Opinión

No llores por mí, Argentina

10 de diciembre de 2019, 3:00 AM
10 de diciembre de 2019, 3:00 AM

Los bolivianos tomamos conocimiento del repentino abordaje a nuestro país de la “Delegación Argentina Solidaria con el Pueblo Boliviano”, dicen que, para elaborar un informe de la situación política y social, ya que consideran que en Bolivia hubo un golpe de Estado y se vulneran los Derechos Humanos.

Decirles que, en el año 1966, otro argentino, también de manera inusitada arribo al país y desconociendo al gobierno de la época, mediante una guerrilla, pretendió tutelarnos e implantar la revolución cubana, so pretexto que los bolivianos no tendríamos la capacidad de regir nuestros propios destinos; sin embargo, en el año 1967 perdió la vida y la revolución no se instituyo en Bolivia. Otro gaucho guerrillero de las FARC después de atacar al pueblo, fue detenido en Palmasola.

Señalarles que la actual situación del país deviene de 14 años del pueblo evidenciar corrupción gubernamental, vínculos con el narcotráfico, injerencia extranjera, sometimiento de las instituciones públicas al poder de un gobernante, carencia de salud y educación –a pesar de contar con los mayores ingresos económicos de su historia, de la angurria de poder ya que cínicamente desobedeció al pueblo boliviano, que por un Referéndum le dijimos que no podían relegirse. No obstante, mafiosamente obtuvieron un fallo judicial e indebidamente se habilitaron a las elecciones.

Informarles que esos fueron algunos de los múltiples detonantes para que el pueblo a la cabeza de un intrépido joven que desafío al poder y encabezo una pacífica protesta de pititas y oraciones callejeras y diarias, logrando que el gobierno evidenciara que su poder se había esfumado, por lo que huyó del país; no sin antes anunciarnos un Vietnam y cercos a las ciudades.

Indicarles, que, ante el abandono del poder, sin pedirlo y por sucesión constitucional una mujer, asumió uno de los retos más grandes de la historia boliviana, la de pacificar al país y llamar a elecciones, habiéndose ganado el cariño y la admiración de la población, por su equilibrado carácter y sencillez.

Revelarles, que a pesar que Bolivia no arroje eximios futbolistas, que hayamos sido cercenados en nuestro territorio por todos los vecinos y otros aspectos que pudieran dar valides a la frase “Lamento Boliviano – Enanitos Verdes”, hoy somos admirados mundialmente porque en las calles del país la gente tomada de las manos ora a Dios; porque sus líderes antes de hablar de política ruegan bendición de Dios; porque nuestros policías y militares fueron nuestros héroes; porque los bolivianos descubrimos una enorme coincidencia de añoranza de paz y fe en un futuro de tranquilidad.

Por todo ello, no llores por mí, Argentina, suficiente tienen con tu nuevo presidente que posee un estereotipo de la cara del boliviano para saciar su complejo de superioridad, lo que, de entrada, no augura que vaya a llevar a los queridos hermanos argentinos a un buen puerto. Que Dios me perdone, pero como había sido lindo ser boliviano, siento enorme orgullo de serlo. Sigamos orando porque el nuevo gobierno que nos toca elegir no se aparte de Dios y su pueblo.



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