Se trata de una terminal que permitirá al feligrés ofrendar con su tarjeta de débito dos, tres, cinco o diez euros utilizando el modo sin contacto

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18 de enero de 2018, 21:59 PM
18 de enero de 2018, 21:59 PM

Una parroquia en Francia encontró la vuelta para aquellos que no tienen cambio en las misas y desarrolló una aplicación para teléfonos móviles e incluso un "ofrendero conectado".

Desde el próximo domingo, cinco ofrenderos "conectados" pasarán entre los feligreses de la iglesia de San Francisco de Molitor, en el oeste de la capital francesa, anunció en un comunicado la diócesis de París.

El objeto tiene un "diseño tradicional", se trata de una canasta que "permite a cada uno conservar las costumbres", señala el arzobispado.

Pero la canasta tiene incorporada una terminal que permitirá al feligrés ofrendar con su tarjeta de débito dos, tres, cinco o diez euros utilizando el modo sin contacto.

"Es simple", dice la diócesis, "todas las generaciones utilizan cada vez menos billetes y monedas" y lamenta luego no poder participar en la ofrenda, que tiene una dimensión espiritual justo antes de la eucaristía.

Las ofrendas son una fuente indispensable de ingresos para la Iglesia, la segunda: 23% de los más de 600 millones de euros recolectados por las diócesis en Francia en 2016. Este monto cubre el funcionamiento corriente de las parroquias (calefacción, alumbrado, etc.).

En París, un feligrés ofrenda en promedio unos 100 euros por año. Desde octubre de 2016, ocho parroquias permiten hacerlo a través de una aplicación para teléfono móvil bautizada "La ofrenda". Ocho iglesias adoptaran el método a partir del domingo.

Esta aplicación está presente en una treintena de diócesis y alcanza a más de 5.000 iglesias reagrupadas en unas 450 parroquias, según la empresa que desarrolló la aplicación, Obole Digitale.

"Aumentamos los recursos de las parroquias con ofrendas entre dos y cinco veces superiores", dijo Stanislas Billot de Lochner, cofundador de la empresa.

Los donadores conectados via la aplicación encuentran en la entrada de la iglesia un papel para meter dentro de la canasta para "rematerializar" su donación.

"Ello permite quitar la frustración de un feligrés que podría decirse: ofrendé pero la gente me mira de manera rara diciéndose 'no donó'", explicó Billot de Lochner.