Para los vecinos, no se notan diferencias entre lo municipal y la autonomía indígena. Los gobiernos zonales no registran un incremento en sus ingresos y dependen de programas estatales. El factor político no es ajeno al autogobierno originario

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5 de mayo de 2019, 4:15 AM
5 de mayo de 2019, 4:15 AM

Es un año lluvioso para Charagua. Los últimos días de abril trajeron esa llovizna liviana y persistente, característica de la región, que mantiene en aislamiento involuntario al Gobierno de la Autonomía Guaraní Charagua Iyambae (GAIOC), por el mal estado de sus rutas. Hace dos años que en esta región germinó la semilla de la autonomía indígena que, cada cierto tramo, encuentra trabas en la burocracia estatal o en desacuerdos al interior del naciente modelo de administración. Pero en su tercer año de implementación, la paciencia comienza a escasear y surgen dudas sobre si el autogobierno, que aprobaron vía referéndum en 2009, mostrará por fin sus primeros ‘frutos’.

Sobre la ruta El Espino-Charagua, cuya construcción comenzó con varios retrasos a mediados de 2018, no es raro encontrar una hilera de estudiantes trasladándose de una comunidad a otra. El motivo, cuenta Celia Choque Lavarden, maestra de sexto de primaria, es que en algunas comunidades solo hay un colegio de nivel inicial y, en otras, solo uno de nivel secundario. Este es el caso, por ejemplo, de muchos estudiantes de Tacuarembó que diariamente caminan seis kilómetros a pie a Taputá -de ida y vuelta- para pasar clases.

A un costado del camino, la profesora Choque mira la maquinaria de la empresa china Railway removimiendo y aplanando tierra, mientras espera que algún transportista la ayude a retornar al área urbana. Ve ‘pocos cambios’ en comparación a cuando Charagua era un municipio, pero cree que a las nuevas autoridades todavía les queda tiempo.

Edwin Zurita, vecino y dirigente de OTB en Charagua Estación, afirma que la autonomía les trajo pocos beneficios, porque vino con las mismas fuentes de financiamiento que los municipios, pero incrementó su aparato público. Así se explica que su casa, en una esquina frente a la estación de ferrocarril y a un costado de la carretera de tierra que conecta el pueblo viejo con el centro histórico, todavía no conozca el asfalto.

Son apenas 7 kilómetros los que separaban ambas localidades, pero el barro hace que una movilidad se demore al menos treinta minutos en llegar. “No tenemos un metro de pavimento. El gas domiciliario no funciona y en determinadas horas falta el agua potable”, señala.

Foto: Hernán Virgo

 

Modelo autonómico

Charagua tiene 32.100 habitantes, de los cuales el 68% se identifican como guaraníes, según censo 2012. Con la implementación de la autonomía el 8 de enero de 2017, su territorio de 74.000 km2 -el antaño municipio más grande Bolivia- quedó dividido en seis zonas: Charagua Norte, Parapitiguasu, Alto Isoso, Bajo Isoso, Estación Charagua y Charagua Pueblo, en la que se ubica la ‘benemérita’ ciudad de Charagua. Su estructura de poder se compone de tres niveles: Ñemboati Reta (Órgano de Decisión Colectiva), que es la máxima instancia de decisión compuesto por 27 asambleístas; el Mborokuai Simbika Iyapoa Reta (Órgano Legislativo), compuesto por 12 legisladores, dos por cada una de las seis zonas de Charagua; y el Tëtarembiokuai Reta (Órgano Ejecutivo), compuesto de seis ejecutivos más un responsable de gestión (TRI). En total 46 autoridades.

Le faltan recursos

Para el ejecutivo zonal de Charagua Pueblo, José Menacho, las ‘grandes obras’ no se ven porque todavía se debaten los criterios de distribución de recursos en la aplicación del estatuto autonómico, constitucionalizado en 2014. “Los proyectos que se ejecutan son en su mayoría de la Unidad De Proyectos Especiales (UPRE). No está mal, todos los municipios tienen acceso a eso. De repente la parte incómoda es tener que acudir a diferentes instancias del Gobierno para hacer gestión y nos encontramos con que desconocen la estructura de la autonomía indígena”, indica.

Menacho señala que este año manejarán un techo presupuestario de Bs 29 millones, que es menor al de Bs 36 millones de gestiones pasadas. Con lo que afirma que el presupuesto solo les alcanzanzará para darle sostenibilidad a programas de salud, educación o empleo.

“Tenemos dos centros de salud, seis funcionarios, entre médicos, enfermeras y auxiliares de farmacia. Solamente ahí se nos van Bs 230.000”, dijo.

