La rusa Rosatom construye un centro nuclear en la ciudad de El Alto. Este campo no generará energía y su objetivo es la instalación de reactores para la medicina, la agricultura y el ámbito científico.

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5 de mayo de 2019, 4:00 AM
5 de mayo de 2019, 4:00 AM

Pocos en Bolivia están al tanto de la tecnología nuclear. Muchos creen que esta temática conlleva ese paradigma de guerra y armas. En el país el debate sobre este tema se limita al ámbito medicinal, agrícola y cientí- fico y está muy lejos de producir energía nuclear. Aun así, en la discusión ahora se introduce un punto: ¿lo nuclear va de la mano con el medio ambiente? En Bolivia, el debate nuclear todavía no se asentó.

Es importante darse cuenta de que las tecnologías nucleares pueden aplicarse para generar energía, como en las plantas nucleares; y por otro lado, para fines no energéticos. En el centro que se construye en El Alto no se generará energía eléctrica y no consumirá agua. Su función principal es medicinal, agrícola y, sobre todo, científica.

“Dígame ¿Usted siente preocupación cuando le hacen rayos X? Eso también es una tecnología nuclear. A diferencia de las plantas nucleares, que se sitúan a cierta distancia de ciudades grandes, los reactores de investigación con éxito funcionan prácticamente en centro de las urbes del mundo: en Moscú, Buenos Aires, Rio de Janeiro y muchas otras ciudades”, explica a EL DEBER Evgeny Pakermanov, presidente de Rusatom Overseas SA, subsidiaria de Rosatom, empresa estatal rusa que construye el Centro de Investigación y Desarrollo de Tecnología Nuclear (CIDTN) en la ciudad de El Alto. Uno de los dilemas en esta temática es que países con gobiernos considerados socialistas impulsan la implementación de tecnología en sus naciones. Rusia es uno de los líderes en el tema nuclear y extendió ese su poderío a América Latina.

Rosatom tiene presencia en Venezuela, Cuba y Bolivia, países gobernados por líderes de izquierda, pero además se expandió a Argentina, Ecuador y Brasil, naciones ahora gobernadas por políticos de derecha.

Los detractores Carlos Bravo es director de Nucleares de Greenpeace España. El experto es uno de los detractores de este tipo de tecnología y enumera cinco puntos para no aplicarla en los países del mundo. Dice que es una energía “intrínsecamente peligrosa”, que produce residuos sin solución, que las centrales emiten radioactividad al medioambiente, que la energía nuclear es muy costosa y que hay una relación “muy estrecha” entre esta tecnología y las armas nucleares.

“Esta relación entre ambas cosas, la proliferación nuclear, es lo que está haciendo que tengamos a Corea del Norte con bombas atómicas a partir de un supuesto reactor de uso pacífico, amenazando gravemente la estabilidad regional, o el caso de Irán, el más preocupante, que, aunque está supuestamente enriqueciendo uranio para sus centrales nucleares, no tiene necesidad de ello, todo el mundo sabe que pretenden hacer bombas”, destaca Bravo. Este medio consultó a diez personas en la ciudad de La Paz si tiene conocimiento de la tecnología nuclear. Las respuestas en su totalidad se inclinan al desconocimiento de esta temática y también todos la asocian a las armas nucleares.

La Agencia Boliviana de Energía Nuclear (ABEN) trabaja en la socialización de esta temática y en la implementación del centro nuclear. Su directora, Hortencia Jiménez, detalla que se llevan a cabo seminarios en distritos de El Alto y otras ciudades del país para explicar la funcionalidad que tendrá el campo, sus funciones y, sobre todo, tratar de erradicar ese concepto negativo de lo nuclear.

“Siempre llevamos a nuestros especialistas para que les expliquen cuáles serán los usos de nuestro reactor nuclear de investigación y así puedan absolver todas sus dudas. De eso se tratan estas actividades, para que puedan tener toda la confianza en la implementación de este proyecto”, remarca Jiménez. La funcionaria acota que uno de los objetivos de la ABEN es socializar la función médica que tendrá el centro de El Alto y los otros dos en La Paz y Santa Cruz. “En el caso de lo que son los institutos de medicina nuclear y radioterapia, esperamos que, para el último trimestre, en octubre es lo planificado, estemos atendiendo al primer paciente con cáncer en lo que es la ciudad de El Alto y paulatinamente será en Santa Cruz y finalmente La Paz”, dice Jiménez.

Experto argentino Juan Gómez Omil es experto argentino en tecnología nuclear. El científico va en contra del discurso de Greenpeace y aplaude la implementación del centro nuclear en Bolivia. Dice que esta energía es limpia y que debería ser aplicada por varios países por su relacionamiento -dice- con el medio ambiente. “Una de las razones de la mala reputación del átomo pacífico es su origen bélico, que llegó a formar parte de la opinión pública. Nosotros, desde nuestra asociación en Argentina, trabajamos mucho para romper con esta inercia.

Todavía no hemos tenido la oportunidad de hacer una manifestación o algún tipo de mensaje a la audiencia en general”, remarca Gómez Omil. Según el experto, el carbón y las fuentes de energía fósiles están perdiendo la hegemonía que tenían en el tema energético porque son -considera- responsables del problema del cambio climático.

“En ese sentido, creo que la energía nuclear es la que más terreno está ganando. Aunque la sociedad no lo entienda aún, es la única que puede garantizar la energía libre de carbono con predictibilidad”, explica Gómez Omil, quien añade que lo óptimo sería compaginar la energía nuclear con otras fuentes como la energía eólica o la solar. El director de Rosatom, Alexéi Lijachov, destaca que la tecnología nuclear puede ir de la mano con el medio ambiente y se- ñala que desde su corporación se trabaja en esa línea. “El átomo pacífico está relacionado con todas las tareas y objetivos de un desarrollo sostenible, fijados por la ONU. En este foro (Atomexpo) examinaremos nuevas tecnologías que sentarán las bases del futuro de nuestro planeta”, remarca Lijachov. Michael Shellenberger es un ambientalista y experto en energía nuclear.

El estadounidense, presidente de la organización de investigación Environmental Progress, señala a este medio que la industria nuclear debe actuar para poner fin a la “demonización”, reputación que tiene hace varias décadas. Cree que esta temática es la más “amigable” con el medio ambiente y la única “esperanza viable” contra el cambio climático. Shellenberger lamenta que la población mundial no se interese en los beneficios de la energía nuclear y pide a los gobiernos implementar programas de socialización para erradicar el estereotipo que adquirió esta temática por la utilización de armas. “La energía nuclear produce abundante energía baja en carbono.

De acuerdo con el Panel Internacional sobre el Cambio Climático, la energía nuclear, en realidad, produce una cuarta parte de las emisiones de las granjas solares”, destaca Shellenberger. Todavía la población está nebulosa en los alcances y riesgos de la tecnología nuclear, a pesar de que en Bolivia se levanta un moderno centro. El trabajo de la ABEN en la socialización no llega a toda la ciudadanía, que en su mayoría tiene un concepto negativo de esta temática.