Contó su verdad sobre las operaciones de LaMia y el accidente a EL DEBER desde EEUU. Dio su testimonio para pedir asilo. Está viviendo con su esposa y sus dos hijos. Se siente una víctima

El Deber logo
19 de agosto de 2018, 14:00 PM
19 de agosto de 2018, 14:00 PM

A casi dos años del siniestro que estremeció al mundo, EL DEBER encontró al coronel y piloto de la Fuerza Aerea Boliviana (FAB) Marco Antonio Rocha Venegas, socio propietario y director de operaciones de la empresa LaMia. Vive en Miami, Estados Unidos, con su esposa y sus dos hijos. Es investigado en Bolivia por el desastre de la nave CP-2933, que cayó en Colombia el 28 de noviembre de 2016, dejando un saldo de 71 muertos de la delegación del equipo de Chapecoense y siete supervivientes.

No había hablado con nadie del suceso hasta que lo contactamos. No fue fácil hablar ni llegar a él pero al final escuchamos su historia.

El 1 de agosto llegamos a su casa en Miami. Nos recibió a las 18:00 y el diálogo se alargó hasta la madrugada del siguiente día. Su esposa, Elizabeth Vacaflores, y sus hijos, de 14 y 19 años, escuchaban y lloraban al oírlo contar parte de su vida y recordar el conmovedor accidente del avión de LaMia en Colombia.

A los 50 años de su vida, el hombre que recibió menciones de honor en la carrera militar, que ocupó los primeros lugares en su curso, que habla varios idiomas y que viajó por todo el mundo, se quebrantó y reconoció que el accidente fue lo más duro de su vida y que desde aquel día ya no es el mismo.

A mediados de diciembre de 2017 llegó a Estados Unidos, pidió asilo por considerarse víctima y perseguido del Gobierno y por negársele el derecho a su defensa. De la noche a la mañana se vio solo en una calle de Miami, con cuatro prendas de ropa en su maleta y sin saber adónde ir.

La noche de Navidad le ‘cayó’ en el aeropuerto de Miami, donde recibió como regalo del hombre de barba blanca la llegada de su esposa y sus hijos. Dice que su familia llegó para compartir el sacrificio y para él lo más valioso es que están juntos. Está agradecido con Dios y pide perdón a las víctimas del accidente fatal.

Su mujer y su hijo mayor trabajan en diversos oficios, mientras él empezó a trabajar pintando casas, mientras espera la respuesta a su pedido de asilo que hizo a las autoridades estadounidenses.

 ¿Quién es Marco Antonio Rocha y cómo llegó a Estados Unidos?

Quisiera agradecerte el poder charlar, poder decir las cosas que la gente no conoce, para que escuchen el otro lado de la historia y puedan tener una idea cabal de lo que está pasando.

Soy Marco Antonio Rocha Venegas, vengo de una familia de clase media baja de Oruro, tengo cuatro hermanos, fui a Santa Cruz el año 1986 a estudiar al Colegio Militar de Aviación (Colmilav). Fui galardonado como el mejor cadete en conducta y disciplina militar, y me gradué como subteniente de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) el año 1989. Salí becado a Estados Unidos cuatro veces, a Uruguay, a Australia y a cursos de aviones BAe. Hice entrenamientos en Inglaterra y Suiza. Fui a cursos de comando de escuadrón en la escuela de guerra aérea y fui graduado de honor. Gracias a mis iniciativas la FAB logró la reestructuración de Transporte Aéreo Militar (TAM).

Hicimos un cambio, una reingeniería modificando los aviones viejos y operando en aeropuertos. Me convertí en el primer director del TAM con el grado de mayor, en 2007. Por una cuestión de principios tuve que dejar la institución que más amaba. Me retiré de la FAB el 2012 con el grado de Tcnl.

 ¿Cómo apareció en LaMia?

Es una historia larga, pero se inicia cuando yo, después de retirarme de la FAB, busqué nuevos horizontes. En primer momento busqué lugares de trabajo en varias aerolíneas, pero por el tipo de avión especial fui contratado por una empresa que estaba en proceso de certificación en Aruba y se llamaba Aruba LaMia. En 2013 nos fuimos allá con otros dos oficiales, que también pidieron licencia de la FAB y nos quedamos ahí medio año. La empresa suspendió su certificación por exigencias financieras de ese Gobierno de la Isla y el dueño de los aviones no estaba dispuesto a cubrir eso. Se decidió suspender el proceso de certificación en 2013.

