Había desaparecido en Potosí el 6 de agosto de 2018. Fue ubicada gracias a que, desde Chile, vieron su fotografía en el Facebook de Asafavittp. En el vecino país se indaga trata y tráfico de personas con fines de explotación laboral

El Deber logo
3 de noviembre de 2019, 3:00 AM
3 de noviembre de 2019, 3:00 AM

“Mamita de tan lejos viniste”, le dijo ‘Soledad’ a su madre, cuando se reencontró con ella y con su hermano en Santiago de Chile, luego de 14 meses de su desaparición en Potosí.

“Me quise desmayar de la emoción, hemos llorado mucho, pero de alegría”, cuenta doña ‘Sara’, sobre el emotivo momento que se dio a comienzos de octubre. Por lo general, en Bolivia se conocen muchas denuncias de desapariciones y casos de trata y tráfico de personas, pero son muy pocos los que llegan a comprobarse y menos aún los casos en que las víctimas son recuperadas.

Este es uno de esos muy pocos, pues se trata de una joven que luego de desaparecer el 6 de agosto de 2018 de su natal Potosí, apareció en Chile. Tanto el nombre de la joven como el de su madre son ficticios, para proteger sus identidades.

Sin embargo, la historia es verídica, pues la joven de 26 años estaba siendo explotada laboralmente, de acuerdo con lo que indican las investigaciones de las autoridades chilenas, como se lo confirmaron a Rita Hurtado, presidenta de la Asociación de Víctimas de Trata y Tráfico de Personas (Asafavittp). Precisamente, gracias a esta institución, fue que ‘Soledad’ fue ubicada.

El 3 de septiembre de este año, Rita Hurtado fue contactada por una funcionaria chilena que le dijo que en el Facebook de Asafavittp había visto la foto de ‘Soledad’ con el cartel de desaparecida. La autoridad le indicó que la muchacha de la foto estaba en un centro de acogida para mujeres vulneradas por la trata de personas e inmigrantes en situación de explotación.

No recuerda mucho

 “Dé gracias a Dios de que ha encontrado a su hija y que está viva”, le dijo a ‘Sara’ una funcionaria de la institución chilena, donde aún está internada ‘Soledad’. Y no era para menos, son pocos los casos que se conocen de personas desaparecidas o víctimas de trata y tráfico que se reencuentran con sus familiares, menos aún si fueron llevadas a otro país.

“Después del llanto nos hemos tranquilizado, y le he preguntado quién la llevó a Chile, pero ella no recuerda todo, dice que tiene imágenes borrosas”, contó Sara. Esto, en parte, podría tener su explicación en que Soledad, según su madre y su hermano, sufre de algún tipo de problema de salud mental, aunque no está diagnosticado.

Lo concreto, según su madre, es que sufría de epilepsia. Lo que conoció Asafavittp es que fue hallada en un restaurante en el norte de Chile, cuando una cliente que frecuentaba ese lugar, observó que la tenían en malas condiciones y que no tenía descanso, por lo que denunció el caso a las autoridades de ese país como un posible caso de trata y tráfico de personas con fines de explotación laboral.

Sin embargo, a Sara los especialistas del centro de acogida donde está su hija le aconsejaron, que no le pregunte mucho, que no la vuelva a hacer recordar lo que vivió, para no afectar el tratamiento contra el estrés postraumático que le están realizando.

Un paseo por la playa

Sara y su hijo se prestaron dinero para comprar pasajes de bus y viajar a Chile, donde estuvieron dos días. Luego del reencuentro, Soledad tuvo un permiso especial para ir a conocer el mar con sus familiares. 

“Viajamos unas cuantas horas y hemos llegado a la playa; hemos paseado por la arena y el agua, he sentido mucha emoción, estábamos contentas caminando y viendo todo así tan bonito”, relata la madre. 

¿De qué hablaron?, de los paisajes, del mar, de los muelles, las pequeñas embarcaciones y los enormes barcos de carga que tenían frente a ellas. Solo cosas buenas para que Soledad esté tranquila. ¿Y de su retorno a Bolivia?, se le pregunta a Sara. “Uh, ese tema bien complicado había sido”, comentó y suspira.

La repatriación y la reserva

En Chile, ‘Soledad’ está bien, recibe tratamiento sicológico, atención de salud, alimentación y todo lo necesario para su recuperación y reintegración a su familia. Sin embargo, precisan coordinar acciones con el Estado boliviano para realizar los trámites.

A los familiares les dijeron dos cosas, que deben coordinar con la Fiscalía.

La investigación por trata y tráfico con fines de explotación laboral y por otra parte, vía Consulado, sobre los trámites de repatriación.

En ninguna de las dos cosas, la familia de Soledad, que radica en Potosí, conoce avances, dice el hermano de la joven.

“Cuando hemos intentado averiguar en nuestra ciudad sobre los pasos a seguir para la repatriación de mi hermana nos han dicho que tenemos que ir a averiguar a La Paz; y sobre la investigación del caso, nos asignaron a un fiscal que nos indicó que se contactaría con la Fiscalía de Chile para coordinar, pero hace unos días (después de las elecciones) nos cambiaron de fiscal y esta nos indicó que se iba a informar sobre los pasos a seguir, o sea, lo poco que se avanzó en un mes y medio, prácticamente volvió a cero”, comentó.

Cuando se publicó la aparición de Soledad en septiembre, EL DEBER se contactó con la Dirección General de Lucha Contra la Trata y Tráfico de Personas en La Paz, dependiente del Viceministerio de Seguridad Ciudadana, donde indicaron que, según el protocolo establecido para estos casos, la repatriación de la víctima está a cargo de la Cancillería.

Si hay avances, a más de un mes y medio de conocerse el caso, la familia de Soledad no los conoce. EL DEBER volvió a contactarse con la Dirección General de Lucha Contra la Trata, y se recibió una respuesta breve: “Toda información es de carácter reservado”.

Lidia Ramos

Prevención, investigación, persecución y sanción, son los mandatos de la Ley 263 en Bolivia para combatir la trata y tráfico de personas.

Para Asafavittp, las autoridades solo se enfocan en la prevención, pero no así en las otras fases, por lo que los familiares de víctimas de desaparecidos deben encabezar ellos mismos las investigaciones e incluso, cuando hallan pistas o incluso encuentran a sus seres queridos, no reciben, según sus palabras, apoyo de las autoridades.

Lidia Ramos, de El Alto, por ejemplo, comenta que desde hace cinco años está gestionando el extracto de llamadas de su hija para tener alguna pista del lugar donde desapareció y hasta el momento no tienen resultados.

“Es desesperante saber que mi hija puede estar en el exterior, siendo explotada... la incertidumbre es muy dolorosa”, comenta. También lamenta que ninguno de las futuras autoridades elegidas el 20 de octubre tenga un plan para aplicar la ley en toda su dimensión

Tags