El oficialismo no ve una derrota política y considera que la oposición no debe adueñarse del sufragio anulado. Dice que hubo mucha desinformación.

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10 de diciembre de 2017, 4:00 AM
10 de diciembre de 2017, 4:00 AM

Evo Morales llamó a su entorno político para analizar los resultados de las elecciones judiciales del pasado 3 de diciembre. La cita fue en la residencia presidencial de San Jorge, ese mismo día. No hubo molestias, pero sí incomodidad por el porcentaje del voto nulo, que llegó a más del 50%. Sobre este sufragio se hicieron tres lecturas: el nulo no significa la base electoral de la oposición, falta de información sobre los candidatos a magistrados y molestia por la crisis del sistema judicial. 

El primer análisis de las justas judiciales no tuvo mucho debate. Se evaluó el voto nulo y en el oficialismo no consideran que este sufragio sea el piso de la oposición, del cual partirían hacia los comicios de 2019. 

El analista y viceministro de Autonomías, Hugo Siles, señaló que el resultado de las elecciones del 3 de diciembre arroja tres lecturas de análisis. En la evaluación destaca que el Movimiento Al Socialismo (MAS) mantiene su base social, que ronda el 50 por ciento. 

“El voto nulo estuvo antecedido por una intensa campaña y movilización de la oposición, que de manera pública y abierta pidió el voto pifiado, entonces, hay un resultado que corresponde a ese hecho, pero hay ciudadanos que por desconocimiento o por una dificultad en la información no pudieron expresar un voto válido. Y hay también, no sabemos el porcentaje, de un voto fatiga, de rechazo, no al Gobierno, sino al sistema de justicia, destaca Siles.  

La autoridad ve que la oposición se agarra de “manera irresponsable” el sufragio inválido, cuando existen voces de esa corriente que rechazan la presencia política en sus movilizaciones. Además, destaca que el voto nulo, en gran porcentaje, no es un rechazo al proyecto oficialista. 
Según datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), el voto nulo superó el 53% de la votación en las justas judiciales, mientras que el válido ronda el 40%. Los sufragios en blanco sumaron un 10 por ciento.  

El analista Carlos Toranzo señala que el porcentaje del voto nulo representa el rechazo de la población hacia la política oficialista. Pero destaca que este sufragio se debe  al repudio a la habilitación a Evo Morales a una cuarta repostulación. 

“Fue una pulseada entre el Gobierno y la gente que no quiere una nueva repostulación de Evo Morales. Fue un plebiscito, no importaron los magistrados, porque son gente que representa al MAS”, remarca Toranzo. 

Sin sorpresas
El presidente Evo Morales siguió las noticias el día de la elección. Votó en el Chapare cochabambino, donde luego se reunió con su base sindical. Pasado el mediodía voló hacia La Paz. Caída la noche llamó a su gabinete político para evaluar los resultados preliminares de las justas. 

No había sorpresas. El oficialismo esperaba ese margen de votos entre el nulo y el válido. En la cita incluso hubo ironías. Decían que si el MAS hubiera hecho campaña los datos podían ser otros, claro, favorables a los candidatos a magistrados. 

A partir de ahí, el objetivo era mostrar a la población que el MAS no participó del proceso electoral y que los jueces electos tienen toda la legitimidad. Y eso hizo Evo al día siguiente. Salió a los medios y culpó a la derecha de “boicotear” el proceso electoral. Dijo que el bloque opositor esperaba un 70% de nulos, algo que no sucedió. 

“Políticos fracasados quieren decir que el Gobierno ha fracasado (...) ¿Donde está el 70 que decía la derecha? Ahora quieren juntar el nulo con el blanco porque fracasaron en su campaña”, reprochó el jefe de Estado. 

Y esa fue la línea que siguió el oficialismo. La lectura de los resultados, según el MAS, no afectó la estructura política, ya que los comicios fueron por autoridades judiciales. El ministro de Gobierno, Carlos Romero, separó el análisis en dos: alabó la legitimidad de los jueces electos que, según dice, lograron más votos que expresidentes. Una segunda posición es  que el MAS no participó en la tarea política. 

Desde el Legislativo el MAS adoptó la misma postura. La senadora Adriana Salvatierra, presidenta de la Comisión de Constitución, considera que la oposición no debe adueñarse de la corriente del voto nulo, aunque hizo una campaña. Ese sufragio, dice, también es parte de la desinformación sobre los méritos de los candidatos a magistrados y de la molestia por la crisis del sistema judicial. 

“Hubo una consigna política en el voto nulo, pero la oposición no debe adueñarse de esa corriente (...) En 2011 también hubo similar porcentaje de votos y no había el debate sobre la repostulación, entonces, aquí también hay problemas de desinformación”, dice Salvatierra. 

Cambios en la normativa

La legisladora abre la posibilidad de modificar, a futuro, la normativa para que la población tenga más acceso a las hojas de vida y las propuestas de los candidatos al Órgano Judicial y al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP). 

Dentro la percepción del ente electoral, el vocal Antonio Costas afirma que el voto nulo debe ser analizado por las posiciones en la pugna política. “¿Quiénes debemos tomar en cuenta el mensaje del voto nulo? Cada quien desde el rol que desempeña, en la responsabilidad que tiene, tendrá que asumir el reto de discutir esto, en lo que nos toque y más, lo haremos porque una elección en la cual los resultados se han manifestado de esta manera deben ser sujetos de reflexión”, enfatizó. 

