Estuvo cinco años lejos del país, en Colombia, donde terminó internado en una clínica siquiátrica por el estrés. No se anima a hablar de presiones políticas en la justicia y asegura que no tuvo un aval político

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14 de mayo de 2018, 7:04 AM
14 de mayo de 2018, 7:04 AM

Alejado de las formalidades y de los protocolos que lo ‘arroparon’ cuando fungió como titular de la justicia cruceña, Ariel Rocha, el expresidente de la extinta Corte Superior de Distrito, ahora vive sus días entre los ajetreos diarios de la Clínica Jurídica de la Nur y las audiencias del proceso de juicio oral donde es acusado de ser parte fundamental de una red delictiva que habría presionado a jueces y a fiscales con la única finalidad de quedarse con los bienes del ciudadano estadounidense Jacob Ostreicher, prófugo de la justicia boliviana, de la que huyó pese a estar sindicado por los delitos de tráfico de sustancias controladas y de legitimación de ganancias ilícitas del narcotráfico.    

Rocha está preso en Palmasola, donde fue ingresado luego haberse quedado en Colombia durante el inicio del proceso, que él asegura es injusto, que lo involucraron sin pruebas, aunque aún se guarda para el final del juicio la respuesta sobre a quién cree él le interesa hacerle daño y afirma que ya no le importa ser declarado culpable, porque dice estar seguro de haber hecho respetar su dignidad. 
 
¿Por qué decidió volver a Bolivia?

Primero debemos preguntarnos si yo en realidad escapé, si me fugué, si estaba escapando de algo, la respuesta es que Ariel Rocha no se escapó, no se fugó, porque cuando salí del país no había ninguna denuncia en mi contra y yo ya había declarado como testigo en el mismo proceso. Yo no me fui huyendo.

¿Usted declaró como testigo en el caso en el que ahora está siendo juzgado?

Sí, lo hice ante el fiscal Ángel Álvarez y en esa declaración digo que la única participación que yo tuve en este caso fue la intervención que hice en favor de Jacob Ostreicher, ya que ante la denuncia de su abogado, Jerjes Justiniano, el norteamericano pudo ser internado y cuando vinieron a mi despacho revisé su expediente y ayudé a que se agilice su salida a una clínica. Después de eso, no tuve ninguna participación en su caso, nunca estuve en ningún fallo en su contra ni como vocal ni como presidente del tribunal. Luego, en esa misma declaración, conté que conocí sobre una denuncia de una jueza que me señaló que algunos funcionarios del Ministerio de Gobierno ejercieron presiones sobre ella, por lo que tuve cierta intervención en eso, pero nada más.

¿Luego de ese testimonio lo dejaron libre?

Sí, solo estaba ahí como testigo. La declaración la hice unas tres semanas antes de salir del país. Aquí quiero hacer una aclaración, ya que es falsa la afirmación de que me fugué, porque yo pedí permiso a la Sala Plena de la Corte Superior de Distrito para viajar a Colombia, porque me hice un baipás gástrico, era un viaje programado con mi familia. Una persona que se fuga no se va con su mamá, con su esposa, salí con todos. 

¿En Colombia se enteró que era investigado?

Sí, pero no solo era investigado, porque allanaron mi despacho, mi casa, una 20 personas encapuchadas, y se armó todo este tema mediático.

¿Cómo recibió esa noticia?

Me ‘sumergí’ en un profundo asombro y lo que hice fue pedir varias aclaraciones, yo siempre quise asumir mi defensa...

Aquella vez pidió garantías para retornar...

Sí, yo pedía las garantías porque ya me habían destrozado la vida y me ponían como el supuesto cabecilla de una red de extorsión, nunca se respetó la presunción de inocencia; cómo podía escaparme si tenía los pasajes de ida y de retorno.

¿Cómo resume el proceso en el que está involucrado?

Ariel Rocha no tiene nada que ver con el arroz de Ostreicher ni con Dircabi; dicen que a través del testigo Gustavo Dagner Céspedes se observó que habían presiones y reuniones mías con el señor (Fernando) Rivera, (Denis) Rodas e Isabelino Gómez, hoy ya declararon todas estas personas, además de otras, y solo existe una llamada con la que me quieren involucrar, pero no puedo creer cómo con una declaración de una persona, que ni siquiera me conoce, se hubiera abierto un caso, ahora enfrente un juicio injusto y esté preso, situación que asumo con dignidad.

¿Usted esperaba que a su retorno le permitan defenderse en libertad?

Esa era la expectativa por la documentación presentada, pero las autoridades en ese momento estaban en todo el derecho de concederlo o negarlo.

