El mandatario no hace un análisis detallado de los errores del Gobierno, pero sí se enfoca en lanzar datos en sus mensajes en cada Día del Estado Plurinacional

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27 de enero de 2019, 4:00 AM
27 de enero de 2019, 4:00 AM

Sin autocrítica y siempre con la presencia de datos. Así, son los discursos que emite el presidente Evo Morales cada 22 de enero, Día del Estado Plurinacional en conmemoración de la asunción al poder del mandatario en 2006. Todos los mensajes del jefe de Estado son un ataque al pasado “neoliberal” y solamente expone logros, sobre todo en los ámbitos social y económico. Los opositores reprochan que en los discursos presidenciales no se incluya un análisis profundo de las falencias de gestión.

Evo llegaba al poder el 22 de enero de 2006 luego de obtener un histórico resultado: 53,72%. El líder indígena no pudo evitar derramar lágrimas poco después de que Álvaro García Linera le colocará la banda presidencial delante de presidentes invitados como Néstor Kirchner, de Argentina; Ricardo Lagos, de Chile; Nicanor Duarte, de Paraguay; y Martín Torrijos, de Panamá, entre otros. Luego, emitió su primer discurso que duró una hora y 40 minutos. Moderado y con llamados a la unidad. Así fue el mensaje de esa vez, que en este último tiempo no tiene casi nada de similitudes. Al terminar su primer año de gestión, el 2007, su segundo informe, que duró cuatro horas y 20 minutos, utilizó gran parte de ese tiempo para encumbrar las obras que estaba realizando. A partir de ese discurso, las alocuciones presidenciales se enfocaron en destacar con cifras gubernamentales los logros de su administración.

Pero en ninguna disertación hubo autocrítica por parte de Evo Morales. “La autocrítica en el Movimiento Al Socialismo (MAS) prácticamente no se ventila a nivel público. Si existe autocrítica se la hace al interior y por eso no veremos a un presidente Evo Morales que cuestione en sus discursos cada 22 de enero. En ese tipo de mensajes se muestran datos, logros, pero también debe haber reflexión sobre los errores cometidos”, destaca el politólogo Franz Helguero. En la gestión 2009, en el tercer aniversario de la asunción de Morales, Estados Unidos era el centro del discurso del mandatario. Evo acusó al país del norte de conspirar en Bolivia. Esa acusación provocó que el embajador en funciones de aquel entonces de la embajada de Estados Unidos, el encargado de Negocios, Kris Urs, abandonara la sesión del Congreso.

Un año antes, el jefe de Estado expulsó del país al embajador Philip Goldberg acusándolo de conspiración política. Es también en esta época que Morales soportó quizá la mayor oposición a su gobierno, ya que los prefectos de la denominada media luna tenían fuerte respaldo en sus regiones. La socióloga María Teresa Zegada considera que este tipo de estrategias de señalar “un enemigo externo” tiene el propósito de unificar a la ciudadanía y conseguir respaldo. “Normalmente son utilizados por los políticos cuando están en momentos de debilidad, para unir fuerzas detrás de una causa y lograr una mayor legitimidad y apoyo social a su proyecto político”, explica Zegada.

Sin autocrítica

2010 fue el año en el que se centró logros y se marcó la línea política que llegue hasta 2015 con un buen respaldo. Evo Morales insistía que Bolivia es un Estado más fuerte, autonómico, con crecimiento económico y que iniciaba la era de la industrialización. Un año antes, Morales había sido reelegido con el 64,22%. Llegaba con un fuerte respaldo político y quizá con la aprobación más alta de los 13 años gobernando. La oposición estaba casi anulada, como en la mayor parte de las gestiones que gobierna el oficialismo.

El presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, detalla que los discursos de cada 22 de enero son para mostrar los resultados de gestión y para plasmar una visión de país.

“Los resultados y las estadísticas están perfectamente plasmados en los informes que emite el presidente Evo Morales. Este país cambió a partir de 2006 y es necesario que la población conozca los resultados obtenidos y que no fueron logrados en 180 años”, remarca Borda. La socióloga Zegada admite que aspectos como redistribución de los recursos económicos o las inversiones públicas fueron hechos ponderables de esa parte del gobierno de Morales. Estos logros siempre fueron recalcados en las alocuciones presidenciales, pero siempre estuvo ausente la autocrítica. Morales llegaba más maduro políticamente en 2011.