Menacho destaca que a través de la UPRE se inició la construcción de la unidad educativa 21 de abril, por más de Bs 5 millones, que se espera que se concluya a fin de año. Sobre la obtención de recursos advierte que el factor político partidario se mantiene. “Hay algunas zonas más beneficiadas que otras, no podemos decir que es por militancia partidaria, pero se ve injerencia”, añade.

Construcción unidad educativa 21 de abril, con recursos de la UPRE. Foto: Hernán Virgo

 

Beneficios en comunidades

Al contrario que en Charagua Pueblo o Charagua Estación, en Alto Isoso el ejecutivo Lino Marcelo Segundo celebra los beneficios de la autonomía indígena. Asegura que en 2018 logró más de Bs 13 millones en recursos del Estado para proyectos como un módulo educativo de Bs 5,4 millones y un coliseo cerrado de Bs 5 millones, con recursos de la UPRE; también recursos a través del Fondo de Desarrollo Indígena (FDI) de Bs 2,3 millones, para la compra de tractores y siembra de maíz; además de Bs 1,7 millones del programa Mi Agua V para tanques elevados.

“La autonomía indígena nos da más libertad, especialmente a los pueblos indígenas que somos cuatro de las seis zonas, para gestionar recursos acordes a nuestras necesidades. Si los vecinos ven que no funciona debe ser preocupación del ejecutivo zonal”, aseguró. Segundo cuenta que a fines de 2018 el presidente Evo Morales se trasladó hasta Alto Isoso para la entrega de una unidad educativa, entonces, las autoridades le presentaron una nueva propuesta para la edificar otra unidad educativa y lo consiguieron. “Es cuestión de hacer gestión”, añade.

Población flotante El ejecutivo zonal de Charagua Pueblo, observa que tienen 3.900 habitantes, pero que registran 1.800 estudiantes, es decir, que el 53% de la población sería estudiantil. “Tenemos una población flotante de estudiantes de otras comunidades. Nos perjudica porque tenemos que darles condiciones pero faltan recursos”, explica.

Para Menacho esto ocurre debido a que su población se redujo porque algunos vivientes retornaron a sus comunidades al momento de ser censados.

El director distrital de educación, Reynaldo Huanca Mamani, reconoce que tuvieron dificultades en la coordinación con las dirigencias zonales, pero que se mejoró, y que las partidización en tiendas políticas está enraizaday que se debería usar para ayudar a la población. También mencionó que los recursos se distribuyen bajo criterios como población y que falta una visión de región para encarar proyectos en conjunto, como establece el estatuto.

La presidenta del Comité Cívico de Charagua, María Antonia Arancibia, dijo que cuando concluya la gestión de los ejecutivos zonales en 2022, espera que los candidatos ya no se muestren como ‘independientes’, sino que hablen abiertamente de partidos políticos, y no descarta que se debata la posibilidad de volver a ser un municipio.

 

Punto de Vista

Charagua Iyambae: el reto de gestión pública
José Luis Exeni - investigador 

 

Lo primero que se debe destacar en relación al autogobierno guaraní Charagua Iyambae es que está a la vanguardia del proceso de autonomías indígenas en el país. Con el impulso de las cuatro capitanías guaraníes, se demostró que la plurinacionalidad y la democracia intercultural son posibles. Ahora el gran reto es consolidar la gestión pública de la autonomía en toda su complejidad.

Cuando hablamos de un autogobierno indígena la premisa es que la gestión pública debe ser no solo diferente, sino también mejor que la de un gobierno municipal. Diferente porque se realiza con arreglo al estatuto, autoridades y saberes propios. Y mejor porque incluye mecanismos orgánicos de participación y de control social.

El proceso de transformación del gobierno municipal al autogobierno indígena es de largo plazo. Se está dando los primeros pasos, no sin dificultades. Se trata de un proceso incremental, un aprendizaje, cuyos frutos también son progresivos. Hay barreras que deben superarse, empezando por la profunda huella del municipalismo, y un Estado que todavía no asume los principios de libre determinación y de autogobierno.

Uno de los principales desafíos es el manejo de recursos, que deben beneficiar, independientemente de dónde provengan, a las seis zonas que conforman la autonomía. Para ello es fundamental que la gestión pública además de ser eficiente, tenga autonomía respecto al gobierno central y al gobierno departamental. Y por supuesto que se evite una instrumentalización político-partidaria.

Otros procesos, algunos en el horizonte de reconstitución territorial de la nación guaraní, deben aprender de esta experiencia. Igual se trata de una larga marcha sembrada de obstáculos, pese a lo cual, hay avances importantes, aunque lentos, en diferentes etapas del recorrido.

 

 

 

 

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