Posesionó 11 ministros, tres de ellos son benianos. Hay dos cercanos al líder cívico cruceño en puestos clave y el resto ligado a Demócratas. Falta todo el ala social

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En su primer día como presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez Chávez posesionó a su primer gabinete con una fuerte presencia de Demócratas, mayoría de cruceños y benianos y gente de confianza del líder cívico cruceño, Luis Fernando Camacho. 

Se trata de 11 carteras a las que se sumarán otras personas, ya que hasta el momento no ha tomado juramento a ningún ministro del área social. Son tres mujeres y ocho hombres de Santa Cruz (5), Beni (3), La Paz (2) y Cochabamba (1).

Anoche juraron como ministros Karen Longaric (Relaciones Exteriores), académica y experta en relaciones internacionales; Jerjes Justiniano (Presidencia), abogado de Luis Fernando Camacho; Arturo Murillo (Gobierno), exsenador y antiguo vocero de Unidad Nacional, ligado a Demócratas; Fernando López Julio, (Defensa), exmilitar y comunicador, asesor de Camacho; José Luis Parada (Economía y Finanzas), el hombre que manejó las cuentas de la Gobernación de Santa Cruz por 14 años; Yerko Núñez (Obras Públicas), exsenador y exalcalde de Rurrenabaque; Roxana Lizárraga Vega (Comunicación), periodista que trabajó en Unitel y con Amalia Pando; Álvaro Coímbra Cornejo (Justicia), exdiputado supraestatal por Beni; Mario Samuel Ordoñez, (Desarrollo Rural y Tierras), exdirector de Senasag, ligado al MAS; María Elva Pinckert, (Medio Ambiente y Aguas), dirigente de Demócratas y Álvaro Rodrigo Guzmán (Energías), dirigente de Demócratas en Beni, ganadero.

Lo partidario

Al menos seis de los 11 posesionados por Áñez son dirigentes de Demócratas, partido que nucleó la alianza Bolivia Dice No en las elecciones del 20-O. 

Una fuente de esta tienda aseguró que los que asumieron ayer lo hicieron a título personal y no partidario, por más que uno de ellos sea el principal asesor económico de Rubén Costas, José Luis Parada. 

Lo mismo sucede con Pinkert, que siempre se mostró cercana al gobernador. 

Murillo fue una ‘herencia’ de la ruptura entre UN y Demócrata, mientras que los tres benianos son de confianza de Áñez.

Dos de los posesionados son asesores muy cercanos a Luis Fernando Camacho, que ayer estuvo en Palacio Quemado reunido con Áñez y a la salida aseguró que no había negociado ninguna cartera y que solo fue a ponerse a disposición de la nueva presidenta. 

Justiniano Atalá es hijo del excandidato presidencial Jerjes Justiniano Talavera, que fue embajador de Evo Morales en Brasil. El ahora ministro de la Presidencia fue nombrado por Camacho en el cabildo de ayer en la madrugada, cuando aseguró que la fórmula de asunción presidencial de Áñez fue diseñada por Justiniano. López, por otra parte, siempre se mostró cercano a Camacho y manejó la comunicación del cívico.

Longaric es una destacada académica, que aseguran que fue sugerida por Waldo Albarracín, mientras que Lizárraga coconducía Cabildeando con Amalia Pando, antes de tener su propio programa, en el que, en los últimos días de campaña para el 20 de octubre, denunció que Morales supuestamente tenía cuentas en el Banco del Vaticano.

La incógnita es quién sugirió a Ordóñez para Desarrollo Rural y Tierra. Hasta hace pocos meses, en las redes sociales tenía un discurso promasista y contestatario a los cívicos.

Las tareas

La primera en definir las tareas de este gabinete incompleto fue Longaric. La nueva canciller abrió su discurso asegurando que Bolivia vive sus primeras horas en libertad y democracia. 

Antes de decirle a la comunidad internacional que en el país no hubo ningún golpe y advertir que decir lo contrario era caer en la mentira y la injerencia en asuntos internos, Longaric definió el trabajo del nuevo gabinete bajo los valores de solidaridad y fe, con una administración pública pulcra y eficiente. 

Aseguró que el principal propósito del nuevo equipo era efectuar elecciones libres, en el que participen todas las organizaciones políticas en igualdad de condiciones y que para ello se invitará a que la Unión Europea y otros organismos internacionales acompañen el proceso.

La nueva presidenta le dio la bienvenida a su equipo asegurando que Bolivia nunca más girará alrededor de un caudillo. Explicó que se trataba de un gabinete parcial por la premura (hasta hace una semana había 20 carteras de Estado y faltan, entre otras, Planificación, Hidrocarburos, Trabajo, Minería, Salud, Educación, Deportes y Culturas) y definió como principales tareas de su corta presidencia restaurar la paz social y realizar elecciones libres. Aseguró que será en el plazo más breve posible. El artículo 169 de la Constitución establece un plazo de tres meses.

Cuando le llegó el turno de hablar al resto de los flamantes ministros, Núñez aseguró que instruirá auditoría a las obras, porque tiene múltiples denuncias de corrupción; Lizárraga se planteó que los medios estatales hagan periodismo de verdad, mientras que Murillo se mostró como el hombre duro del Gobierno. “Para todo aquél que quiera hacer sedición, desde mañana que se cuide”, advirtió. 

Anunció que comenzará la ‘cacería’ de Juan Ramón Quintana, exministro de la Presidencia, y de Raúl García Linera, hermano del exvicepresidente, a quienes apuntó como responsables de las movilizaciones masistas.

Mientras Áñez celebraba su primera reunión de Gabinete, los asambleístas del MAS instalaron la primera sesión de Diputados posrenuncia de Evo Morales.

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