Esa gestión anunció inversiones en varios sectores y convocó a los empresarios privados a hacer una alianza estratégica para mejorar la producción nacional. “Quiero hacer una convocatoria a los empresarios, productores, agropecuarios, medianos productores, pequeños industriales a hacer una alianza estratégica”, pedía el presidente. Es en este discurso en que se da un cambio de dirección: se da mayor protagonismo a los sectores productivos representa un cambio importante.

“Se ha ido abriendo la convocatoria a una base social mucho más grande, que fue respondiendo a las necesidades del Gobierno. Tener en la base social no solo a los indígenas, sino es que se ha necesitado cobijar a sectores como los empresarios cruceños, como los cooperativistas o comerciantes, que no estaban tan presentes en los discursos”, destaca Helguero.

Fue en 2012 cuando Morales admitió errores. En su discurso en la Asamblea Legislativa Plurinacional lo político era el condimento esencial. El jefe de Estado decía que el “proceso de cambio” era “irreversible” y ya manejaba el eslogan del Bicentenario del país. “Seguramente ha habido desaciertos, equivocaciones; podemos cometer errores, pero jamás va a haber traiciones a la lucha del pueblo boliviano; digan lo que digan los vendepatrias, hagan lo que hagan los neoliberales, este proceso de cambio es irreversible, es camino sin retorno”, decía Morales.

Cifras y más cifras

El discurso de Evo Morales de 2013 procuró mostrar la imagen de crecimiento económico del país. El mandatario exhibió cifras de la inversión pública y el Producto Interno Bruto (PIB) en los diferentes departamentos. “No hay ningún departamento abandonado”, dijo el presidente, señalando que “algunos compañeros decían: Potosí abandonado”. Morales aseveró que “Gracias a las nuevas inversiones, a los recursos naturales, a las nacionalizaciones, sigue creciendo la economía nacional”.

El jefe de Estado justificó el aumento de funcionarios pú- blicos afirmando que son ítems para educación y empleados de empresas estatales. Alabó su programa de entrega de computadoras a los maestros, asegurando que “ningún país del mundo” había hecho lo mismo. “Las cifras deberían comparase con países que también han experimentado la misma bonanza y en qué situación están, cuál es su avance.

Porque no es solo Bolivia la única que ha experimentado esta bonanza, ha llovido para todos”, indica la analista Erika Brockmann. Al respecto, la senadora Jeanine Añez considera que la autocrítica “nunca” estuvo en los planes del MAS y que en los discursos de Evo Morales “solamente” se exponen cifras que supuestamente estarían alejadas de la realidad del país. “Evo Morales tiene sometida a toda la institucionalidad democrática. Quien se atreva a no obedecer y cuestionar sus objetivos políticos está sujeto a destitución y proceso judicial. (Evo Morales) nos dejó sin esperanza alguna de un acceso al mar, el sistema de salud es de terror. Médicos cuídense, por no tener condiciones para atender a la gente luego son negligentes”, detalla la senadora Añez.

Logros económicos

Todo este último tiempo la política exterior fue el jefe de los mensajes de Morales, pero se obvió los hechos de corrupción. Un tema que fue también abordado es la crisis de la justicia. El mandatario se acercaba a su tercera reelección, que la ganó en 2014 con el 59%. Evo seguía arropado de poder y respaldo. En 2016 se escuchó el mensaje más extenso de Evo Morales. Duró cinco horas y 47 minutos y en ese tiempo el presidente destacó la estabilidad política y económica que vive el país.

Y fue en esta ocasión en la que el mandatario admitió que fue un error incorporar dentro de la Constitución Política del Estado la elección de autoridades judiciales por voto directo. “Uno de los problemas del pueblo de Bolivia es la justicia, no sé si es error de la Constitución Política del Estado, pero no todas las autoridades están respondiendo a las expectativas del pueblo boliviano”, indicó Morales en esa ocasión. En su penúltimo discurso por el octavo aniversario del Estado Plurinacional y los 12 años de su Gobierno, Morales planteó cinco desafíos para Bolivia en los próximos años.

Consolidar una Bolivia industrial, garantizar una salud gratuita para toda la población, elevar la calidad de la educación, mayores oportunidades y mejoras en la generación de empleo para los jóvenes y una justicia ágil, gratuita y transparente. Y en su último mensaje dos fueron los ejes de su discurso: los logros de su administración fueron mayores a los que se obtuvieron en los anteriores 180 años de historia del Estado republicano; y el actual modelo político y económico es el único que puede garantizar la continuidad de los avances alcanzados. La autocrítica no siempre salió de los labios de Morales públicamente, pero al interior, dicen, el debate es intenso al respecto.

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