OpiniónEDITORIAL

El peligro de los grupos subversivos

17 de noviembre de 2019, 8:57 AM
17 de noviembre de 2019, 8:57 AM

La presidenta denunció la presencia de grupos subversivos armados en Bolivia. El Gobierno detectó la presencia de miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el país. También se detuvo a miembros de la Guardia Nacional Venezolana, que es el brazo armado del chavismo en Venezuela. 

Facundo Molares, ‘alias Camilo’ era de las FARC, estaba en Montero la noche que mataron a dos cruceños que pedían nueva elección en Bolivia. Este hombre fue herido por varios perdigones, lo asistieron médicos y militantes del MAS. En Colombia le perdieron el rastro en 2010. A Bolivia entró por la frontera con Chile en julio de este año, en agosto salió a Venezuela y en octubre retornó. Desde el norte de Santa Cruz reportaba a su padre cómo se enfrentaba a los cívicos. El comandante departamental de la Policía señaló que hay jóvenes que emplean métodos de las FARC en esa misma región cruceña.

Hay otros tres miembros de las FARC buscados por la Policía. Durante los días del paro, vecinos del Urubó detuvieron un vehículo con extranjeros y circuló en las redes que uno de ellos era un cubano experto en Inteligencia; hace menos de una semana fueron atrapados otros cubanos con gran cantidad de dinero en medio de las bases que protestaban a favor de Evo Morales.

El anuncio de la presidenta Jeanine Añez es alarmante porque si hay grupos subversivos, significa que no se está librando una lucha entre ciudadanos que piensan diferente, sino que hay otros intereses en juego. No hay que olvidar que grupos terroristas han servido a la mafia internacional del narcotráfico en Colombia y entonces ya se está hablando de otras peleas que tienen a los bolivianos como carne de cañón, porque a los que manejan esos hilos no les importan las vidas, solo sus negocios.

Si hay grupos subversivos, es necesario saber por qué están en Bolivia, quién les permitió entrar, quién los amparó en el último tiempo y cuál es su vínculo con el ex gobierno al que están ayudando a defender.

Estremecedores han sido los gritos de ‘ponchos rojos’, alteños y otros defensores del MAS, cuando alentaban la “guerra civil” en Bolivia. El hecho no pasó desapercibido para periodistas mexicanos que entrevistan a Evo Morales. En sus palabras: “…si las instituciones como las FFAA no garantizan la democracia, eso significa que se va a obligar a que el pueblo se arme…”. Y termina diciendo: “Por supuesto, los pueblos tienen derecho a liberarse”.

Quizás por eso, más de 100 cocaleros fueron detenidos con armas de fuego y armas blancas. ¿Cómo es posible decir, por un lado, que se ama a Bolivia y, por otro, llamar a movilizarse en las calles para defender lo que Evo Morales entregó con su renuncia a la Presidencia?

Indudablemente que no se justificará de ninguna manera que haya excesos de parte de las fuerzas del orden; no obstante, hay que entender que estas FFAA y Policía pueden estar enfrentándose a estrategias militares de guerra, que ya sembraron el terror en Colombia y se cobraron la vida de cientos de uniformados de ese país.

La situación es delicada en exceso y el Gobierno debe atender esta situación con máxima cautela, al tratarse del momento más delicado que vive el país en la era democrática. Es necesario mostrar un Estado fuerte y sólido, capaz de hacer frente a quien pretenda usar el terror para sembrar luto en Bolivia.

Hay que tomar en cuenta que hay que cuidar a Bolivia en la dimensión interna y externa. Morales insiste en los medios extranjeros que hubo golpe de Estado y el Gobierno debe demostrarle al mundo que el país vive en un régimen constitucional.

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