Opinión

Morir acosado por la justicia

18 de octubre de 2019, 3:00 AM
18 de octubre de 2019, 3:00 AM

Las recientes revelaciones de Leo Pinheiro, el exejecutivo de la firma constructora brasileña OAS, han echado luces sobre un viejo misterio que muchos bolivianos no entendían. ¿Por qué en 2006 el flamante gobierno de Evo Morales cargó sin tregua contra el jefe del Servicio Nacional de Caminos (SNC) José María Bakovic, hasta que las acusaciones lo destruyeron y acabaron llevándolo a la tumba?

En su tiempo, las acusaciones expresaban una amplia posición ideológica del MAS: que todos los gobiernos anteriores habían sido corruptos y que el del MAS sería escrupulosamente honesto. Pero ¿por qué precisamente Bakovic y el SNC fueron escogidos como blanco del ataque?

Sospechadas desde hacía tiempo, las evidencias del Sr. Pinheiro ofrecen una respuesta simple: mediante intercesión de Lula, la OAS había financiado la campaña presidencial de Evo Morales en 2005, en el entendido que recibiría acceso preferencial a contratos para la construcción de carreteras en Bolivia. Morales tenía una promesa para cumplir, pero no podría llevarla a cabo mientras una persona honesta como Bakovic estuviera a la cabeza del SNC. Bakovic tenía que ser no solamente apartado; también su credibilidad tenía que ser destruida.

Morales no demoró en hacer su parte. En su discurso inaugural denunció solo en líneas generales la corrupción bajo gobiernos anteriores, aunque sí apuntó al SNC como nido de corrupción. Días después fue abierta una querella contra la autoridad de caminos y se le ordenó comparecer ante una oficina policial.

Cuando llegó a la audiencia, se encontró una inesperada turba hostil que, según se supo después, había sido reclutada en El Alto y traída a La Paz en autobuses. La audiencia resultó en una imputación relacionada con un contrato de peaje.

Ahí comenzaron los padecimientos de Bakovic, que desembocaron en 76 imputaciones en varios lugares de Bolivia, a las que, viajando de un lugar a otro, dedicó gran parte de los siete años que le quedaron de vida. Solo esos trajines le representaron gastos estimados en unos $us 200.000.

Los ocho años de persecución judicial llegaron a un veredicto, leído en Tarija: Era inocente.

Claramente no era lo que el gobierno esperaba. Una delegación gubernamental de alto nivel, llegó de La Paz para reunirse con los magistrados a puertas cerradas.

Hubo un nuevo veredicto y ahora Bakovic era culpable.

Bakovic tuvo apoyo de pocos amigos. De vez en cuando algún editorial mencionó su odisea. En verdad, estuvo solo. Ninguna organización influyente lo apoyó. Cierta vez comentó que Jacob Ostreicher, el arrocero americano, que enfrentaba su propio calvario, tuvo apoyo de la comunidad judía de Nueva York, junto a un comité del Congreso de EEUU. Incluso el actor Sean Penn lo apoyó. En contraste, a él nadie lo ayudó.

Como católico devoto, asistía todos los domingos a la misa donde quiera que estuviere. Apeló al Papa y le escribió una carta. Pero el Vaticano no respondió.

El hecho aún más curioso fue la falta de apoyo del Banco Mundial, la institución de la que Bakovic se había retirado después de trabajar para ella 17 años. En realidad, el BM había jugado un papel importante persuadiendo a Bakovic a dejar su retiro y asumir la cabeza del SNC. El interés del BM era bastante claro: quería que una persona honesta y capaz tomara sus riendas, de manera que el banco pudiera invertir en proyectos camineros.

Pero cuando el ataque a Bakovoic comenzó, para el BM surgieron otras prioridades. Bajo ataque estaba la misma institución, ahora acusada de ser instrumento del imperialismo americano. El banco deseaba volver a contar con la mirada benévola del MAS y del gobierno de Morales.

Era paradojal que con ese propósito, hubiera designado como su representante en Bolivia a una persona cuyas credenciales políticas fuesen a agradar al gobierno. Natural del Oriente Medio, era un defensor abierto de la causa Palestina contra Israel. Este punto de vista debe haberle ayudado a pasar la prueba política ante el MAS, al igual que ante el banco que representaba. En la siguiente inauguración de un proyecto, el presidente Morales definió la evolución del estatus del BM en Bolivia: ¨El BM era nuestro enemigo. Ahora es nuestro amigo¨.

¿Por qué el BM se habría comportado tan desvergonzadamente? Dos funcionarios en Washington dieron una rápida respuesta. Primero, el BM es un banco. Como tal, no debe maximizar utilidades pero debe evitar pérdidas. Tiene costos fijos elevados, por ejemplo los sueldos de esos expertos, y por eso tiene que colocar préstamos donde le sea posible, para ganar intereses.Segundo, aunque se puede creer que el banco es un instrumento de la política estadounidense, la institución no piensa así. Se mira a sí misma como servidora de todos los países miembros, que son sus dueños. No pelea con sus dueños.

El final de José María Bakovic estaba casi dicho de antemano. En 2013, estaba en el octavo año defendiéndose de varios procesos diseminados por Bolivia, pero el mayor precio lo estaba pagando su propia salud.

Cuando se le ordenó comparecer a una audiencia de uno de los 76 procesos, la sesión debía realizarse en La Paz. Sus médicos intervinieron y le advirtieron que viajar desde su domicilio en Cochabamba, pondría su salud en riesgo.

Al gobierno eso no le gustó. Convocó a sus propios médicos oficiales, quienes lo examinaron y lo declararon en condiciones para emprender el viaje.

Con todas las puertas cerradas, Bakovic no tenía más opción y viajó. En plena audiencia, colapsó con un ataque al corazón y murió pocos días después. Tenía 74 años.

Entretanto, el SNC, ahora bajo nueva dirección, no presentó obstáculo para el pago de las deudas a la OAS y Lula. Todo marchó como había sido previsto. Hasta que apareció Lavajato.

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