La menor está en la sala de cuidados intensivos del Hospital de Niños Mario Ortiz, con diagnóstico reservado. Sus progenitores son comerciantes e intentaron hacer ver que sus otros hijos la golpearon

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25 de febrero de 2019, 6:00 AM
25 de febrero de 2019, 6:00 AM

Tiene apenas tres años y 11 meses, pero la violencia de sus padres la obliga a luchar por su vida en la sala de cuidados intensivos del Hospital de Niños Mario Ortiz, de la capital cruceña.

A su ingreso al centro asistencial de los pequeños, los médicos y las enfermeras que la atendieron pusieron sobre las sábanas blancas de la camilla un cuerpo delgado, con marcas de los golpes que recibió en su pecho, sus brazos, sus piernas, sus glúteos y su espalda, donde las lesiones han cambiado el color de su piel morena, convirtiéndola en una mezcla de morados, de diferentes intensidades.

Al revisar su cabeza, de cabellos oscuros y algo ondulados, descubrieron un hematoma que la mantenía inconsciente y que obligó a intervenirla quirúrgicamente de forma inmediata. Una tomografía le advirtió al neurocirujano que había una acumulación de sangre en el cerebro producto de un sangrado y fue ingresada a la operación.

Pero además de todas las lesiones externas que presentaba el delicado cuerpo de esta pequeña, ella también llegó, la noche del sábado, con una anemia severa y su condición general era muy delicada, como explicó el médico Fernando Ortiz, encargado del turno en el nosocomio.

Tras la operación, la niña fue ingresada a la sala de cuidados intensivos, donde se recupera de la intervención y es medicada bajo la mirada de los galenos, que al ver el estado en que llegó derramaron algunas lágrimas de impotencia.

Pasó en La Guardia

Cuando la menor llegó al hospital de Niños y las personas que la llevaron solo indicaron que estaba en ese estado crítico luego de haberse caído de la cama, se llamó a la Defensoría de la Niñez y Adolescencia y a la Policía para que indaguen sobre el hecho.

Fue así que el fiscal Saúl Rosales tuvo conocimiento del caso y una vez sumó los primeros indicios de lo que había pasado con la pequeña, ordenó la detención de los padres de la niña y mañana los presentará ante un juez cautelar, sindicándolos provisionalmente por el delito de tentativa de infanticidio, en grado de autoría para el padre y por complicidad a la madre.

El representante del Ministerio Público relató, sorprendido, que los detenidos para tratar de ‘tapar’ lo que hicieron incluso indicaron que sus hijos mayores (de 11 y 12 años) pudieron ser los responsables de las lesiones que tenía la pequeña, extremo que fue descartado luego de que los hermanos de la víctima de los golpes fueron entrevistados por una sicóloga.

“La Fiscalía está solicitando la detención preventiva en Palmasola del padre por flagelar y de la madre por complicidad”, precisó el fiscal Rosales, encargado de las investigaciones.

Siempre con problemas

Luego de la intervención quirúrgica en la cabeza de la pequeña, ayer el neurocirujano pidió que se le practicara una nueva tomografía, pero lamentablemente le avisaron que el tomógrafo del hospital estaba dañado.

Al parecer, el equipo, indispensable en un centro asistencial de tercer nivel, no funciona como debe ser y los médicos deben jugar a la ruleta rusa en espera que algún día les toca una mala situación que deberán resolver frente a los permanentes inconvenientes que tienen.

Pero además, la necesidad de acciones rápidas y el permanente seguimiento al estado de salud de la niña que fue flagelada por sus padres también puso en el tapete de las carencias de este hospital por la falta de un equipo de computación que permita leer la tomografía, ya que no hay internet ni el programa especial en el que se puede verificar lo que las imágenes dicen sobre el estado de la cabeza de la niña.

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