Tiene 32 años y acompaña a Óscar Ortiz en la alianza Bolivia Dice No. Asegura que su tienda política cumple con dos de los mandatos del 21-F: renovación y unidad opositora posible

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15 de octubre de 2019, 6:49 AM
15 de octubre de 2019, 6:49 AM

Entró a la carrera electoral por la renuncia de Edwin Rodríguez a la candidatura de vicepresidente por Bolivia Dice No. Se llama Shirley Franco, tiene 32 años, pero 10 de ellos como autoridad electa. Es la compañera de fórmula de Óscar Ortiz y asegura que aún pueden llegar a segunda vuelta junto a Evo Morales.

Usted no es militante de Demócratas, viene de una plataforma cochabambina.

He incursionado en la política a muy temprana edad, yo siempre he estado muy involucrada en movimientos cívicos y ciudadanos. Soy parte de la plataforma Jóvenes por la Unidad y es con esta plataforma que formamos una alianza con Bolivia Dice No. 

Soy cientista política y he estado involucrada en la toma de decisiones desde la Asamblea Constituyente. He sido electa concejal a los 22 años, a los 27 fui electa parlamentaria. Este año he sido elegida como jefa de bancada de la principal fuerza opositora. Este cúmulo de experiencias me ha llevado a asumir este compromiso.

Asumió la jefatura de bancada con algunos problemas, era cuestionada por casi la mitad de sus colegas, ¿cómo se lleva ahora con ellos?

He sido cuestionada por menos de la mitad de mi bancada. Había personas que se resistían a la presencia de una nueva generación política asumiendo la dirección de una bancada en la Cámara Baja. 

En realidad, mi paso por la política no ha sido sencillo, siempre he tenido obstáculos de un sistema adultocentrista y machista, pero más bien eso ha servido para forjar un carácter muy fuerte y finalmente he sido electa por la mayoría de mis colegas parlamentarios, casi 40 diputados, entre titulares y suplentes, que han depositado su confianza en mí.

Su elección ratificó un conflicto en UD, el fin de una alianza, ¿qué garantiza que se vaya a mantener la unidad de la bancada que vaya a conseguir BDN?

A ver, nosotros nos hemos mantenido como un bloque sólido, como Demócratas.

 Yo, como jefa de bancada, tengo la responsabilidad de mantener esa unidad. Lamentablemente ha habido personajes políticos que han confundido la carrera electoral con ciertas responsabilidades que debemos cumplir en la Asamblea. 

Habría que preguntarle a esos personajes políticos por qué han dado un paso al costado en esa unidad que habíamos planteado en 2014. 

Te lo digo bastante concreto: el caso del alejamiento del señor Doria Medina lo conocí prácticamente por los medios de comunicación. Es por eso que los mejores cuadros de UN se han mantenido firmes en la alianza.

¿Volverá a tener con Óscar Ortiz la votación que tuvo con Samuel Doria Medina?

No, nosotros estamos convencidos de que vamos a llegar a la segunda vuelta en esta etapa electoral, por eso estamos redoblando esfuerzos en campaña. Hemos comenzado con un 0% en esta contienda electoral y claramente esta preferencia que hemos podido cosechar es una muestra clara de que los bolivianos tienen una sed de cambio y quieren apostar por una nueva generación política para dirigir este país.

¿Qué hace de Bolivia Dice No el cambio que busca este país?

Primero, que Bolivia Dice No ha actuado siempre con mucha responsabilidad ante los bolivianos y hay tres mandatos que se han podido concretar del 21-F, uno de ellos era impedir la reelección de Evo Morales y Álvaro García Linera, pero los otros dos mandatos eran la unidad y la renovación. 

Esos son los otros dos mandatos que la alianza ha cumplido a cabalidad. Hemos tratado de construir la mayor unidad posible, hemos suscrito más de 50 acuerdos con distintas organizaciones sociales y políticas, pero también hemos apostado por la renovación.

 En el binomio, en diputaciones y senadurías, tenemos una simbiosis entre trayectoria y experiencia, juventud y renovación. Eso es lo que la juventud estaba pidiendo y eso es lo que hace singular a la alianza BDN. 

Pero, además, nosotros no nos sometemos en la figura de un solo candidato, no sobreexplotamos la imagen de nuestro candidato a la Presidencia, nos sostenemos en el trabajo que hemos venido realizando como proyecto político serio y alternativo al MAS.

Ustedes han prometido un 10% del PIB para salud. Eso significaría invertir Bs 10.000 millones más que lo actual, ¿de dónde saldrá?

Eso va a venir de acuerdo con el crecimiento que tengamos cada año en nuestra economía, por eso estamos hablando de porcentajes, no de cifras exactas. Por eso también estamos hablando de porcentajes de inversión en materia judicial. 

Nuestro programa ha costado esfuerzo y lo hemos construido día a día a través de 100 diálogos ciudadanos. Es por eso que tiene grandes coincidencias con el cabildo del viernes en Santa Cruz. Hemos construido el programa de Gobierno tomando en cuenta las demandas y las necesidades de los bolivianos.

Otro punto que se plantea es una reforma de la Ley de Hidrocarburos, ¿cómo sería?

En realidad, no ha habido ninguna modificación que se haya realizado al IDH desde que ha asumido el presidente Evo Morales. Creemos que estos son debates que tenemos pendientes. 

Creemos que hay que llevar adelante el pacto fiscal, pero además instalar la discusión con las nueve gobernaciones y los municipios para generar una distribución más equitativa de las diferentes formas de financiamiento, que finalmente son las que sostienen a este país.

