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La campaña electoral que el país necesita

1 de diciembre de 2019, 3:00 AM
1 de diciembre de 2019, 3:00 AM

Todos los acontecimientos indican que Bolivia cerró un ciclo y está empezando a construir el siguiente. El horizonte se presenta como un lienzo en blanco que plantea infinitas posibilidades. La carrera electoral está comenzando y van apareciendo los candidatos a convertirse en el pintor que plasme el modelo de país que se anhela y que se necesita.

En esta misión es preciso que tanto los candidatos como los electores dejemos viejas y malas costumbres en el pasado. Por ejemplo, en este proceso electoral no se debe repetir que la campaña de la guerra sucia sea más fuerte que la campaña de las propuestas electorales; que los mensajes dirigidos a las emociones sean más eficientes que aquellos que le dicen al elector qué país sueña y puede edificar cada uno de los postulantes a la Presidencia del Estado.

Por ahora, el debate está centrado en si debe haber uno o varios candidatos. Puede ser válido para una primera etapa, pero eso no es lo fundamental. Unidad o diversidad de opciones no es relevante si lo que cuenta es el plan de gobierno, el modelo de país que se propone a Bolivia. Los aspirantes a la primera magistratura deben demostrar su verdadero amor por este país y, si toca, su desprendimiento a la hora de las definiciones, ya que no todos tendrán posibilidades de llegar a la meta.

En esa carrera es ineludible el debate de candidatos. La ciudadanía tiene derecho a contrastar propuestas, a saber cómo es que cada candidato defiende su proyecto de país. Si Bolivia pidió la renuncia de un presidente que no dialogaba ni debatía, que manejaba sus discursos de manera unilateral, es necesario romper con ese modelo y que los postulantes se midan frente a frente. Todos los países con verdadera tradición democrática celebran no uno sino varios debates. En Bolivia también se lo hacía hasta la llegada de Evo Morales. Que no haga falta volver a sacar las pititas para hacer que los candidatos honren esta importante misión durante la campaña.

Tras la salida del Gobierno de Evo Morales se han ido descubriendo datos que estaban escondidos bajo la alfombra; muchas estrategias tenían más características políticas para mantener el poder que acciones a largo plazo para consolidar el desarrollo de Bolivia aun en tiempos mundiales de vacas flacas. El modelo hizo aguas y ahora es preciso saber hacia dónde nos dirigimos.

Los candidatos deben plantear qué modelo económico van a desarrollar, si el Estado seguirá teniendo empresas, si el Estado será solo regulador, cómo se garantizarán las inversiones privadas y nacionales; cómo piensan formalizar la economía que ahora navega en la informalidad. Por otro lado, cómo van a dar un salto para mejorar la educación en el país, a sabiendas de este factor es clave para lograr el desarrollo a largo plazo. ¿Y la salud? ¿Se incrementará el presupuesto, como se ha demandado durante muchos años, o seguiremos con un sistema deficiente?

Otro punto sensible es la justicia. Para nadie es desconocido que ha tocado fondo y que nadie remedió esa realidad. ¿Qué propondrán los candidatos? ¿Será que abren la Constitución para cambiar la forma de elección de magistrados? Y, entretanto, ¿cómo ayudar a limpiar el sistema judicial de taras como la retardación y la corrupción?

Esos son solo algunos apuntes de lo que los electores queremos saber. No debe plantearse que el voto sea emotivo o sea obligatorio por tal o cual candidato. No se trata de eso. Se trata de elegir al mejor presidente y a la propuesta de modelo que sea la mejor opción para los bolivianos. Que la lucha de este 2019 valga la pena y se vea reflejada en una nueva Bolivia.

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