Herencia. El Gobierno de transición recibe esto de la anterior administración. Expertos dicen que la situación del sector es difícil

8 de diciembre de 2019, 5:05 AM
8 de diciembre de 2019, 5:05 AM

Campos explotados a su máxima capacidad, poca inversión en exploración y la imagen de un sector fuerte, que ahora se desmorona, es la herencia que dejó el llamado ‘proceso de cambio’ a la actividad hidrocarburífera de Bolivia. En ello coinciden expertos consultados por EL DEBER, y también las cifras duras. A la fecha, según datos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), de los 59 campos que operan en el país 41 están en declinación. El dato refleja, según los consultados, la poca importancia que dio el anterior Gobierno a la búsqueda de nuevas reservas gas, el principal sostén la economía.

De acuerdo con datos del Ministerio de Hidrocarburos, durante las gestiones 2006 y 2018, se invirtieron $us 2.500 millones, en exploración de hidrocarburos, pese a que la renta petrolera llegó a $us 37.484 millones.

Entre los campos en declive figuran San Alberto, Sábalo e Itaú, que en sus buenos tiempos recibieron la categoría de megayacimientos. Ahora la realidad es completamente distinta, tienen una baja producción y los trabajos que se han hecho para tratar de exprimir más moléculas del gas no tuvieron el resultado esperado.

Un informe oficial de YPFB, al que accedió EL DEBER, revela que en San Alberto se perforaron cuatro pozos sin éxito. Además, se intervino en otros dos donde se hizo el trabajo de comprensión para obtener más gas. El documento señala que los proyectos se ejecutaron a cabalidad, “sin embargo, no se consiguieron los resultados esperados debido a la irrupción temprana de agua y la declinación natural de la producción debido a la caída de presión del reservorio (iniciada a partir junio de 2013)”.

Desde 2013 y hasta agosto de 2018 la producción de San Alberto pasó de 10, 9 millones de metros cúbicos de gas por día (MMmcd) a los 3,2 MMmcd, una caída de un 70,64%.

Lo mismo pasó con el campo Sábalo. Se perforaron cuatro pozos productores. Además, se implementó un tercer módulo en la planta de gas y se perforaron cuatros pozos inyectores. El resultado fue el mismo: poco gas. Este yacimiento comenzó su declinación en 2015, cuando llegó a producir 18,5 MMmcd. Hasta agosto de este año la producción bajó a 10,1 MMmcd.

Una situación similar pasó con el campo Itaú que redujo su producción de un poco más de 62 millones de pies cúbicos (MMpcd) a 35 MMpcd. El informe detalla que se hicieron inversiones para incrementar su producción, pero “no se consiguieron los resultados esperados debido a la irrupción de agua y al decline natural de este yacimiento”.

El tema de la producción y las reservas de gas siempre fueron objeto de críticas por parte de expertos y actores del sector hidrocarburífero. Todos observaban la poca relevancia que dio el anterior Gobierno al tema. En contrapartida, la anterior administración estatal minimizó las críticas.

Incluso el exministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, aseguró que el país tenía un ‘mar de gas’, luego de presentar un estudio que certificó que el país contaba con 10,7 Trillones de Pies Cúbicos (TCF) de gas. El dato nunca convenció a los detractores del régimen.

Recientemente el Gobierno de transición informó de que las reservas reales llegan a 8,95 TCF.

 

Faltó exploración

Desde la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE) indicaron que más del 75% de la producción de gas natural de Bolivia es producida por cuatro campos: Sábalo, San Alberto, Margarita-Huacaya e Incahuasi.

“Los dos primeros ya vienen produciendo cerca de 20 años, con lo cual registran un proceso de declinación natural”, explicaron desde la institución.

Por otro lado, la CBHE señaló que los otros dos campos, más nuevos, están en su proceso de producción en alta y las ampliaciones irán asociadas al desarrollado de mercados.

Desde el ente matriz del sector petrolero, indicaron que los campos son desarrollados para producir la mayor cantidad de gas posible, a través de procesos de optimización y tecnología que permiten aumentar la tasa de recuperación de hidrocarburos.

“El problema no pasa por cuanto producen los campos, sino por no haber explorado para encontrar nuevas áreas que reemplacen a los campos que naturalmente van declinando”, señaló la CBHE.

Para la entidad, la última cifra de reservas probadas de gas divulgada por el Ministerio de Hidrocarburos de 8,95 TCF está dentro del rango de producción de 10 años, y son suficientes para cumplir los compromisos futuros.

