Se ha desarrollado un trabajo en cada uno de los municipios chiquitanos para realzar sus potencialidades. También se ha construido infraestructura adecuada

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5 de noviembre de 2017, 4:00 AM
5 de noviembre de 2017, 4:00 AM

En una etapa en la que el país siente los efectos de la recesión económica por la baja de precios de nuestras materias primas de exportación, que repercute en la inversión pública y privada, el turismo emerge como una opción para contrarrestar la falta de empleos y oportunidades de negocios.

Este extremo es fácilmente verificable en nuestra región Chiquitana con el posicionamiento de las Misiones Jesuíticas como el primer destino turístico de Santa Cruz y el segundo atractivo del país, después del Salar de Uyuni, en Potosí.

La dinámica turística en la chiquitania, merced a un modelo de gestión y puesta en valor del patrimonio histórico, cultural y natural, a la fecha ha generado cerca de 4.000 fuentes de empleos directos y 8.000 indirectos, lo que confirma una nueva forma de inyección económica a la par de las tradicionales prácticas agro ganaderas y de aprovechamiento de recursos naturales.

Asimismo, la puesta en valor del territorio y la dotación de servicios, ha confirmado que la alianza entre el sector público y privado funciona. En esta dinámica los municipios de San Javier, Concepción, San Ignacio y San Miguel, en la zona norte; San José, Roboré, Puerto Suarez y Puerto Quijarro, en la parte sur de la Chiquitania, abanderan la gestión turística con importantes inversiones en hotelería, restaurantes y servicios de transporte en sus respectivos espacios, articulados a las bondades del territorio en las misiones y el pantanal.

El éxito de este nuevo destino turístico comienza en el compromiso local, en coordinación con entidades públicas, privadas y no gubernamentales, destinadas a la gestión del patrimonio y la promoción del territorio. Estas acciones se las puede precisar en la construcción de carreteras, por parte del Gobierno Nacional y el Gobierno Departamental; gestiones mancomunadas de los municipios chiquitanos, iniciativas de cooperantes como Aecid, Cepad, Cepac, Apac y Ogd Santa Cruz.

En los últimos doce años, después del lanzamiento de las misiones como destino turístico, se desarrolló un trabajo en cada municipio chiquitano destinado a proyectar sus propias potencialidades articuladas al territorio, rico en cultura viva, biodiversidad, ecosistemas y sitios exuberantes de alto valor ecoturísticos.

Eventos promocionales creados para posicionar el territorio, como el Festival de Música Barroca, el Festival de la Orquídea en Concepción o el Posoka Gourmet en San José; la inserción en la Ruta de las Misiones Jesuíticas de Sudamérica y al Circuito Internacional de Turismo Religioso han consagrado a nuestra región en el referente departamental, nacional e internacional de gestión en turismo sostenible y sustentable.

San José de Chiquitos y Roboré, que hasta el 2005, no contaban con la infraestructura adecuada, entre ambos municipios suman cerca de 1.500 camas y una capacidad de albergue para 2.000 turistas, con servicios de transporte cada hora que facilita la conexión Santa Cruz - San José - Roboré y viceversa; e igual condiciones ofrecen el enclave turístico Concepcion - San Ignacio.

Este modelo de gestión, que además busca conectar la región chiquitana con el primer atractivo turístico del país, Salar de Uyuni, está siendo compartido con diferentes municipios como Tarija, San Ignacio de Moxos, La Paz, Sucre, Quillacollo, Uyuni y Colcha K, en Potosí, como una forma de integrar y aprovechar el potencial nacional.

Esta proyección de la Chiquitania es la confirmación que Santa Cruz y Bolivia pueden alcanzar grandes resultados en turismo, con políticas públicas claras y una adecuada planificación estratégica para mostrar mejor nuestra vocación turística, atraer la inversión privada y facilitar la llegada de los millones de posokas (visitantes en lengua chiquitana), que buscan nuevos destinos.

Finalmente hay dos aspectos fundamentales a considerar para la profundización del proceso. Si bien el destino está en el territorio chiquitano, es imposible su posicionamiento definitivo y consistente sin la articulación y compromiso de los actores departamentales y nacionales que no siempre acompañan los esfuerzos que desarrollamos los actores locales.

El segundo es el aporte de la región chiquitana a los demás territorios del país que no cuentan con las ventajas comparativas de ser patrimonio cultural vivo de la humanidad, sumados a nuestras riquezas naturales. Con nuestros aliados institucionales y actores sociales, hemos diseñado un modelo cuya ejecución puede ser realizada en cualquier lugar del territorio boliviano poniendo en valor las ventajas existentes en cada sitio. Partiendo de un plan, la voluntad política de los actores, el compromiso de la población y la articulación con las demás instancias públicas, es posible multiplicar las potencialidades, compartiendo sus resultados. Es nuestro compromiso con Bolivia. Bolivia es el destino.