¿Y esto cómo afectaría a la Ley de Hidrocarburos?

No vamos a hacer modificaciones en la relación que se tiene entre las empresas transnacionales y el Gobierno. Lo que sí vamos a hacer es una redistribución respecto al manejo centralizado que existe en el nivel central. 

Lo que sí estamos apostando es a atraer nuevas inversiones extranjeras para incentivar la exploración. Y esto pasa por llevar adelante licitaciones de diferentes áreas del país. Lamentablemente, desde el Gobierno de Tuto Quiroga, no ha habido descubrimiento de nuevas reservas petrolíferas. Queremos darle al país una nueva imagen de que tiene seguridad jurídica y que es un país que cumple sus contratos, porque eso nos ha mermado una mayor posibilidad de crecimiento económico.

Otro punto que propone es una reforma a la Ley General del Trabajo, ¿de qué se trata?

Creemos que el régimen laboral está desactualizado, que hoy por hoy no responde a la realidad que vive el sector emprendedor de este país. Lo queremos actualizar en una discusión tripartita en el que participen los trabajadores, el sector empresarial y el Gobierno.

Hoy por hoy tenemos un sistema impositivo que asfixia a los emprendedores y que termina trasladando una serie de cargas al sector laboral, que termina generando incertidumbre. Eso queremos hacerlo en los primeros 100 días.

También se plantea una evaluación a las empresas públicas, ¿qué pasará con las que no pasen esta evaluación?

Es algo que nosotros tenemos que discutir de manera frontal y con total honestidad. Tenemos una economía realmente frágil y vemos que se están sosteniendo empresas que no se ve que coadyuven a la economía de este país. 

No se puede seguir subvencionando a empresas que se están convirtiendo en una carga para este país. Estamos hablando de más de 50 empresas estatales y asumiremos una decisión que definitivamente sea favorable para los bolivianos. No estamos en una época de vacas gordas y seguramente tendremos que hacer ajustes y recortes.

Se habla de un cambio de régimen fiscal, ¿cuáles serían los cambios?

Estamos apostando a cambiar y dar un viraje a la economía de nuestro país, dejar de ser un país netamente extractivista, depender de los precios internacionales de nuestras materias primas y abordar otro tipo de economía.

La pregunta era sobre el régimen fiscal, sobre los impuestos...

En el tema de impuestos, nosotros estamos buscando ser un gobierno amigo del sector empresarial y privado. Queremos eliminar todos los impuestos irracionales e improductivos, que no van acorde con la economía de los bolivianos. 

Te puedo hablar claramente del IT, del ITF, pero también existen impuestos realmente elevados, como el 25% sobre las autoridades. Tenemos un sistema impositivo que ahuyenta que los bolivianos incursionen en el sector formal y eso implica tener menos oportunidades de créditos. En Bolivia se pagan 42 impuestos al año cuando el promedio a nivel internacional es de 27. Realmente tenemos un sistema impositivo extorsionador.

¿Eso afectaría a los ingresos estatales?

Justamente, para hacer un balance, estamos apostando a otro tipo de economía, por eso mencionaba la diversificación, apostar a la economía del conocimiento, abrir el mercado internacional a nuestras pymes, porque queremos pequeñas y medianas empresas internacionalizadas, y eso nos generará un equilibrio a esta reducción de impuestos. Lo que queremos de impuestos es que tenga una mayor cobertura.

¿A qué se refiere con revolución exportadora?

Hemos planteado tres planes de acuerdo con los pisos ecológicos que tenemos en nuestro país: Andes exportador, Amazonia exportadora y el sur exportador, reconociendo las diferentes potencialidades económicas que tienen. Queremos darle la posibilidad de acceder a mercados en el exterior a nuestras pequeñas empresas y eso les va a permitir mejorar en su competitividad. Hoy tenemos un déficit comercial, en Bolivia se está importando más de lo que se exporta y eso pasa porque tenemos aranceles, tasas e intereses que impiden al pequeño exportador que haga conocer sus productos en el exterior.

¿Alguna idea de cuánto va a costar eso?

Este es un plan que lo estamos diseñando y seguramente, cuando seamos Gobierno, lo vamos a instalar. Se lo tiene que implementar de la mano con los emprendedores, pero es una labor titánica que se la tiene que realizar.

Habla de federalizar la autonomía, pero una de las críticas del Gobierno a la gestión de Rubén Costas es que no ha generado ningún recurso propio. ¿La federalización es una redistribución de ingresos?

El problema del MAS es que tiene instalado un chip completamente centralista, les encanta concentrar el poder. Ya existen competencias que están distribuidas en la Constitución, lo que queremos es que se dote de asignación presupuestaria para que esas competencias se puedan cumplir. Ahora, el 85% se concentra en el nivel central del Estado y por eso tenemos un presidente, como Evo Morales, que juega a ser un alcalde mayor, entregando canchitas de fútbol, escuelas, hospitales de primer nivel, compitiendo con el alcalde del lugar. Esto no pasa por ninguna reforma, sino por profundizar la descentralización.

¿Qué implica eso?

Otorgarle recursos económicos y poder a los gobiernos más cercanos al ciudadano. Que los alcaldes y gobernadores tengan la posibilidad de decidir si es más importante una cancha de fútbol o una unidad educativa. Lo que tenemos hoy es un monstruo de tres cabezas, los municipios se hacen cargo de la construcción de la infraestructura y el equipamiento, pero el nivel central de la contratación del personal. Es por eso que vemos la inauguración de infraestructuras que no entran en funcionamiento hasta meses después.



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