El líder cívico llamó a festejar a los pies del emblemático monumento cruceño lo que denomina el triunfo de la democracia. Reconoce que el informe de la OEA ayudó. Fueron 21 días de paro cívico

12 de noviembre de 2019, 19:15 PM
12 de noviembre de 2019, 19:15 PM

“Todos los bolivianos somos parte de esto, la juventud y las mujeres son pilar fundamental de la lucha y eso es lo que hay que tener claro. La juventud se ha apoderado de las calles, ha sido la protesta pacífica y la recuperación de la democracia más grande de este país”, dijo el presidente del Comité Pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, tras conocer la noticia de que Jeanine Áñez es la nueva presidenta del Estado boliviano por sucesión constitucional. El dirigente cívico fue el principal líder de este movimiento histórico.

Camacho invitó a la población a festejar lo que llama un día de libertad, de democracia, de paz, a medianoche, a los pies de El Cristo Redentor, como cierre del paro de 21 días. “El informe de la OEA fue el punto de partida para que los bolivianos podamos decir claramente que tenemos el derecho de hacer una resistencia pacífica, totalmente legal para conseguir el objetivo. Nos vemos hoy a medianoche en El Cristo”, sostuvo un emocionado líder cívico.

En las tres semanas de lucha por la democracia hubo enfrentamientos que terminaron ocasionando siete muertos en todo el país. También se dieron saqueos por turbas vandálicas, en especial luego de que Evo Morales renunciara a la presidencia, el domingo. 

En actos delincuenciales también se quemaron dependencias policiales en varios lugares del país, y se dañó la propiedad privada y estatal. Los vándalos se llevaron armas de fuego de dependencias policiales, que luego utilizaron para atacar a los efectivos del verde olivo, que al ser rebasados pidieron que la Fuerzas Armadas (FFAA) salgan a las calles para pacificar el país. El llamado de apoyo desesperante, dado este lunes, fue aceptado por los militares.

Este martes aún seguían dándose enfrentamientos en algunos lugares y existía la amenaza de los pobladores alteños que pretendían llegar hasta las puertas de Palacio Quemado.