Los tres tienen tiempos y complicaciones distintos. No se vislumbra una salida rápida para los conflictos en el país.

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4 de noviembre de 2019, 6:29 AM
4 de noviembre de 2019, 6:29 AM

No hay salida rápida a la vista. Tras dos semanas del estallido de la crisis poselectoral en Bolivia, hay al menos tres escenarios de solución al conflicto y ninguno parece tener consenso entre todos los sectores. Por un lado está la solución planteada por el Gobierno, que no es compartida ni por la oposición cívica ni por la política. Otro vértice de este triángulo es el de los cívicos y el Conade, que mantienen las movilizaciones y que ven que la única salida es la renuncia de Morales, algo que es visto como golpe de Estado por el Gobierno y como una movida inconsulta por los políticos. El último de los vértices es el de la oposición formal al Gobierno, encabezada por Carlos Mesa, que plantea nuevas elecciones, pero sin la interrupción del mandato de Morales.

Posiciones y contra

Para Morales y el resto del Gobierno, la única salida es esperar el trabajo de la Organización de Estados Americanos, que hoy ingresa en su quinto día y que demorará, según los planes iniciales, al menos una semana más. La auditoría integral al proceso electoral no fue aceptada desde el primer momento por la oposición cívica y fue rechazada por Mesa, al considerar que no fue consultada y que Luis Almagro, secretario general de la OEA y el Gobierno pactaron unilateralmente el convenio. Hasta el momento, no parece que el resultado de la auditoría sirva para superar la crisis, salvo que concluya que hubo fraude y dé la razón a los movilizados.

Por el lado cívico, la única forma de levantar las protestas es la renuncia de Morales. Un día antes de asumir esta determinación, había hablado de nuevas elecciones hasta el 15 de diciembre, más o menos en la misma línea que hoy está Mesa, pero luego Camacho le sumó el ultimátum que se cumple hoy. No es la primera vez que el cívico cruceño da plazos. Lo hizo el 4 de octubre, cuando dio hasta el mediodía del 7 para expulsar a los colonizadores ilegales de la Chiquitania, bajo amenaza de retirarlos él. Luego, el 21 de octubre, dio otras 48 horas de plazo para convocar a segunda vuelta, bajo la amenaza de posesionar a Mesa como presidente.

De triunfar la posición de Camacho, la crisis podría estirarse hasta seis meses y llegar a extremos como tener un presidente de transición como en 2005, con la única tarea de llamar a nuevas elecciones.

Eso, nuevos comicios, es lo que plantea Mesa, pero sus condiciones también amplían el conflicto. Plantea que la votación se realice con un nuevo Tribunal Supremo Electoral y nuevos tribunales departamentales. Eso significa que las asambleas departamentales y la Asamblea Plurinacional (la mayoría controlada por el MAS) tendrían que elegir a nuevos vocales. Pese a que Gustavo Pedraza, candidato a la vicepresidencia de Carlos Mesa, asegura que la intención es que se vaya a las urnas el 15 de diciembre, no explica cómo sucederá esto si hay que renovar todos los tribunales electorales. Esto haría que el nuevo periodo constitucional se instale el 6 de agosto y no el 22 de enero.

Morales estuvo ayer en la radio San Gabriel, con sede en El Alto y mucha llegada a los sectores aimaras.

Más actores y menos partidos

1. Los grandes afectados por esta crisis son, otra vez, los partidos políticos. La votación ‘mató’ a cinco de los nueve, pero los conflictos dejaron en terapia intensiva al resto.  

2. Hay un fuerte refuerzo a lo devocional en la política, algo que ya se había expresado en el voto hacia el candidato del Partido Demócrata Cristiano, Chi Hyun Chung.

 3. La votación del 20 de octubre puede haber dado un poder muy volátil. De momento, pueden quedar en el aire.

4. Ya hay promotores de cívicos y de figuras del Conade como una nueva alternativa de poder y no descartan que afecte al resto de los opositores.


            


        


        


            

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