Fuentes militares elogiaron que las FFAA volvieran a la meritocracia, porque todos son los primeros de curso. El nuevo jefe y Áñez apuntan a acabar con la incertidumbre

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El general Carlos Orellana Centellas, quien fue edecán del expresidente Jorge Quiroga, es el flamante comandante de las Fuerzas Armadas (FFAA).

Varios oficiales militares y de la Policía que trabajaron con exautoridades opositoras al MAS denunciaron en distintos momentos que sus carreras quedaron truncadas durante los 13 años de Gobierno de Evo Morales. 

De hecho, fuentes castrenses que pidieron el anonimato manifestaron que dentro de la institución fue muy celebrado el hecho de que la presidenta Áñez hubiera respetado los méritos de los oficiales elegidos, porque cada uno de ellos son los primeros de su curso. Ese hecho también fue mencionado por la presidenta Jeanine Añez, en su discurso.

Pablo Arturo Guerra Camacho es el jefe de Estado Mayor; el general Iván Patricio Inchauste asumió como comandante del Ejército; Ciro Orlando Álvarez Guzmán, comandante de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB); y el contraalmirante Moisés Orlando Mejía Heredia es el jefe de la Naval.

Los jefes militares fueron posesionados ante la Biblia. El texto que leyó la presidenta para posesionar a los nuevos jefes militares, mencionaba a la patria, la Constitución y la sagrada memoria de los mártires. Cuatro de ellos hicieron la señal de la cruz, y solamente uno se puso la mano en el pecho.

El primer discurso del comandante fue corto, y fue directo al punto clave: La necesidad de pacificar el país. “La coyuntura actual requiere de la capacidad y trabajo sin descanso de todos los miembros de las Fuerzas Armadas buscando el retorno de la paz y la convivencia pacífica”, manifestó.

“Es oportuna la ocasión para llamar a la calma a toda la población boliviana. Les pido deponer actitudes intransigentes. Somos hermanos; hacer conocer a Bolivia que las FFAA siempre estarán al lado de su pueblo” y luego remató: “No podemos derramar más sangre. Hagan un examen de conciencia. Vean primero por el interés que nuestro Estado siga adelante, que vivamos en paz, en democracia. Tenemos que abandonar intereses personales”, admitió.

La presidenta Jeanine Áñez, durante su alocución, destacó que “el Estado necesita a las FFAA más que nunca para mantener la paz en todas las latitudes de nuestra patria” y, posteriormente, recordó que “asumen el mando en un momento crucial para nuestro Estado, en el cual nos toca a todos los bolivianos una tarea importante como es llevar a buen término esta etapa encaminada y dirigida a nuevas elecciones”.

Mientras el acto se desarrollaba en la Plaza Murillo, el salón principal se llenó del ambiente a gas. Ocurrió que apenas a cuatro cuadras, policías y militares se enfrentaban a grupos sociales que bajaron desde El Alto para protestar y exigir la renuncia de la mandataria. Luego de un cabildo, vándalos intentaron entrar en una galería patrimonial de San Francisco.

Pero eso no fue lo único, a una cuadra, la expresidenta del Senado, Adriana Salvatierra, se enfrentaba a los policías que le impidieron ingresar hasta el centro del poder. La tensión estuvo en el ambiente todo el tiempo.

Mientras que en su discurso, Williams Kaliman, comandante saliente, destacó la lucha contra el contrabando que se cumplió bajo su mando y la respuesta que tuvo las FFAA en el combate contra los incendios que se dieron en la Chiquitania.

También se refirió a las decisiones asumidas por el mando militar en estos últimos días, en los que se registraron cambios importantes en el país y sobre los que hizo notar que “se han enmarcado en la Constitución Política del Estado poniendo en primer lugar el respeto a la vida y la unidad de nuestra patria”.

La presidenta Áñez, en su discurso, también destacó la labor que el excomandante realizó durante su gestión en la atención de los incendios, y también lo hizo por “coadyuvar en los momentos que nos tocó vivir y a devolverle al Estado la paz y la democracia”.

Por la mañana, la presidenta de la Asociación de Esposas de Militares se acercó a la mandataria cuando salía del Palacio y le entregó una carta, en la que se podía leer un supuesto instructivo de Evo Morales para proteger la vida del exmandatario y para no dejar que los sectores sociales operen.

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