El mejor alumno de entre ocho jóvenes que consiguieron el bachillerato cuenta que su reclusión le ayudó a reflexionar y agradece no haber tenido que pisar Palmasola

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30 de diciembre de 2018, 21:35 PM
30 de diciembre de 2018, 21:35 PM

Tenía 17 años cuando conducía una moto y atropelló a una persona, a la cual provocó graves lesiones. Junto con su familia, oriunda de Beni llevaba cuatro años en Santa Cruz cuando fue procesado y enviado a Cenvicruz por orden de una jueza del menor.

“Es difícil porque te alejás de la familia, los amigos, me perdí los cumpleaños de mi madre, eso es algo que no se puede recuperar”, dice Juan, el joven que ahora tiene 20 años y que pide que su verdadera identidad se mantenga en reserva. ¿Qué mensaje puede dar a otros muchachos alguien que cometió un error y tuvo que pagar con el encierro en un centro para menores infractores? Él dice: “Que valoren su libertad, que estudien, que ayuden a sus familias”.

Enrique Bruno, secretario de Seguridad Ciudadana de la Gobernación, indicó que esta es la segunda promoción del Centro Educativo Alternativo (CEA)- Amboró, que funciona en Cenvicruz, como actividad socioeducativa para que los adolescentes puedan formarse, desde el 6 de febrero de 2017. Las materias que ofrece son ciencias sociales, ciencias naturales, literatura, matemáticas y física. El centro cuenta con 70 funcionarios, entre sicólogos, trabajadores sociales, personal técnico y de seguridad.

El proceso educativo

A pesar del decaimiento en el que se encontró los primeros meses, con el apoyo de educadores, sicólogos y otros profesionales en Santa Cruz, Juan se propuso tomar las riendas de su vida. Cuando ingresó a Cenvicruz había cursado tercero de secundaria. En el centro, en el primer año repitió tercero e hizo cuarto, y este año cursó quinto y sexto, destacándose como el mejor alumno.

“Aprendí a asimilar los problemas y también disfruté los momentos buenos. Desfilar con mi padre y mi madre después del dolor que les causé por mis actos ha sido una experiencia inolvidable. Ahora mi pensamiento está en poder algún día ir a la universidad y estudiar electricidad industrial y que mi familia esté orgullosa de mí”, afirma.

Juan es uno de los ocho graduados como bachiller este año en Cenvicruz, que se suman a los cinco de la gestión anterior, que fue la primera promoción.

A Juan se lo pone en la situación de si alguna vez se imaginó haber caído en Palmasola y no duda en responder: “Doy gracias a Dios que cuando cometí mi falta era menor de edad. En Cenvicruz nos tratan bien, hay apoyo moral como en una familia, porque uno llega decaído y también apoyo espiritual, que aporta mucho; temí ir a Palmasola porque sé que allá no te rehabilitan, sino que llegas y te torturan y te botan como perro, y vivís si es que podés”.

El acto de graduación celebrado este mes fue parte de la conmemoración de los cinco años de Cenvicruz y estuvieron presentes autoridades de la Gobernación, provinciales, comunales y familiares de los bachilleres.

Bachilleres en Fortaleza

Las oportunidades de continuar la formación en los centros de menores infractores de la ley también se dan en el hogar Fortaleza, donde en la víspera de Navidad tres adolescentes con responsabilidad penal se graduaron como los primeros bachilleres de este centro. Roberto Sandóval, director de Cenvicruz, resaltó lo importante de esta primera graduación, que ha podido hacerse realidad gracias a las diversas gestiones realizadas en coordinación constante con el Ministerio de Educación y Unicef.