Modelo. Paola Pérez fue maltratada por última vez. Hoy alza la voz para animar a denunciar a otras que sufren lo mismo

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11 de diciembre de 2019, 3:00 AM
11 de diciembre de 2019, 3:00 AM

Esperó a que estuviera sola. Y fue a maltratarla. Le escupió unas groserías irreproducibles que rebotaron en su cabeza una y otra vez. Ella se defendió. Pero las garras de ese monstruo asfixiaron su cuello. La alejó de toda la bulla y la golpeó. Paola Pérez nunca pudo liberarse de ese infierno. Hoy sigue respirando dentro de él. Se atrevió a revelarlo, porque cree que ninguna mujer debe callarse.

El drama más cruel

Paola lleva 11 años en el mundo del modelaje. Su figura pasó por Promociones Gloria, Supermodel y Chicas Premier. Hoy forma parte de la agencia de Leo Ville. Es madre soltera y tiene un pequeño, de seis años, que lleva sus ojos claros.

El sábado 30 de noviembre Paola se arregló con un muchacho y luego se fue a un boliche con sus amigos. Ahí apareció su excortejo. Según el testimonio de la maniquí, este estaba furioso y comenzó a reclamarle sobre su nueva relación. Paola se defendió, pero cuando se dio cuenta ya estaba en el piso.

Esa madrugada llegó a su casa. Estaba sangrando. Un informe médico y un examen sicológico arrojaron más de 10 días de impedimento. El caso está en la justicia. Pero, Paola ha sabido mantener la respiración en medio de la oscuridad. Durante un año ese hombre violento la acosó y no la “dejó en paz”. “Siempre iba donde yo estaba. Aparecía en el gimnasio, en mi casa, en mi trabajo, en todos los lugares... Nunca lo evité, pero sí lo ignoré. No pensé que llegue a golpearme”, revela.

El trago amargo

Paola tiene 30. Hace nueve años tuvo un embarazo de riesgo. Dio a luz a su bebé con seis meses de gestación y después de cuatro días el pequeño no resistió. Ese momento la marcó muy profundo. Ella siempre quiso tener una familia grande e intentó de nuevo.

Se fue a estudiar a Cochabamba y ahí conoció -de nuevo- al amor. Con él formó un noviazgo de un año y los siguientes dos, los compartió bajo el mismo techo. Las discusiones ‘arribaron’ y cuando el extremo sopló fuertemente en su hogar el hombre la golpeó. “Ese día en que él me levantó la mano, muchísimos sentimientos murieron en mí”, asegura. Y enlaza: “Hay señales que da la vida, pero uno se hace la ciega”.

Planeó su felicidad. A los siete meses su primogénito pateó y el horror volvió. El pequeño humano había tragado líquido amniótico. Cuando salió del vientre, el médico le diagnosticó broncoaspiración. Un pulmón se dañó y el retoño necesitaba ayuda. Estuvo 11 días en terapia intensiva y los expertos le dijeron que ya no podían hacer nada. Ella y su amado tomaron un avión hacia La Paz. “Su hijo no resistirá la altura”, le advirtieron. Y el riesgo sucedió, pero no prevaleció.

La cirugía duró tres horas. Durante cuatro días el niño no reaccionó. “Nos arrodillamos para pedirle a Dios que nos lo devuelva”, relata Paola. En la quinta salida del Sol ocurrió el milagro. A los dos meses del nacimiento de Daniel, Paola se separó.

En Santa Cruz no la tuvo fácil. Su hijo tenía asma. Cada cuatro horas tenía que hacerle la nebulización. Eso pasó hasta los seis meses. Después -asegura- que el mal se fue y no volvió nunca más.

Paola lloró y mucho. Quiere tener tres hijos más. Desea, en lo más profundo de su ser, formar una familia estable. Ella no lo tuvo, porque su hogar se rompió cuando apenas tenía dos años.

Su hijo y su papá son su motor. “Ninguna mujer debe permitir la violencia”, dice. Y espera que su testimonio sirva de inspiración. Paola quiere que el monstruo no vuelva a respirar sobre ella.

 

Figura. Con 11 años de experiencia ha trabajado arduamente en el mundo del
modelaje.

 

Simpática. A pesar de ser una mujer pública decidió romper el silencio.

 

Su alegría. Este ser, de seis años, es lo más preciado de su vida.

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