Opinión

Cara a Cara

17 de noviembre de 2019, 4:00 AM
17 de noviembre de 2019, 4:00 AM

Bolivia ha dado, muy a tiempo, un paso atrás desde el borde del abismo. Ahora, bajo un Gobierno de transición a la cabeza de una mujer de temple y resuelta a cumplir la misión que le fue encomendada, encara la difícil y compleja tarea de la pacificación y la reconducción del país. Una tarea que también compromete a todos los bolivianos que quieren seguir viviendo en paz, en libertad y en democracia, como lo expresaron contundentemente en las calles que fueron escenarios de una histórica movilización social que demandó, además, la convocatoria a un proceso electoral administrado y ejecutado con probidad y transparencia para garantizar nuevos comicios generales limpios, tras el burdo remedo implementado por el régimen masista el 20 de octubre.

Mientras tanto, desde su peculiar y dorado asilo azteca, donde empieza a ser resistido por las llamativas comodidades y licencias que disfruta, Evo Morales Ayma sigue mintiendo descaradamente. Lo hace sin que se le mueva un pelo, intentando desvirtuar las circunstancias reales que rodearon su renuncia a la Presidencia y su escapada del país. Además de victimizarse y de faltar de manera grosera y sistemática a la verdad, el ex-jefazo volvió a incitar veladamente a la violencia en Bolivia. Acaba de hacerlo durante una complaciente entrevista (Carmen Aristegui-CNN) dirigida por una periodista hecha la despistada, tanto que parecía recién llegada de otra galaxia. Periodismo ‘comprometido’ también le llaman…

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