Opinión

Y ahora qué

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17 de noviembre de 2019, 19:48 PM
17 de noviembre de 2019, 19:48 PM

Habrá que escribir libros con el tema: Cómo y Porqué se cayó Evo. Pero aquello será después, y “cuando pase el temblor”. Porque siendo eso importante, no es lo urgente. Lo urgente es saber qué nos pasará ahora. Y para ser optimistas (por una vez), está bien empezar con esta idea: ¿qué queremos que nos pase ahora y de aquí en adelante?

Bueno, queremos que nos ocurra una cosa que en la tradición de la ciencia política se llama la Transición Democrática. Y que consiste en ir, por la vía pactada y pacífica, desde un régimen autoritario a otro abierto y democrático.
Pero ¿hay condiciones políticas (de relaciones fuerzas) para hacer bien y con éxito estas cosas? Eso es lo que analizaremos.

¿Cómo es la democracia a la que apuntan los bolivianos? En mi hipótesis los bolivianos no apuntan solo a la democracia. Eso después de la caída de Evo, sabe a poco para mucha gente. Lo esencial de la democracia, recordemos, es que el pueblo manda. Pero aquí, al parecer, la gente quiere más. La gente quiere la República o lo Republicano y no sólo la democracia y lo democrático. Y lo Republicano, señores, es pues mucho más amplio y sofisticado que la democracia. Lo Republicano se asienta en cinco principios. Miren:

• La soberanía popular. Esto es en efecto, la tal democracia en seco; el mencionado mando o gobierno del pueblo y lo “sagrado” del voto.

• El imperio de la ley objetiva. Esto es el Estado de Derecho pero sobre todo, es la caída de los poderes personales, caudillistas y particulares para dar paso a una nueva idea de lo público: lo legal. En el mundo de lo Republicano, lo legal/estatal es el cimiento de la vida pública.

• La libertad individual. Esto es la vigencia del sistema de libertades propio de la democracia liberal. Un lujito clásico. 

• La igualdad amplia o contemporánea. Esto es esa igualdad que va más allá de la igualdad inicial ante la ley y se convierte en Inclusión. La inclusión de todos los que han estado excluidos en la historia por diferentes motivos. Es decir, es el final de los privilegios pre/modernos (familias, apellidos, sexo, religión, razas, Etc.). Lo cual implica impulsar condiciones favorables para la participación política de todos, sin distinción. Es por supuesto igualdad ante la ley e igualdad de oportunidades pero en muchos sentidos -como en educación, salud y participación- es igualdad de condiciones para ser parte de la comunidad. Es pues, la igualdad que supera el racismo, el machismo y todos los prejuicios que quedan arcaicos en nuestro tiempo. 

• El imperio de la política. Que en realidad significa el imperio del Pacto Político. Del pacto con el opuesto. La esencia de La Política -de la gran política- es el Pacto político. La Política es un sistema de pactos entre las fuerzas rivales u opuestas, que por miedos mutuos de las partes (prudencia) acaba logrando el bien común. Y no es un pacto moral. No se lo hace por ser uno el bueno del barrio, se lo hace por necesidad. Porque de no hacerlo, dejamos a la No/política (es decir a la guerra) la puerta abierta para entrar e instalarse en casa. Y por eso no hay democracia completa ni estable, ni hay vigencia de lo Republicano sin Pacto político. Hay que perderle miedo al Pacto con el opuesto. El Pacto es el enemigo del monopolio del poder. Es el reconocimiento inteligente de que este juego es entre las partes y no es sólo cosa de mis intereses particulares.

En suma, sostengo que los bolivianos después de Evo, no sólo quieren que gobierne el pueblo (la democracia entendida como simple soberanía popular y voto), sino que además, quieren gobierno sometido a ley, quieren libertad política, quieren igualdad e inclusión y (quieran o no), necesitan pactos. El conjunto de esas cosas se llama lo Republicano. Y el camino para alcanzarlo se llama La Transición Democrática.

El MAS hizo avances importantes en lo de la igualdad (social, económica y de trato) pero hundió lo de la libertad, lo del Estado de Derecho, lo del valor del voto y desde luego, lo del Pacto con el opuesto. De ahí que la Transición Democrática en Bolivia está llamada a cuidar los avances en igualdad, pero además, está llamada a construir, mediante el Pacto político con el opuesto, la Bolivia de la libertad, del Estado de Derecho y del valor del voto. 

¿Puede el nuevo gobierno hacer todo eso? No. No puede. ¿Y puede el Comité y los ponchos Rojos? Tampoco. ¿Y puede toda la oposición unida? Me temo que no. No pueden por una sola razón: porque no tienen fuerza ni condiciones para hacerlo solos. Si no participan todos, incluso los caídos, estarían haciendo un sistema poco sostenible e inestable. En el pacto deben estar los derrotados. La transición se hace entre todos o no se hace. Esa es la naturaleza de la Transición Democrática. Esa es la naturaleza de la Política y del Pacto político. Y esa es la naturaleza de lo Republicano. En fin, veremos si todos damos la talla. Porque si no demos, hay que prepararse para la anarquía o para la guerra, que también tienen ventajas: pero menos que la República. Je.

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