Desde la CBHE advierten que para tener sostenibilidad a largo plazo se debe ejecutar un plan intensivo de exploración que puede demorar entre cinco y 10 años para lograr nuevos descubrimientos.

Desde Petrobras, indicaron que en los últimos 4 años, ejecutaron importantes proyectos como la construcción de plantas de compresión en los campos San Alberto y Sábalo, y perforación de tres nuevos pozos, esto con el propósito de aumentar la oferta de gas.

El ministro de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, dijo que se reunió con todas las operadoras que trabajan en el país, “para motivarlos para que sigan invirtiendo”.

Dijo que se revisará la reglamentación de la Ley de Incentivos para que las operadoras accedan a fondos para exploración. Aseguró que luego de 14 años se transparentó la realidad de las reservas.

El exministro de hidrocarburos, Álvaro Ríos, observa que durante los casi 14 años de gestión el Gobierno del expresidente Evo Morales, mediatizó y llenó de pomposidad las actividades que se desarrollaron en el sector. “Nos mostraron un sector mediáticamente fuerte, pero que en la realidad no lo estaba”, dijo.

Ríos sostuvo que de tener una producción de 62 MMmcd de gas, se pasó a 54 MMmcd. Y anticipó que para el 2025 esta cifra caerá a hasta 40 MMmcd. Refiriéndose al anterior Gobierno y a las excabezas del Ministerio de Hidrocarburos y YPFB expuso que esa gestión dejó al país con “reservas, producción de gas y petróleo en declinación”.

“Esto es lapidario porque recuperar producción y reservas no es tarea de un día, sino años”, dijo.

Sobre la realidad de los megayacimientos alertó que San Alberto “es un campo que básicamente está muerto, no le quedan más que dos años de vida útil. No tiene más”.

El mismo diagnóstico dio para el campo San Antonio: “le han puesto comprensión, antes de que decline, durará dos o tres años más, y luego tendrá una declinación muy fuerte”.

“El único campo en producción es Incahuasi”, sostuvo.

Explicó que el Gobierno de transición debe elaborar un plan para poder recuperar la producción de campos maduros. Para esto sugirió modificar el reglamento de la Ley 767, para tratar de atraer mayor inversión privada.

Un criterio similar emitió el especialista Francesco Zaratti. Para él durante la anterior gestión no hubo una política hidrocarburífera, “pero sí una serie de acciones desconectadas y fracasadas, en medio de un plan sistemático de mentiras y de ocultamiento de información nunca antes visto”.

A su criterio, la nacionalización (realizada en 2006) se redujo a explotar campos descubiertos con anterioridad y a monetizar sus reservas gracias a contratos firmados en otras gestiones, sin aportar reservas.

“La industrialización resultó un fiasco mayúsculo y su tratamiento será uno de los grandes dolores de cabeza de los próximos gobiernos”, matizó Zaratti.

No obstante, para el experto el negocio del gas boliviano tiene aún futuro, especialmente si se logra atraer inversiones para remediar lo que no hizo o hizo mal el gobierno del MAS.

Negociación difícil

En este contexto adversó la negociación con los principales mercados del país (Argentina y Brasil) se torna difícil aseguran los expertos consultados.

Para Hugo Del Granado, especialista en hidrocarburos, Bolivia dejó de ser un negociador fuerte.

“La posición boliviana es débil. No estamos como en los años noventa, los precios están en bajada. El referente es el GNL, y solo se podrán aspirar a contratos de corto plazo”, alertó.

Del Granado aseguró que la exploración durante 14 años “fue un fiasco” porque se pusieron trabas, para la inversión extranjera y se usó un esquema estatista, en donde YPFB centralizó todas las actividades ligadas al sector.

Debido a estos factores, según el especialista, el Gobierno de transición “está recibiendo un sector petrolero en ruinas”.

Para del Granado urge modificar la política hidrocarburÍfera, y realizar un plan de austeridad en el interior de Yacimientos.

El exministro de hidrocarburos, Guillermo Torrez, observó que durante más de una década se hubieran realizado alianzas con empresas extranjeras como Pdvsa, pero sin lograr ningún resultado positivo en exploración.

Desde 2006, según cifras oficiales, YPFB invirtió $us 759,7 millones en proyectos que no colmaron las expectativas, como Lliquimuni, un pozo perforado en sociedad con la estatal venezolana. “Dijeron que YPFB iba a explorar, se asoció con empresas rusas y venezolanas, pero no hubo descubrimientos”, dijo.

Más allá de la complicada situación, los expertos aseguran que Bolivia tiene un gran potencial, pero urge descubrir comarcas petroleras.