El problema de la avenida Piraí se ha trasladado a esa zona. Cansados de la inseguridad, se organizan para repelerlos

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25 de abril de 2018, 8:00 AM
25 de abril de 2018, 8:00 AM

Cuando doña Rosario Jiménez observa que algún drogodependiente está merodeando su zona, sale a su terraza y toca una vuvuzela; inmediatamente los vecinos de su calle salen a las puertas de sus casas. Ellos también están dotados de pitos para reproducir la alerta y de esa forma hacer que los adictos se alejen. 

¿Cómo se le ocurrió incorporar en la seguridad de su barrio este artefacto que es usado en los estadios por hinchas para alentar a sus equipos de fútbol? Doña Rosario, que es presidenta de la junta vecinal del barrio Sajecruz, en el cuarto anillo de la vía a La Guardia, comenta que cuando asistía a las marchas de apoyo a los médicos a comienzos de año, se la compró y le sorprendió el ruido que hacían, por lo que en una reunión sugirió su uso a sus vecinos, que desde septiembre de 2016 tienen un grupo de WhatsApp y silbatos para cuidarse entre sí

El coronel José Terán, jefe del distrito policial 2, destaca la organización de los vecinos para contrarrestar la inseguridad en la zona. Es por eso que realizan rondas periódicas acompañados de vecinos y de funcionarios del supermercado que funciona en el lugar. 

En una barraca que está diagonal al supermercado, un trabajador señala: “en menos de un mes que trabajo aquí, los adictos ya se han entrado a robar dos veces. Todo les sirve para venderlo y tener para su vicio. No podemos hacer otra cosa que echarles ‘guasca’ y largarlos”, comentó. 

 

Decididos a enfrentarlos

En la zona hay cinco unidades educativas y son frecuentes los robos de mochilas a los estudiantes por parte de los drogodependientes que, tras ser corridos del cuarto anillo y avenida Piraí y del tercer anillo de la Grigotá, se ‘hospedaron’ en los canales del cuarto anillo de la vía a La Guardia. Esto ha obligado a los vecinos de los barrios circundantes como Los Poetas, 24 de Septiembre, Villa Fátima y Sajecruz a organizarse y correrlos ‘a palos’. Eso fue lo que hicieron el lunes en la noche, unos 50 vecinos se fueron a enfrentarlos debido a que los adictos estaban peleando entre sí causando zozobra en la zona. 

“Cuando quisieron correrlos, los drogodependientes que estaban debajo del canal los superaban en número. Eran unos 70 y tuvimos que pedir auxilio a la Policía que arrestó a muchos de ellos”, señaló doña Rosario. 

De un lugar a otro

José Román, un comerciante que vende refrescos en ese lugar, señala que las peleas entre los adictos son constantes y que se dan sobre todo entre quienes están “pasados de droga”. 

El hombre señala que debido a los cambios viales en la intersección en el tercer anillo, a la altura del monumento a Max Fernández, donde se prohibieron los giros a la derecha, el semáforo cambia más rápido por lo que no es favorable para la venta, por lo que debieron irse hacia el cuarto anillo. Sin embargo, junto con ellos, también se ‘mudaron’ los drogodependientes que, de día están bajo los puentes y en las tardes salen a limpiar parabrisas y a hurgar la basura en busca de comida. 

El comandante Alfonso Siles, una vez más, lamentó que los esfuerzos de la Policía y los vecinos se diluyan porque no hay centros de rehabilitación adonde derivar a los drogodependientes luego de arrestarlos ocho horas y hacerlos realizar trabajos comunitarios para luego liberarlos.