Comprometida con la cultura, Claudia Vaca habla desde la experiencia de llevar los libros a los barrios y a las poblaciones rurales. Ella considera que la lectura hay que impulsarla desde diversos ángulos

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24 de junio de 2018, 6:00 AM
24 de junio de 2018, 6:00 AM

La experiencia internacional en la promoción del hábito de la lectura sirve como punto de partida para una reflexión sobre el caso boliviano. Es importante mencionar la Sociología de la lectura, de Bernard Lahire y los Aportes en pedagogía de la lectura de Emilia Ferreiro, para descifrar los códigos contemporáneos en torno a la lectura, desde allí contextualizar y aportar.

El tema de la lectura y del libro en Latinoamérica tiene sus logros y retos, en algunos países más retos que logros, como el caso de Bolivia; con la promulgación de la Ley del Libro Oscar Alfaro el año 2013, que está ausente de acciones y políticas concretas en torno al fomento y difusión de la cadena del libro y la lectura. Hay dos urgencias en Bolivia: a) implementar el sistema nacional de bibliotecas escolares con presupuesto y proyectos descentralizados, actualmente las bibliotecas públicas fungen de bibliotecas escolares, es el caso de Santa Cruz y La Paz, b) implementar el plan nacional de lectura, del cual se habla en la ley del libro, pero no existen avances concretos o visibles. 

¿Por qué es necesario un plan nacional de lectura? Como dice su nombre, para planificar: programas, proyectos, presupuestos, actualización académica y bibliográfica, investigaciones, etc., para dar la pauta a seguir, basados en un diagnóstico de necesidades de los lectores y de quienes conforman la cadena del libro (en la cual los actores son varios y variados), es necesario diagnosticar con estadísticas el estado de los lectores y la lectura en Bolivia, para identificar con precisión las brechas existentes (por edades, idiomas, en soportes impresos y digitales, en competencias descriptivas, comprensión, análisis, reflexión, crítica, interpretación, en tipologías textuales, etc.), y desde allí generar proyectos para superarlas, intuimos y debatimos algunas brechas, pero este proceso debe ser científico, no casuístico. 

Asimismo, es relevante abordar la lectura desde las ciencias neurológicas, desde las consideraciones contextuales en la era del desarrollo humano informacional, la hiper e intertextualidad, la interculturalidad en los procesos de lectura, como explica Manuel Castell en La era de la información. Los avances de la sicología y la neurociencia en los últimos veinte años han demostrado que el cerebro lector tiene complejos mecanismos que se armonizan para concretar o no la lectura, esta competencia fue un misterio por siglos en la historia de la evolución humana, hoy podemos ver en neuroimágenes (fotos de nuestro cerebro cuando lee) qué sucede con nuestro cerebro cuando activamos el modo leer.

Siguiendo esta línea científica y contextual del siglo XXI, será clave respondernos ¿qué concepciones de lectura estamos asumiendo en nuestras prácticas como lectores, libreros, bibliotecarios, profesores, escritores, periodistas, madre, padre ciudadanos?; porque según como concebimos la lectura, nos comportaremos, como todo en la vida, según cómo lo concibo, actuaré. Leer como verbo y la lectura como sustantivo, han experimentado transformaciones en soporte (de las tablas de arcilla a las tabletas digitales) y en procesos neurológicos, estos aspectos deben considerarse al momento de abordar políticas públicas en torno a la lectura.

Para resolver estas dos urgencias en torno a la lectura en Bolivia, se podría crear el Consejo Nacional del Libro, mediación de la lectura y lectores, y desde allí: a) generar el diagnóstico integral de libros y lectores (considerando toda la cadena);  b) brindar herramientas pedagógicas de lectura, que permitan al lector, sujeto cargado de paradigmas, identidades, desafíos sicoemocionales, etc. Vivir la lectura con mayores recursos que no lo frustren, que lo impulsen a ampliar sus competencias de lectura, a resolver las que no tiene; c) recolectar experiencias de mediación de la lectura, manuales, libros, material didáctico; d) elaborar documentos sistematizados, que sean presentados en los tres niveles de gobierno: nacional, subnacional y municipal, para establecer las políticas públicas y los presupuestos descentralizados. 

En el marco de este consejo, invitar al Centro Regional para el fomento del libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), para que sea la instancia internacional que apoye el proceso y la resolución de ausencias en políticas públicas para la lectura en Bolivia. La meta inicial es generar una atmósfera institucional favorable, para el desarrollo de la lectura en Bolivia, ¡salir del rollo!