A uno de los aviones que llevamos a Aruba para el proceso de certificación se le venció un servicio mayor y tuvimos que buscar un centro de mantenimiento.

Primero las opciones eran Canadá o Inglaterra, pero yo me acordé que en la FAB había un centro de mantenimiento que tenía la capacidad para hacer ese servicio y le propuse al dueño del avión que iniciara negociaciones con la FAB para llevar el avión a Bolivia. El dueño del avión y la FAB acordaron el pago por el servicio y trasladamos la nave con matrícula de Aruba P4-LOR.

 ¿Quién era el dueño de los aviones?

Son la familia Albacete, de origen venezolano-española. Son dueños de cuatro aviones y estaban buscando acomodarlos para volar. Hubo un desacuerdo en Venezuela entre el dueño del avión y la autoridad aeronáutica. Denunció por corrupción a uno de los inspectores y llegó a oídos del presidente Hugo Chávez, que ordenó anular el proceso de certificación de esa aerolínea, que intentó hacer lo mismo en 2012 en Aruba.

Aparecimos en Bolivia haciendo el mantenimiento y ahí surge la idea de formar la empresa, porque yo veía que muchos pilotos de la FAB se habían retirado y la FAB no permitía que esa gente trabaje, ya que había enviado cartas a todas las empresas aéreas con la lista de los oficiales que habían pedido su retiro voluntario y les coartaron el derecho al trabajo.

 ¿Hubo deslealtad de la FAB?

Ellos lo tomaron del otro lado, dijeron que la deslealtad era de nosotros hacia la institución que nos había formado, pero para eso está la ley. La ley es clara, dice que después de 15 años de servicio uno puede disponer de su vida en cualquier momento, porque ya cumplió.

 ¿En ese momento se decidió crear la empresa LaMia?

Teniendo los aviones en Bolivia y con la experiencia de los procesos de certificación de los que yo había participado en Aruba, en una certificación Oasis con Ecojet en Bolivia y otra en Venezuela con LaMia (que intentó otra vez certificar tras la muerte de Hugo Chávez), con ese conocimiento apostamos hacer algo en Bolivia. Junto con Miguel Quiroga ‘Micky’, fui a Aruba, estuve en Venezuela y dijimos: ¿por qué no hacemos una empresa aquí? Juntamos nuestro dinero, que no era mucho, y realizamos la constitución de la empresa. Pusimos el mismo nombre, LaMia, uno porque no teníamos un presupuesto amplio y otro porque teníamos toda la bibliografía de los manuales de los aviones. No necesitábamos pintar la nave, ni cambiar nada. Entonces fue LaMia Corporación SRL, porque no teníamos un capital grande para formar una sociedad anónima.Una empresa aérea pero con vuelos no regulares, sino chárter o sea taxi aéreo. Fuimos la segunda empresa en certificar bajo esa regulación.

La creamos para llenar un vacío que existe en Bolivia y en Sudamérica. Éramos la única empresa de ese tipo en Latinoamérica y lo que proponíamos solo existía en Europa y Estados Unidos. Los que ocupaban estos servicios eran delegaciones y corporaciones; nosotros decidimos hacer una empresa de vuelos no regulares, habiendo analizado el mercado boliviano y el latinoamericano. Fijamos nuestro objetivo en los campeonatos internacionales de fútbol. Veíamos que la Copa Libertadores, y la Sudamericana eran dinámicas, volaban dos veces por semana y hacer la logística es muy difícil. Una experiencia penosa ocurrió con Blooming, cuando le tocó ir a jugar a Colombia, mandó a su equipo de dos, de tres, no había un cupo grande y volvieron igual.

 ¿Los aviones que tenían en LaMia permitían hacer estas operaciones continuas?

Lamentablemente el avión con el que contábamos no era de largo alcance, el performance no era como para realizar vuelos regulares. El ideal de este avión era volar tres horas y media, eso era lo que teníamos y se puede decir que estábamos operando al límite, tratábamos de hacer lo mejor para que nuestro cliente sienta que estaba volando en algo de ellos. Personalizábamos el avión, le poníamos todo referente al cliente, los asientos, el logo, la comida, las insignias de los equipos, tratábamos de darles lo mejor.

