Diferencia. Algunos analistas advierten que los gastos del Gobierno ya son insostenibles. En tanto que el ministro de Economía destaca la expansión de Bolivia, refrendada por datos de organismos internacionales

10 de noviembre de 2019, 3:00 AM
10 de noviembre de 2019, 3:00 AM



La época de bonanza de Bolivia terminó y es hora adecuarse a tiempos más austeros. Así lo sugieren la calificadora de riesgo Fitch Ratings y expertos nacionales en materia económica.

En su último informe, publicado el 14 de octubre de este año, Fitch Ratings señala que el próximo Gobierno boliviano tendrá que endurecer las políticas altamente expansivas para frenar las presiones negativas de la balanza de pagos, principalmente mediante la reducción de la inversión pública, pero con cierto riesgo.

Eso, según la calificadora, podría resultar en un ‘aterrizaje’ más difícil para la economía o ser insuficiente para mitigar los crecientes riesgos para el régimen de tipo de cambio estabilizado.

En su informe de octubre, Fitch Ratings además mantuvo la proyección negativa para el país. Cabe recordar que, en junio de este año, la calificadora revisó la perspectiva para Bolivia desde estable a negativo.

Para el economista Róger Alejandro Banegas, si no se aplica un ajuste fiscal en el corto plazo, la sostenibilidad económica del país estará en riesgo. 

“Si bien la inversión pública se relaciona con el crecimiento de la economía; de igual forma, provoca el aumento del déficit del Gobierno”, explicó.

En el contexto actual, sostiene el economista, el déficit fiscal del Ejecutivo se sitúa en alrededor del 8% del PIB, vinculado a un crecimiento esperado en torno al 4% de la economía, siempre que no existan shocks negativos en el país (incertidumbre interna y conflictos). 

El experto además considera que, en un escenario adecuado de ajuste fiscal, el déficit requerido estaría en alrededor del 2% del PIB, por lo cual, la economía crecería alrededor del 2% de manera sostenible en el tiempo.

Para ello, se tendría que combinar la reducción de transferencias y eliminación de algunos bonos sociales (Juancito Pinto, Juana Azurduy) con énfasis principal en la reducción de la inversión pública, principalmente en sectores productivos e infraestructura.

En esa misma línea, el también economista Carlos Schlink, indicó que al Gobierno no le queda otra alternativa que reducir el gasto público, ya sea inversión o pago de funcionamiento.

A decir de Schlink, esa labor debe llevarse a cabo de forma gradual para que no sea traumático para la economía. Ese ajuste, de acuerdo con el experto, implica reducir la circulación de dinero, y la base y emisión monetaria; es decir, aplicar medidas de política monetaria contractivas.

“El problema fundamental es el déficit fiscal, el Gobierno tiene más gastos que ingresos y todo tiene límites. Un país no se puede endeudar todo lo que quiera para cubrir sus gastos. Ya llegamos al límite”, manifestó Schlink.

Por su parte, Luis Arce, ministro de Economía y Finanzas Públicas, recientemente señaló que los organismos internacionales han ratificado el buen comportamiento de la economía boliviana señalando en sus últimas proyecciones; para este año, que Bolivia nuevamente liderará el crecimiento económico en Sudamérica.

A pesar de ello, algunos ‘opinadores’ neoliberales e inclusive algunos sectores empresariales han manifestado sus inquietudes acerca de los supuestos riesgos del déficit fiscal, la disminución de las reservas internacionales (RIN) y del tipo de cambio, dijo Arce.

La autoridad indicó que el principal problema que enfrentan, tanto las cuentas fiscales actuales como la balanza comercial y su consecuente efecto sobre las RIN, se debe al incremento paulatino y sostenido de la importación de diésel y gasolina del país.

“Queda claro que la solución a este problema debe pasar por una mayor producción de estos combustibles”, sostuvo Arce.

En tanto, el economista y director del Banco Central de Bolivia (BCB), Abraham Pérez, manifestó que el futuro económico depende del modelo que el próximo gobierno instale, pero alegó que, si obedece a los ‘mecanismos ortodoxos de organismos internacionales’, de bajar inversión pública y poner carga a sectores populares podría ser caótico.

Por ese motivo, Pérez subrayó que será importante plantear medidas que no sean antipopulares, ya que la población no está dispuesta a soportar más carga en su economía y eso podría generar problemas como los de Chile.

 Enfoque en tres ejes

Para el asesor general de la Gobernación de Santa Cruz, José Luis Parada, el nuevo gobierno debe hacer ajustes que se orienten hacia tres vertientes principales.

La primera es trabajar en el equilibrio del déficit fiscal y para conseguirlo se deben reducir los gastos estatales o aumentar los ingresos.

Según la Fundación Milenio, los datos más recientes de las cuentas fiscales muestran un déficit del sector público no financiero (la suma del Gobierno general y las firmas públicas) de Bs 22.670 millones en 2018, superior a Bs 20.278 millones de 2017. 

Para 2019, el Presupuesto General del Estado (PGE) proyectó un déficit fiscal de Bs 21.502 millones, Bs 1.168 millones menos que el año pasado.

Como segunda observación, el, ejecutivo señaló que otro asunto a considerar es el déficit comercial. “Cada vez hay menos dólares en la economía para pagar las importaciones”, expresó.

Cabe hacer un paréntesis y recordar que el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) exhibe en sus informes que, hasta agosto de este año, las exportaciones bolivianas registraron una caída del 5% comparado con el mismo periodo de 2018, en tanto que las importaciones crecieron un 3%. Estas cifras arrojan un déficit en el saldo comercial de $us 722 millones.

El tercer problema al que apunta Parada será el de atender al sector de los combustibles. El PGE 2019 establece que el valor de la subvención es de $us 623 millones, un 30% más que en la gestión anterior y esto es cerca del 28,3% de la renta petrolera (de acuerdo con información oficial, en 2018 el país obtuvo una renta petrolera de $us 2.200 millones). “Se deben buscar alternativas de nuevos ingresos porque el déficit se ha cubierto con deuda”, advirtió Parada.

Balance equilibrado

Con un ajuste fiscal alternativo más exigente, tal como es el balance fiscal equilibrado entre los ingresos y gastos para el Gobierno: 0% de déficit fiscal, dice Banegas, el crecimiento de la economía sería del 0,7%, posiblemente con la necesidad de privatización de empresas estratégicas.

Este escenario, según el economista, involucraría que no exista aumento del ingreso per cápita, inclusive éste podría disminuir si la tasa de crecimiento de la población es ligeramente mayor al crecimiento de la economía.

“El PIB crecerá a una tasa del cambio tecnológico, más el crecimiento de la población”, expresó Banegas.

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