La Empresa Constructora Apolo Ltda. acaba de cumplir 40 años. Su gerente general habla de una trayectoria relacionada al desarrollo departamental y nacional

24 de noviembre de 2019, 11:46 AM
24 de noviembre de 2019, 11:46 AM

Hace 40 años, un 29 de octubre de 1979, tres jóvenes ingenieros aunaron iniciativas, esfuerzos y unos cuantos activos para crear la Empresa Constructora Apolo. “Empezamos con pala, picota y una pequeña hormigonera”, rememora José Crespo Bonadona, uno de los socios fundadores de la firma y ahora su gerente general. “Poco a poco fuimos evolucionando a otras actividades que se han ido dando en función del crecimiento de Santa Cruz”.

En efecto, la empresa empezó construyendo viviendas y fue acumulando la experiencia necesaria para poder participar en obras de mayor envergadura, como las que impulsaba la Corporación Regional de Desarrollo de Santa Cruz (Cordecruz). “Hicimos nuestras primeras armas en las provincias, construyendo sistemas de agua, tanques, una que otra represa pequeña; hemos trabajado en todas las provincias cruceñas, y ahora nos preciamos de haber ejecutado obras en todos los departamentos de Bolivia”, destaca el ingeniero Crespo.


Marcando la diferencia

Entre la gran cantidad de obras construidas por Apolo en estas cuatro décadas, el gerente general identifica como hito importante la construcción del edificio de Cordecruz en su segunda etapa, emprendimiento que se llevó a cabo en asociación con otra constructora. Luego vendrían otros proyectos de alta relevancia, como las carreteras Paraíso-El Tinto (de 125 km), Abapó-Camiri, Potosí-Oruro y el puente de Abapó sobre el río Grande. También han construido edificios corporativos, condominios y urbanizaciones; y, más recientemente, cuatro viaductos de la ciudad de Santa Cruz, además de la pavimentación de numerosas avenidas principales, el Cambódromo y la infraestructura vial del BRT sobre el primer anillo, ahora en su etapa final.

Por supuesto que las anécdotas abundan en esta historia de crecimiento sostenido. José Crespo nos comenta que, tras la inundación de 1983, la gran mayoría de las empresas constructoras de aquella época se vio obligada a invertir en tecnología. Tal es así que, en una ocasión, Santa Cruz se quedó sin una planta procesadora de asfalto, porque la única existente se la llevaron a Cochabamba tras la disolución de la firma propietaria. “Tuvimos que unirnos seis empresas para comprar una planta que costaba 150.000 dólares, de modo que Santa Cruz pudiera tener asfalto”, relata don José. “Hoy en día, creo que todas las empresas tenemos plantas de asfalto, algunas más de una”.

Apolo cuenta con cerca de 150 colaboradores de manera permanente, aunque el número total de trabajadores aumenta considerablemente en función de las obras que se estén ejecutando. Crespo valora el experimentado equipo de ingeniería de su empresa, donde muchos de sus integrantes ya llevan más de 25 años trabajando.

La incorporación de talento joven ha sido un aspecto clave para consolidar el liderazgo de Apolo en el sector constructor. A la experiencia de los socios José Crespo y Luis Carlos de Chazal, se ha sumado el dinamismo de la segunda generación de ambas familias. Los cinco hijos que ya se han incorporado han ido aportando conocimiento e ideas dentro de los planes de fortalecimiento institucional.

Una mirada al futuro

El ingeniero Crespo considera que las empresas constructoras nacionales tienen la capacidad de asumir nuevos retos en proyectos de gran envergadura, pero que no compiten en igualdad de condiciones con las empresas extranjeras. “Estas empresas no vienen con mejor tecnología, sino con mayor potencial económico y con un currículum hecho. Tiene que haber un acuerdo con el Gobierno, para que de alguna manera se nos permita a las constructoras nacionales adquirir ciertas capacidades y experiencias que nos conviertan en baluartes del mismo Estado para enfrentar obras de mayor magnitud”, argumenta.

Crespo destaca que el sector de la construcción en Santa Cruz haya tenido la capacidad de nuclearse y asociarse para poder crecer. “Es sano que haya competencia, siempre y cuando se desarrolle dentro de parámetros reales. No podemos perder de vista el tamaño del país, el tamaño de la banca –que nos solventa con boletas de garantía–, y el tamaño de las empresas; tenemos que desarrollarnos en función de ello”, dice.

Bajo esas perspectivas, Apolo apuesta a seguir apuntalando la industria de la construcción con el profesionalismo, seriedad y respaldo que ha impreso en sus cuatro décadas de vida institucional.



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