Considerando las observaciones que hace a su caso, insisto, ¿por qué regresó?

Volví por dos razones, porque entendí que este tema es un tema de dignidad. Aquí no me importan los cargos, estuve cinco años exiliado, lejos de mi país y el único valor por el que peleo es la dignidad, poder reencontrarme con mi familia, regresar a mi tierra. Realmente viví una cárcel afuera, tuve que soportar que se hable tanto de mí, se utilizó mi nombre, hubo abogados que dijeron que yo tenía una lista de personas para hacer daño, incluso me ‘hicieron hijos’ por todo el Palacio de Justicia, se dijo de todo… esa fue la verdadera cárcel que yo viví allá; ahora estoy viviendo libre entre rejas. Ya se me hizo mucho daño, no voy a hablar sobre las autoridades, que la gente juzgue.

¿Qué expectativas tiene sobre el proceso ahora?

En este caso no hay una sola prueba, ¿yo qué puedo esperar del juicio? Voy a demostrar mi inocencia y la voy a tener en el corazón y en mi dignidad.

¿Pero si lo condenan?

Si quieren condenarme que lo hagan, pero estará en la conciencia de esas personas, porque yo no sé cómo armarán una sentencia, no existen pruebas, porque las únicas personas que tenía relación conmigo fueron apartadas del caso. Si la idea es utilizar a gente que se declaró culpable y se condenó, imagínese, entonces ya no habría Estado de derecho. Ese es un error grandísimo. 

¿Siente presiones hacia la justicia en su caso?

Creo que la justicia debe corregir muchos errores que se están cometiendo y lo digo como detenido. ¿Si hay presiones en mi caso?, eso lo voy a saber al momento que emitan la sentencia, porque no hay pruebas, he tenido una audiencia de cesación donde he visto que mi tribunal utiliza términos inadecuados para sentenciarme.

¿Considera que la presión viene del poder político?

Eso lo voy a saber cuando se dicte una sentencia.

¿Eso sucedió siempre?

Lo que veo y lo que he sentido es que es muy fácil, no tienen el más mínimo reparto en condenar a una persona en las audiencias cautelares. En mi caso, yo vine en un proceso de extradición que yo pedí.

¿Ve presiones políticas?

Es muy difícil responder a esa pregunta y yo no lo voy a hacer, voy a esperar la sentencia.

Cuando fue presidente de justicia ¿tenía aval político?

Cuando era presidente, lo que yo buscaba era equilibrio. En determinado momento pedí que existan reuniones interinstitucionales, es más, pedí que para los casos donde estaban involucrados los intereses del Estado se puedan tener reuniones con transparencia, con la Fiscalía, el mismo juez del caso, para ver si había violaciones de plazos u otras denuncias, pero no se pudo realizar.

¿Usted tuvo aval político?

No tuve aval político, tuve trayectoria.

¿No necesitó aval político?

No, porque tuve trayectoria, porque trabajé. 

¿La justicia fue perforada por la política?

Esa pregunta no la voy a responder, porque estamos viviendo un momento importante, creo que el Gobierno está mostrando una justicia diferente, pero también vemos el otro lado de la moneda. Creo que los nuevos jueces deberían hacer su práctica y quedarse a vivir una semana aquí en Palmasola, para experimentar lo que es estar preso.

¿Para usted este es un juicio político

Este juicio ha sido mediático...

¿Su vida ha cambiado?

Mi vida ha cambiado fundamentalmente por el apoyo y el cariño de mi esposa, de mi madre, de mi hermana y de mucha gente que  vino a demostrarme solidaridad, pero llegó un momento en que yo era visto como lo peor de lo peor.

Otra autoridad que estuvo procesada en este caso dijo que cuando lo veían en la calle nadie se acercaba a él, como si estuviera enfermo, ¿qué le ha pasado a usted?
En realidad yo no busqué ayuda de nadie cuando estuve afuera, no pedí ayuda, asumí esa cárcel, pero la asumí con hidalguía, no niego que fue difícil, terminé en un manicomio por el estrés al que estaba expuesto. Hoy me toca armar una clínica jurídica dentro del penal de Palmasola.

¿Qué tipo de persona ahora es Ariel Rocha, el ex presidente judicial cruceño?

Es una totalmente diferente, porque me ha tocado vivir el dolor, ahora estoy enfocado en ayudar a las personas. El Ariel Rocha de antes cometió diferentes errores por su inexperiencia; fue todo muy de golpe. Pido disculpas a las personas a las que hice daño, hoy me siento una persona nueva, un mejor hombre.