Opinión

Sí fue golpe de Estado

14 de noviembre de 2019, 3:00 AM
14 de noviembre de 2019, 3:00 AM

Esencialmente, un golpe de Estado es la ruptura de la institucionalidad de un país para permitir que una persona o un grupo de personas ejerzan el poder al margen de la ley.

La institucionalidad se basa en la Constitución Política del Estado (CPE). Esta norma es la ley de leyes y, en el Derecho interno, que es el que se ejecuta dentro de las fronteras de los países, está por encima de todo y, consiguientemente, nada está por encima de ella.

Antes de renunciar a su mandato, el expresidente Evo Morales denunció que se estaba operando un golpe de Estado en Bolivia. Como ocurre en un esquema verticalista y autoritario, la palabra del jefe es una orden y se ejecuta como tal. A partir de ahí, el argumento del golpe de Estado se repite como una cantaleta, quizás con la esperanza de que, dándole la razón a Goebbels, se instale en el imaginario colectivo como una verdad, aunque la verdad es que es una mentira.

El detalle es que el expresidente tiene razón: sí se ha operado un golpe de Estado.

Y el gran detalle es que, a contrapelo de lo manifestado por Almagro, el golpe de Estado no se ejecutó el 20 de octubre.

Hace casi dos años, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) emitió la Sentencia Constitucional 0084/2017 que, básicamente, habilitó para una nueva reelección a los entonces presidente y vicepresidente de Bolivia, Evo Morales y Álvaro García. Ninguno podía volver a postularse porque ya habían sido reelegidos y el artículo 168 de la CPE lo prohíbe expresamente. 

Los tribunos justificaron su decisión con el artículo 23 de la Convención Americana de los Derechos Humanos que consagra, entre otros, el derecho político a la elección que tiene cualquier ciudadano.

El detalle es que, como apuntamos líneas arriba, en Derecho interno nada está por encima de la CPE, ni siquiera los pactos y tratados internacionales.

Y el gran detalle es que, con esa sentencia, el TCP modificaba de facto la Constitución, usurpando funciones que solo le competen a una Asamblea Constituyente. Además, desmontaba toda la estructura jurídica de elecciones y reelecciones que se basaba en otras normas, como ciertos párrafos de los artículos 52, 64 y 65 de la Ley del Régimen Electoral.

Se deshizo, entonces, la institucionalidad del Estado basado en las normas básicas de elecciones y reelecciones. A partir de ahí comenzamos a vivir sin institucionalidad. Se ejecutó un golpe de Estado de bajo perfil, que no hizo chillar a nadie en la comunidad internacional, y que convirtió en dictador al que la propició.

Entonces sí, señor Morales. Hubo golpe de Estado en Bolivia: el que dieron usted y su partido.

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