Opinión

cara a cara

16 de noviembre de 2019, 3:00 AM
16 de noviembre de 2019, 3:00 AM

Nadie en su sano juicio quiere muerte en el país. Y sin embargo siguen los enfrentamientos, suman los heridos y las víctimas fatales. 

También sigue el ex presidente Evo Morales alentando a que sus bases salgan a la calle para defender su mandato. 

Ya los vecinos de El Alto y de Yapacaní se rebelaron y denunciaron que son obligados a marchar y protestar y que se los amenaza si no cumplen. En Sacaba hubo un grave enfrentamiento entre cocaleros, policías y militares con saldos aún insospechados. 

Asimismo, los uniformados detuvieron a gente civil armada. Mientras el país observaba ese dolor, Twitter estallaba con mensajes de Evo Morales y sus colaboradores mostrando videos y denunciando el hecho como “masacre”. Lo que no dicen es por qué sus bases pretenden reconquistar el poder con armas. El pueblo no puede seguir sufriendo dolor por causa de intereses políticos.

La presidenta denuncia subversión armada. En Bolivia se ha detectado presencia de las FARC y de otras agrupaciones irregulares que ya saben cómo sembrar el terror en el continente. 

Para el análisis se debe cuestionar: ¿Cómo llegaron a Bolivia? ¿Desde cuándo están aquí y quién los amparó? ¿Quién permitió que se organicen, se armen y operen contra los bolivianos? No se debe olvidar que Juan Ramón Quintana anunciaba, hace 15 días, que Bolivia se convertiría en un campo de batalla, mientras su colega Javier Zabaleta decía que Bolivia estaba a punto de contar muertos por docenas. El Gobierno debe controlar esta situación para que no se cumpla lo dicho por estos agoreros personajes.



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