Diagnóstico. La banca tiene solidez, pero registra una menor liquidez, los hidrocarburos redujeron sus ingresos y las exportaciones agrícolas se mantienen estancadas. Para el próximo año, se estima un PIB del 2,5%

29 de diciembre de 2019, 3:00 AM
29 de diciembre de 2019, 3:00 AM

La economía boliviana termina 2019 con un sistema financiero sólido, pero con problemas de liquidez. Un sector de hidrocarburos con mucho potencial, pero con poca producción de gas, un sector minero creciendo, pero que deja poco a las arcas del Estado y un sector no tradicional estancado en sus ventas externas. Para analistas y actores de estas actividades, el 2019, el último del llamado ‘proceso de cambio’, dejó varios tragos amargos que terminaron por limitar el crecimiento del país. Para 2020, las previsiones son poco optimistas, con una proyección de crecimiento de hasta un 2,5%.

Desde que el expresidente Evo Morales, asumió las riendas del país instaló un sistema económico centralizado; el Estado era el principal actor y se favoreció de una época de bonanza por el incremento súbito de las materias primas, como el petróleo y los granos. En esa época, el exjefe de Estado instaló un control duro a las exportaciones, imponiendo cupos y permisos; añadiendo una alta carga burocrática a los empresarios.

La bonanza pasó, ya no se venden grandes volúmenes a precios jugosos y las trabas para exportar, en una época de desaceleración, siguen, aunque el nuevo Gobierno prometió quitarlas en enero.

Para entender lo que pasa en la economía es necesario conocer cómo se encuentran los sectores que son la columna vertebral de la economía.

Mucho potencial y poco gas

En la última década, Bolivia fue uno de los actores más importantes del negocio del gas en el contexto regional. De hecho, es el principal proveedor de los dos gigantes de la economía sudamericana: Argentina y Brasil.

Pero el 2019 termina con muchos altibajos para el sector.

De acuerdo con la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE) la producción de gas natural, con datos parciales a octubre de 2019, alcanzó los 44,4 millones metros cúbicos diarios (MMm3/d). Esta cifra representa una caída del 17,24%, comparado con los 53,65 MMm3/d del mismo periodo de 2018.

“Esta tendencia decreciente es desde 2014 cuando se alcanzó la producción máxima de 61MMm3/d”, dijeron desde la CBHE.

Este contexto afectó los ingresos por las exportaciones que pasaron de $us 2.767 millones, a octubre de 2018, a $us 2.270 millones.

No solo la producción de gas se contrajo sino también la de líquidos. Hasta octubre de este año las refinerías procesaron 45.000 barriles diarios, un 11,76% menos, comparado con los 51.000 obtenidos el año pasado.

Desde la CBHE indicaron que en esta gestión se cumplió con la entrega de gas natural de acuerdo a las nominaciones de los mercados de exportación, los cuales han requerido menores volúmenes que el año anterior.

A octubre de 2019, según la CBHE, a Brasil se exportaron 16,65 MMm3/d comparado con los 22,85 MMm3/d de 2018, lo enviado representa una caída del 27,13%.

A su vez, la exportación de gas a Argentina cayó un 17,06%. En promedio, hasta octubre de este año a este país se envió 14,54 MMm3/d, un volumen menor a los 17,53 MMm3/d del año anterior.

El ministro de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, dijo que el mayor reto que tiene su gestión es transparentar la información que existe en el sector para dar una mayor certidumbre a los principales mercados. Recordó que el anterior Gobierno manejaba una cifra inflada sobre las reservas de gas.

“Tenemos que garantizar los ingresos por la venta de hidrocarburos en todos los mercados (internos y externos) y que éstos estén abastecidos. De esta manera nos permitirá mantener recursos en el Tesoro General de la Nación (TGN), y que se garanticen fondos para la próxima gestión”, dijo.

Recientemente, el Gobierno realizó reuniones con representantes de Brasil para elaborar una adenda al contrato que vence el 31 de este mes. De esta forma se prevé ampliar el vínculo para que el país pueda recibir ingresos. Este mismo trabajo se realizará con Argentina a partir del mes de enero.

La banca sigue sólida

Siguiendo el análisis por sectores, el sistema financiero cuenta con buenos números en sus diferentes indicadores. Sin embargo, este año sufrió una reducción de su liquidez. A noviembre, según la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) los depósitos llegaron a Bs 174.728 millones.

La cantidad es menor a lo registrado en el mismo periodo de 2019, cuando las captaciones llegaron a Bs174.953 millones.

Los créditos, hasta el onceavo mes del año, totalizaron Bs 181.755 millones, la cifra es superior a la registrada en el mismo periodo de 2018, cuando se colocaron Bs 169.109 millones en préstamos.

En este ambiente, las utilidades de las entidades de intermediación financiera (bancos núltiples, pymes, públicos, cooperativas, e instituciones financieras de desarrollo) llegaron a Bs 1.982 millones. La cifra refleja un crecimiento de hasta un 20,19%, con relación a lo registrado en 2018.

Se envió un cuestionario a la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban) para conocer su postura, pero hasta el cierre de edición no contestaron.

El especialista Jorge Velasco dijo que el sistema es sólido y tiene una gran capacidad de resiliencia.

Recordó que, pese a que la normativa actual fijó un tope a las tasas y estableció metas para que se coloque un 60% de su cartera en préstamos de vivienda social y productivo, que dejó un margen financiero menor para el sector, los indicadores son aceptables.

“Durante la crisis política de octubre muchas empresas (clientes de la banca) estuvieron paradas, sin vender. Incluso algunos ahorristas, ante la incertidumbre, sacaron su dinero en dólares; previendo una corrida o devaluación. Si bien la situación incrementó el índice de mora y disminuyó la liquidez, los bancos antes, durante y después mantienen índices adecuados”, explicó Velasco.

Para el especialista, la obligación de mantener un 60% en cartera productiva y los techos en tasas, además del mayor nivel de impuestos, son parámetros que deben ser modificados.

“El modelo del negocio financiero impuesto por el anterior Gobierno tiene un sesgo político que sigue la línea del Socialismo del Siglo XXI, que ha fracasado y trajo serios problemas como el de Cuba, Venezuela y ahora al Estado argentino”, señaló.

Sector no tradicional

Dentro de la estructura económica, las exportaciones no tradicionales también juegan un rol importante. Según al Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), a octubre, las ventas por esta actividad, que en su mayoría contemplan productos oleaginosos, llegaron a los $us 1.541 millones. La cifra se contrajo a un 1,6% si se analizan los $us 1.566 millones de 2018.

A nivel general, según el IBCE, hasta octubre los valores de las exportaciones cayeron un 5,1% y el volumen se contrajo en un 19%.

“En volumen, cayó por la menor demanda de gas desde Brasil. Mientras que las exportaciones no tradicionales, subieron su carga un 18% pese a la caída de precios”, señaló la institución.

Pedro Colanzi, presidente del IBCE, señaló que el país debe tomar dos medidas para revertir el desbalance externo.

Una de las propuestas planteadas por el empresario es la promoción selectiva de exportaciones, en especial las agropecuarias, agroindustriales y forestales.

Otra sugerencia es estimular la producción agroindustrial y cortar las importaciones de combustibles, propuso sustituir estas compras con biocombustibles.

En esa línea, Colanzi, también dijo que se debe apostar por el desarrollo portuario de la hidrovía Paraguay-Paraná, en donde el país cuenta con puertos con la categoría internacional.

El economista Napoleón Pacheco espera que, con liberación de las exportaciones, prevista para enero, el sector puede recuperar su protagonismo.

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