Fernández, un peronista de centro-izquierda que gobernará hasta fines de 2023, sostuvo que el gobierno saliente del liberal Mauricio Macri “ha dejado a la nación en una situación de virtual default”

10 de diciembre de 2019, 13:09 PM
10 de diciembre de 2019, 13:09 PM

Alberto Fernández aseguró que su país tiene la voluntad de pagar la deuda, pero carece de los medios y se comprometió a atender "la emergencia social" ante el aumento de la pobreza, al asumir este martes la presidencia de Argentina.

“Es imposible pagar la deuda externa si no hay crecimiento. Queremos tener una buena relación con el FMI, pero sin crecimiento no podemos pagar”, señaló en su discurso de investidura.

A cambio de un severo ajuste fiscal, el FMI otorgó en 2018 un crédito por 57.000 millones de dólares a Argentina, de los cuales el país ha recibido hasta ahora unos 44.000 millones. La deuda total ronda los 315.000 millones de dólares, casi 100% del Producto Interno Bruto.

Fernández, un peronista de centro-izquierda que gobernará hasta fines de 2023, sostuvo que el gobierno saliente del liberal Mauricio Macri “ha dejado a la nación en una situación de virtual default”.

“Los acreedores tomaron un riesgo al invertir en un modelo que ha fracasado en el mundo una y otra vez”, advirtió el nuevo presidente.

“Vamos a encarar el problema de la deuda externa. No hay pago de deuda que se pueda sostener si el país no crece. Tan simple como esto: Para poder pagar, hay que crecer primero”, declaró.

“Contrato social solidario”

El mandatario llamó a “construir un nuevo contrato social fraterno y solidario” para atender prioritariamente a los más pobres en este país en plena crisis económica, que cerrará 2019 con una inflación de alrededor de 55%, una pobreza cercana a 40% y una caída del PIB de 3,1%.

“Los únicos privilegiados serán quienes han quedado atrapados en el pozo de la pobreza (..) 15 millones sufren de inseguridad alimentaria en uno de los mayores productores de alimentos. Argentina tiene que poner fin a esta catástrofe social”, dijo el flamante presidente.

Fernández, abogado de 60 años que fue jefe de gabinete de Néstor y de Cristina Kirchner entre 2003 y 2008, llegó al Congreso al volante de su propio auto. Por las calles cercanas, algunos seguidores lo rodearon para saludarlo.

“Se acaba la noche macrista, el peronismo es pueblo. Alberto es serio y prudente”, señaló emocionado Christian de More, un estudiante de 26 años.

El flamante mandatario recibió la banda presidencial y el bastón de mando de parte de Macri en el Congreso. Una escena muy diferente a la de hace cuatro años, cuando Cristina Kirchner dejó la presidencia un día antes de lo previsto y Macri fue investido por el presidente provisional del Senado.

Su investidura fue celebrada con cánticos y vivas por los congresistas y también por miles de partidarios reunidos en las calles aledañas.

 Kirchner, de 66 años, juró a su vez como vicepresidenta y asumió la presidencia del Senado. La expresidenta se mostró muy cercana al mandatario, durante toda la ceremonia.

Fiesta en la plaza

Los únicos mandatarios extranjeros presentes fueron el cubano Miguel Díaz Canel, así como los de Paraguay, Mario Abdo Benítez; y de Uruguay el entrante Luis Lacalle y el saliente Tabaré Vázquez.

Contrariamente a los rumores, no estuvo en el acto el expresidente boliviano Evo Morales, a quien Fernández ofreció asilo tras lo que él mismo calificó como un golpe de Estado en Bolivia.

Los actos están acompañados de una fiesta musical de cumbia y rock en la plaza de Mayo, sobre la que se erige la Casa Rosada y de la cual, a pedido de Fernández, fueron retiradas 24 horas antes las vallas que limitaban el paso hacia la sede presidencial.

Pese a los llamados de unidad de Fernández, no será fácil superar la llamada 'grieta' que divide a los argentinos.

"Es un día muy triste, retrocedemos a un punto lamentable. Macri habrá hecho algunos errores pero que vuelvan estos monstruos que robaron al país...", dijo la abogada penalista Valeria García Morales, de 49 años, que evitó acercarse al centro este martes.

Contención social

Argentina, que en 2001 vivió su peor crisis, con el mayor default de la historia, cinco presidentes en una semana y saqueos y disturbios que dejaron una treintena de muertos, se esfuerza por evitar otro estallido, en especial cuando países cercanos como Chile, Bolivia, Ecuador o Colombia atraviesan por duras protestas ciudadanas.

El nuevo presidente se propone para los primeros días de su gobierno mejorar los ingresos de los más vulnerables, a través de más fondos en ayuda social pero también aumentos salariales y de pensiones para las franjas más bajas.

El analista Rosendo Fraga advierte sobre las elevadas expectativas de muchos argentinos. "El riesgo es la ansiedad de la gente de que se produzca un cambio rápido en materia social. Fernández deberá administrar las expectativas y para ello su instrumento más importante es el peronismo, los sindicatos y los movimientos sociales moderados", comentó.