La oposición también tiene su propia lectura. Dice que el MAS perdió las elecciones por la superioridad del voto nulo y que este sufragio es un mensaje de rechazo a la autorización de repostulación de Evo Morales.  

El líder de Unidad Nacional (UN), Samuel Doria Medina, considera que luego de conocer los resultados del 3 de diciembre existe un “perdedor”: apunta a Evo Morales. “La gente, igual que el 21 de febrero de 2016, no quiere que Evo Morales sea nuevamente candidato, no quiere tiranía, no quiere totalitarismo; quiere democracia, quiere alternancia”, apunta. 

Oposición y colectivos

Esa percepción la comparten en el Movimiento Social Demócrata (MSD). La senadora Jeanine Añez maneja una sola lectura sobre los comicios. “Acá hubo un perdedor y se llama Evo Morales. La población votó molesta por su intención de perpetuarse en el poder, votó molesta porque no quiere una dictadura. No puedo entender cómo el oficialismo no entiende el mensaje de la ciudadanía”, remarca. 

Dentro los movimientos ciudadanos existen percepciones similares, y todas van en contra de la estructura del oficialismo. Ilya Fortún, del colectivo Fuerza Ciudadana, afirma que el MAS debería preocuparse por el caudal del voto nulo, dejar a un lado la “soberbia” y asumir que el 3 de diciembre hubo una derrota. 

Mientras, la dirigencia sindical va en contra de esa posición. La dirigente del MAS Juanita Ancieta maneja la tesis de que el voto nulo no es un resultado a favor de la oposición y que tampoco va en contra de los intereses políticos del oficialismo. “Fue una elección sin la participación de nuestro presidente (Morales), cuando él vaya veremos quién canta victoria”, reta. 

El viceministro Siles señala que el voto blanco tiene su propio análisis. Una de las corrientes en este tipo de sufragio se debe a que no conoció a los postulantes y que se alejó de una postura política. Salvatierra tiene ese mismo análisis. 

Dos corrientes políticas que miran los resultados judiciales a su modo. Una dice que el voto nulo derrotó al MAS; la otra no lo ve así, ve un clima tranquilo. 

El MAS y su base electoral

Aunque no hubo una elección partidaria, el oficialismo considera que la base social masista se mantiene. La oposición dice que disminuyó el respaldo al MAS y apunta los casos de Achacachi, El Alto y Santa Cruz. 

No fue una elección partidaria y no hubo campaña política. Pero aun así, el Movimiento Al Socialismo (MAS) ve que en los comicios del 3 de diciembre se mantuvo su base social. El analista y viceministro de Autonomías, Hugo Siles, separa el proceso electoral de las judiciales, pero de fondo ve que en el voto válido existe un cierto apoyo al proyecto oficialista. 

“La base del respaldo social, político y ciudadano al presidente Evo Morales está entre 55% y 60%, esa es una línea de base de partida. Ya en las elecciones de 2019 el presidente Evo será candidato, pero no se puede subestimar a nadie. El MAS siempre estará en la vanguardia en el discurso. ¿Quién podría cuestionar todo este legado de crecimiento económico, estabilidad social y política y políticas públicas que se ejecutó en el gobierno del presidente Evo Morales?”, destaca Siles.

Según la percepción de la senadora oficialista Adriana Salvatierra, el voto válido no debe considerarse como un apoyo al MAS. Ve que ese sufragio fue responsable por la elección de magistrados al Órgano Judicial y al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP). Más allá de estos resultados, la legisladora considera que el oficialismo tiene un colchón electoral que alcanza un 30% y que el presidente Morales, al ser candidato, arrastra un 20% más de respaldo. 

La oposición no comparte esa percepción. Ve un MAS desgastado y con menos apoyo cada elección que pasa. El senador Edwin Rodríguez, de filas de Unidad Demócrata (UD), no maneja porcentajes, pero dice que la población ya no confía en el proyecto oficialista. Pone como ejemplo a Potosí, de donde él es representante. 

“El MAS siempre tuvo los cuatro senadores en Potosí, ahora eso cambió. El MAS tenía amplia ventaja para ganar alcaldías en Potosí. Ahora en la capital el candidato de Demócratas estuvo a un paso de ganar al del MAS, pero porque Unidad Nacional (UN) no apartó su postulante, ganó Williams Cervantes (del partido oficialista)”, compara Rodríguez. 

La diputada Fernanda San Martín (UD) también tiene la misma lectura, pero lanza datos de La Paz. Dice que el MAS tenía apoyo al ganar varios diputados, pero ahora ya no es así y pone el ejemplo de la alcaldesa de El Alto, Soledad Chapetón, como una forma de “caída” del oficialismo. 
“Pasa en El Alto, en la hoyada (ciudad de La Paz), que ya no esa misma percepción del MAS, ya cansó, se desgastó. También pasa en el área rural, veremos Achacachi, su ex bastión político, veremos los Yungas, también fue su bastión, entonces, el oficialismo ya no tiene ese respaldo que tenía antes”, destaca San Martín.