 ¿Qué opina sobre las observaciones que hizo la señora Celia Castedo, al vuelo que se cayó en Colombia?

Hay un tema, yo pregunto ¿quién hace la Ley Aeronáutica?, ¿quién la debe hacer cumplir? No hay dónde perderse, Aasana solo está supeditada a lo que la reglamentación aeronáutica dispone y quién es el rector de las operaciones, es la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). La cuerda siempre se rompe por el lado más débil, los que están arriba van a tratar de hundir a los que están más abajo. Eso lo digo por todo lo que ha pasado en Bolivia, cualquiera está en la cárcel, menos el que tiene que estar. Todos nuestros vuelos estaban autorizados legalmente, todos por la DGAC, porque así dice la norma.

 ¿Cómo se llegó el fatídico 28 de noviembre?

Una semana antes de ese vuelo, el 18 de noviembre, hice mi última operación en la nave y de ahí tuve que viajar a Paraguay. Tenía que entrevistarme con autoridades aeronáuticas para abrir un espacio o certificar la empresa como línea aérea extranjera. Volví a Bolivia y surgió el tema de Chapecó. Miguel vivía en Cobija y se hizo cargo de las negociaciones y ese fin de semana, el sábado, salí a España y Portugal, tenía una conferencia sobre el desarrollo aeroportuario. No participé en la planificación del vuelo de Chapecoense. Hay una nota curiosa, pues se enviaron dos permisos a la DGAC, solicitando el vuelo. En uno de ellos pusieron mi nombre y en el otro el de Ovar Goytia.

La Fiscalía asegura que Goytia no podía volar porque no tenía chequeo médico, pero eso es falso. Tenía su chequeo médico hasta el 10 de diciembre de 2017.

 ¿Cómo se entera de la tragedia en Colombia?

Yo estaba en España, camino del aeropuerto para pasar a Lisboa, Portugal, y allí recibo la llamada de un amigo colombiano y me dice: “Hola Marcos, gracias a Dios que estás bien”. Me contó que el avión de LaMía se accidentó. Yo empiezo a recibir noticias y en vez de ir a Portugal me fui a Medellín.

 ¿Cuándo fue la última vez que habló con Quiroga?

Un día antes del vuelo, me dice “nos han negado el permiso a Brasil” y yo le dije que cancele todo. Micky asumió la responsabilidad del vuelo a Colombia y fue tomando las decisiones, que por desgracia, llevaron al accidente. Me angustia saber que ahí murió mucha gente y le pido a Dios que ayude a las familias de las víctimas dándoles consuelo y fortaleza para seguir adelante sin sus seres queridos.

 ¿Cuál era el itinerario del vuelo?

Se tenía que recoger a los pasajeros del equipo de Chapecoense en San Pablo (Brasil) y el itinerario del vuelo tenía que ser San Pablo-Santa Cruz, Santa Cruz-Cobija y Cobija-Medellín, pero la autoridad aeronáutica brasileña dijo que no correspondía que una empresa boliviana transporte a un equipo brasileño directo a Colombia, pero pasaba por Bolivia. Hubo un acuerdo que Micky logró con BOA, para que en el vuelo regular se suban los jugadores para que lleguen a Santa Cruz, desde San Pablo. Inicialmente el avión estaba en Cochabamba. El vuelo debía salir a las 15:30 pero no se consideró la demora de BOA, que llegó a las 17:30.

El plan de vuelo era Cobija, nosotros teníamos el combustible prepagado en Cobija para continuar el vuelo, pero allí el aeropuerto no tenía luz, estaba cerrado, es algo que no se le ha dicho a nadie, ni a la opinión pública nacional, ni a la internacional.

El 26 de noviembre de 2016, dos días antes del accidente fatal del avión de LaMia en el Cerro Gordo de Colombia, la Dirección de Migración de Santa Cruz estampó el sello de salida hacia Madrid-España, en el aeropuerto de Viru Viru, en el pasaporte de Marco Antonio Rocha. Arribó a esa ciudad el 27 del mismo mes, según el sello de autoridades de ese país.

