analista Carlos Schlink, la economía debe esperar la reacción de la población, no aguardar la respuesta de la misma economía; y para que tenga resultados positivos, necesita del ‘acompañamiento’ del sector privado, los sectores económicos y sociales, y las Fuerzas Armadas a la cabeza del Gobierno.

Schlink también señaló que no hay que olvidarse de que el contexto internacional no es favorable, ya que presenta caída de precios de materias primas, países vecinos en crisis económicas y sociales, y la guerra comercial entre China y EEUU. Además, el contexto interno no es el más favorable, debido a las malas condiciones económicas en que dejaron al país.

En cuanto al ambiente de negocios, de acuerdo con el analista financiero Jorge Velasco, este será de mucha incertidumbre para los actores económicos e inversionistas, debido a la situación política y social que atraviesa el país desde octubre del año pasado, con un Gobierno de transición y en espera de los resultados de las elecciones generales.

Ante esta situación, dice Velasco, se suma una desaceleración económica que se ha acentuado desde la crisis de octubre y que proyecta para 2020 un crecimiento del PIB no mayor al 2% o 3%. Por lo tanto, según el especialista, los sectores más dinámicos de la economía, que actualmente inciden más en el crecimiento como la agropecuaria, comercio, sistema financiero e industria manufacturera, se verán frenados por esta incertidumbre y ralentización.

El asesor de inversiones, Mauricio Ríos García, considera que 2020 será un año complicado, en el cual incluso la economía podría entrar en recesión, ya que, de acuerdo con las cifras oficiales, el país crecerá a menos de la mitad de lo que lo hacía hasta 2018 y lo que estaba previsto el año pasado.

Ríos García además indica que, si bien las reservas internacionales se han estabilizado, no son suficientes como para ‘soportar’ alguna eventualidad complicada que se presente, tanto a escala nacional como internacional. “Nuestro mayor problema es el exceso de gasto, no la falta de ingresos”, sostuvo.

Acciones sugeridas

A decir de Dunn, lo mejor que debe hacer el Gobierno de transición, con un presupuesto heredado, es no ejecutar el gasto automáticamente conforme a lo presupuestado; es decir, debe dar prioridad al desembolso que tenga un alto retorno para las arcas del Estado, evitando ejecutar los proyectos superfluos que se planificaron al calor del ‘año electoral’.

Un mal presupuesto se arregla con la ejecución de un buen gasto, afirma el consultor financiero.

Para contrarrestar la situación adversa, Akamine sugiere garantizar los ingresos públicos en el corto y mediano plazo, profundizando el proceso de industrialización primaria y liviana, que paliarían los ingresos perdidos por la baja de los precios internacionales de las materias primas.

El titular de los economistas del país también indica que se debe optimizar la inversión pública, encarando proyectos que dinamicen la economía, como la explotación del litio en los salares y el hierro de Mutún. Igualmente, según Akamine, se deben impulsar las exportaciones de manera urgente, para que el Estado capte más divisas y también pueda aportar al dinamismo de la economía con la generación de empleos, ingresos y consumo.

Por su parte, Schlink manifestó que, en la medida en que todos los actores trabajen de la mano en conjunto, se pueden esperar resultados positivos. “Tienen que converger hacia el mismo objetivo, dar estabilidad, generar crecimiento y apoyar sin presiones político partidarias”, enfatizó.

En el caso contrario, en el que los sectores económicos y sociales se dedican a presiones políticas, económicas y de interés particular a un Gobierno de transición, que busca la estabilidad económica, el manejo transparente y eficiente de los recursos, no se puede esperar un desenlace favorable, de acuerdo con el economista.

En tanto que Velasco espera que el Gobierno de transición o el próximo flexibilice la normativa rígida que tiene hoy la banca con la obligación de mantener el 60% en cartera productiva y los ‘techos’ en las tasas de créditos.

Esa medida, según el analista financiero, permitirá que la banca vuelva a dinamizar con créditos sectores como el comercio y servicios, que en tiempos de desaceleración invierten más que el sector productivo por el ‘juego de cintura’ o versatilidad que tienen.

Sistema financiero

Para Ríos García, hay que estar atento a lo que pueda pasar en el sector bancario y financiero. “Todos dicen que es sólido y confiable, pero solo se fijan en variables como la mora, la cual está subiendo de manera alarmante”, dijo.

De acuerdo con el asesor financiero, se ha registrado una fuerte y sistemática salida de depósitos a raíz de la crisis de octubre y desde incluso antes, que ha ocasionado un debilitamiento en el balance del sector financiero.

Además, el sector financiero, indica Ríos García, tiene una calidad de activos muy ‘mala’, debido a la reducción de las tasas de interés durante demasiado tiempo.

Para el asesor financiero, el haber abaratado artificialmente los créditos ha inducido a las personas a adquirir activos que eventualmente resultan ‘tóxicos’ y que no saben cómo los van a terminar manejando.

Tags