Opinión

cara a cara

20 de noviembre de 2019, 3:00 AM
20 de noviembre de 2019, 3:00 AM

La pacificación del país no pasa solo por el accionar de los actores políticos. También necesita de una revisión individual de las palabras, los pensamientos y los sentimientos del conjunto de los bolivianos. 

Es necesario asumir como tarea personal el evitar la descalificación del otro con adjetivos o con acciones que sigan generando división. Es preciso que la reconciliación empiece en cada uno, siga en el hogar, en el vecindario y en todos los ámbitos en los que podemos influir. Los objetivos colectivos son poderosos y capaces de hacer posible lo que parece imposible.

Cambia todo cambia. Y no hay que extrañarse de que la administración de justicia también. Como por arte de magia, los jueces del supuesto caso terrorismo dieron un giro de 180 grados y otorgaron libertad a los acusados Juan Carlos Guedes y Alcides Mendoza. 

Antes, estos mismos juristas, implacables y cerrados, no aceptaron como argumentos la retardación del caso, con personas detenidas por casi 10 años sin sentencia, ni las evidencias del grave deterioro de salud de los acusados y les negaron, una y otra vez, la posibilidad de defenderse en condiciones humanitarias. 

Ambos salieron ayer de Palmasola y podrán abrazar a su familia, ir al médico y defenderse en libertad. 

Se trata de un proceso que nació político, cumplió fines políticos y que ahora, sin padrinos en el Gobierno, puede significar que se acabe y porque ya pasó una década de flagrante injusticia. Ahora que hay tantos giros de conducta, parece no quedar duda de la manipulación que hubo detrás de un juicio ya absurdo por cómo lo alargaron.



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