El 23 de enero de 2017 Rocha depositó una carta poder en el consulado boliviano en Miami, pidiendo la sellen para asumir su defensa.

 ¿Usted sabía que fue declarado prófugo de la justicia?

El gobierno boliviano sabía desde esa fecha que yo estaba en Estados Unidos y se me negó el derecho a la debida defensa al no permitirme tener un representante legal para que se presente por mí en los juzgados. De esa manera me declararon en rebeldía y formaron la figura de prófugo de la justicia, 
como me presentan ante la opinión pública y en especial la internacional, que desconoce cómo se cocinan las cosas en Bolivia. Después de 15 días me respondieron en el consulado de Bolivia en Miami, que no podían sellar mi carta por orden superior. Me cobraron $us 150 en un cheque en blanco, sin nombre ni dirección.

 ¿Es cierto que usted estuvo detenido en Miami el 4 de mayo, día de su cumpleaños?

El 4 de mayo, el día de mi cumpleaños, me mandó un amigo la noticia de EL DEBER. En enero fui a un centro de detención y me presenté ante un juez. Me notificaron a pedido de una alerta roja de la Interpol de mi país, pero después el juez me liberó. Es mentira que estuve preso aquel día.

 ¿Qué espera después de la tragedia y el drama humano?

Después de la tragedia vino una cacería de brujas, donde no sé si lo comenzó Evo Morales, pero aparecimos dentro de una pugna política de culpabilidades. Todo empezó cuando el Gobierno se enteró de que Micky Quiroga era yerno de uno de los mayores opositores al Gobierno, el senador Roger Pinto (fallecido el 17 de agosto de 2017 en un accidente aéreo). El presidente mintió al pueblo en rueda de prensa, ya que tras el accidente salió diciendo que no sabía nada de LaMia y entonces empezaron a atacar. Averiguaron nuestros antecedentes en el tema de la FAB y criminalizaron la empresa, como si fuera una organización delincuencial. Hay una intención expresa de querer ligar a LaMia Corporation SRL con la empresa del venezolano Ricardo Albacete LaMia, Línea Aérea Merida Internacional de Aviación, porque el Gobierno quiere quedarse con sus aviones que están retenidos.

 ¿Cómo ve esta actitud?

Lo que veo y siento junto a mi familia es que el Gobierno empezó una campaña de desprestigio en mi contra con la intención de desacreditarme por completo. Incluso quiere destruir hasta a mi propia familia por eso me vi obligado a traer a Estados Unidos a mi esposa y mis hijos. Cuando yo llegué a Estados Unidos después del accidente, recibí la triste noticia de mi esposa, mis hijos y mi madre, que sujetos de civil acosaban mi casa, intimidaban a mis familiares. Esa fue la razón para que mi esposa y mis hijos salgan de inmediato de Bolivia, pese a que aquí estemos sufriendo, pero prefiero eso.

Hay muchos cuestionamientos por el tipo de póliza que tenía LaMia para sus vuelos, ¿es verdad que no estaba vigente?

La póliza estaba vigente y estaban enterados los del seguro de todas las actividades que estábamos haciendo. Evidentemente estábamos en mora, pero la póliza estaba vigente. Si pueden investigar un poco hacia atrás, una póliza que teníamos que pagar y no lo hicimos porque quedamos sin pago, el seguro mandó una carta a la DGAC, y nos la suspendieron.

La DGAC nos suspendió las operaciones de inmediato y no pudimos volar hasta retomar nuestra póliza y presentar la prueba que la habíamos renovado, en ese momento recién la nos levantó la suspensión. Estuvimos unos 15 días sin póliza, estábamos negociando las condiciones de la nueva póliza. Esto pasó mucho antes del accidente, unos seis meses antes.

El periodista Guider Arancibia Guillén viajó hasta Miami para escuchar el testimonio del hombre que busca la justicia. Le dijo a EL DEBER que se siente un perseguido del Gobierno, al que acusa de desprestigiarlo
Rocha ayudó a los supervivientes del accidente en Medellín.En la fotografía junto a Ximena Suárez, en el hospital de Colombia
Vestido con uniforme militar, institución a la que sirvió por 15 años