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La mujer que pisó el abismo para ser madre

Bella. Fabiola Ibáñez fue modelo y ahora, empresaria, pero su rol es otro

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7 de diciembre de 2019, 3:00 AM
7 de diciembre de 2019, 3:00 AM

El terror

Era sábado. Cerró la llave para que el agua se detuviera. Algo le dijo que tenía que salir de ahí. Y rápido. Aún llevaba la espuma del champú en la cabeza, pero eso no le importó. Caminó. De lejos observó a su bebé en los brazos de su niñera y vio cómo se desvaneció inexplicablemente. Se espantó y corrió hacia él. El corazón de su pedacito de cielo se había detenido. Leda Fabiola Ibáñez no sabía que la sombra del raro mal de la ‘muerte de cuna’ volaba en esa habitación y envolvía a Matías en sus garras.

La gloria

Leda Vélez siempre fue a la iglesia San Francisco. Y de su mano iba su nieta, que lleva su nombre. Esa mujer le presentó a Dios y Fabiola lo ‘aceptó’ desde niña. Hoy, Leda dejó de ir al templo. Ya no puede. Sus 101 años cansaron sus piernas. Fabiola también dejó de ir; mucho tiempo después se congregó en la iglesia de Hamacas y luego, a La Mansión. Ese contacto espiritual nunca lo perdió. Y lo compartió con el amor.

La felicidad

Fabiola se casó dos veces. Del primer matrimonio nacieron Matías Justiniano (10) y Rafaella Justiniano (7). Del segundo, Ezequiel Escalante, de tres. Siempre quiso ser mamá. En el pasado los niños se apegaban a ella como abejas al panal. Hoy son sus retoños que la abrazan fuertemente. No tiene chofer. 

Le gusta esa labor. Cuando está en el asiento son solo ella y su auto. Prende la radio y deja cantar a Luis Fonsi o Carlos Vives y, otras veces, fluye la música gospel. Lleva a sus chicos al colegio y los recoge. 

En casa puede lavar, planchar, barrer y sacudir el polvo, pero no le gusta la cocina. Eso sí prepara platillos para sus amigas o su amado esposo en alguna ocasión especial.

Es la gerenta propietaria de una de las cinco tiendas de Miniso en Santa Cruz y está muy comprometida con aquello.

En su cartera tiene un llavero, un kleenex y una caja de maquillaje, todos bajo el concepto de dicha franquicia china. En ese espacio abunda el nombre Marvel, y en su casa también. Ha mirado todas las películas de superhéroes. “Con mis hijos”, agrega. 

A Ezequiel le gusta Spiderman. A Rafaella, Capitana Marvel, pero a Matías le simpatiza más Pokémon. A Fabiola también le sonríe la rubia y muchas veces hasta se pone el traje (imaginariamente). “Ella protege de los rayos, de los sonidos raros en la noche, de los bichitos y de las heridas en la rodilla...”, cuenta. Pero, a la ‘capitana’ Fabiola no la protege nadie. Se protege sola. Su gran batalla fue con las fuerzas oscuras. Estas no querían que fuera madre. Y cuando concibió a su primogénito también intentaron arrebatárselo. Al final, ella venció.

La batalla

Tenía 25 años cuando quiso ser madre. Su organismo no le ayudaba. Probó de todo, pero ni la ciencia estaba a su lado. Doce veces fue internada en ese afán de concebir. Y cuatro años duró el sufrimiento. Así llegó el milagro: Matías. Y el destino quería seguir arañándola.

Cuando su niño tenía tres meses intentó quitárselo. El amor de madre pudo más. Pasó la frontera argentina y el médico le dijo que tenía el mal de la ‘muerte de cuna’ y debía ‘vigilarlo’ al menos por un año para que no se lo ‘llevara’. Un chupete fue la clave para que Matías no durmiera ‘profundamente’. Hoy, sonríe feliz.

La belleza

Tenía 17 años cuando trabajó por primera vez como azafata en la Expocruz y no paró más. Durante 15 primaveras su belleza enigmática capturó miles de miradas en la feria.

En 2001 fue primera finalista del Reina Nacional de la Caña. Promociones Gloria la fichó y la envió al Reina Internacional en Venezuela; ahí obtuvo cuatro títulos. Se despidió del modelaje y de los reinados, y tomó el camino de los negocios.

Se declara muy devota a Dios. Profesa la fe adventista. No compra mucha ropa y solo “usa lo necesario”. No es una mujer de marcas y ni siquiera se acuerda el nombre del perfume que usa. A sus 39 años mira hacia atrás y ve que se desempeñó de muchas cosas, pero, su mejor rol ha sido el de mamá.


Fabulosa. Su belleza delicada hacen de ella una mujer sobria

 

Retoños. Matías, Rafaella y Ezequiel son su mayor tesoro en la vida

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