Samaipata empieza a crecer como un nuevo polo vitivinícola

A los atractivos turísticos que engalanan a las ubérrimas tierras de Samaipata, la empresa vitivinícola Bodegas Landsua le asignó un plus al contribuir a que esta región de los valles cruceños se convierta en un nuevo polo de viticultura de Bolivia. 

Samaipata, fundada el 30 de mayo de 1618 con el nombre de Ciudad del Valle de la Purificación de la Santísima Virgen y llamada Castilla en la época de la colonia,  está a 120 kilómetros al oeste de la ciudad de Santa Cruz. Es una jurisdicción de renombre a escala mundial por el sitio arqueológico El Fuerte, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En esta región, entre la ciudad y el centro ceremonial El Fuerte, en un valle que reúne las características ideales para el cultivo de la vid, el matrimonio Carlos Landívar y Sandra Suárez estableció la empresa Bodegas Landsua que se dedica a la producción y a la industrialización de la uva.

Landívar explica que escogió ese sitio para practicar la viticultura, porque el lugar posee particularidades únicas. Allí predominan los vientos húmedos de la zona sudoeste del Parque Nacional Amboró, abunda la nubosidad y el clima es templado en primavera y verano.

Sandra dice que, luego de observar estas peculiaridades geográficas de Samaipata, la empresa fue concebida en un sueño que pronto se materializó en un proyecto, el cual se convirtió en una pasión por cultivar el ansiado viñedo e instalar una bodega que elabore vinos de alta calidad. A mediados de 2011 se plantaron las primeras uvas viníferas con clones franceses.

En los primeros lotes se plantaron variedades tales como Merlot, Cabernet Sauvignon, Barbera, Shiraz, Chardonay, semillon y Malbec.

Para instalar esta bodega la familia Landívar Suárez contó con el asesoramiento de Josef-Marie Chanton, que es representante de uno de los vinos más afamados de Europa, el Chanton weine.

Hoy Bodegas Landsua tiene dos líneas de producción de vinos: Castilla y Parras del Fuerte. Acaba de incorporar una tercera que presentará al mercado dentro de tres meses.

A la primera partida de vino se le asignó el nombre Castilla, en homenaje a la fundación de Samaipata. Tiene cepas diferentes, tanto bi como trivarietales. 

“Los frutos son seleccionados según sus mostos (el mosto es el zumo de la uva) para reunir una fuerte combinación de aromas y sabores que, juntos, definen el carácter de un buen vino con expresión propia, lleno del encanto de nuestra tierra, conservando la tradición de los grandes productos galos, ibéricos o itálicos”, comenta Landívar.

Castilla tiene la configuración de Carignon, Barbera, Tonnot, Shyroz, Meriot-tempranillo-Pinot Nair y Chardonay-Sauvígnon Bianc.

A la segunda se la llamó Parras del Fuerte, por el Fuerte de Samaipata.  “Estos vinos varietales  se destacan por su composición de aromas, sabor y carácter. Las uvas han sido cosechadas a mano para lograr la mejor selección y conseguir vinos la pureza de cada cepa”, indica Sandra. 

Y la tercera, la gama de vinos Reserva, viene de viñedos plantados en terrazas con suelos tipo pizarra. Es el producto de uvas seleccionadas. La bebida tiene un año de maduración y de envejecimiento en barricas (barril de madera) de roble francés y americano. Está programado lanzar este vino al mercado en marzo venidero.

Las variedades de cepas seleccionadas en barricas son Tannat, Shiraz, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir y blends especiales.

Los propietarios de Bodegas Landsua explican que la conservación en barricas de roble aporta sabores y aromas a la bebida espiritosa. En ellas se mezcla una serie de procesos físicos y químicos que irán ‘envejeciendo’ el vino, estabilizando su color y enriqueciendo sus aromas.

Tanto de las líneas Castillas y Parras del Fuerte en 2017 se procesaron el contenido de 80.000 botellas. Está previsto producir este año 200.000 botellas.

Carlos Landívar explica que la bodega tiene capacidad para producir 250.000 botellas, que se puede ampliar de acuerdo a los requerimientos.