Las redes sociales no terminan de adormecerse después de que la escritora cruceña abordara la tradición de la ‘frater’ desde una perspectiva feminista

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16 de septiembre de 2018, 12:32 PM
16 de septiembre de 2018, 12:32 PM

Todo empezó con una columna de opinión, titulada Los jueves de ‘frater’, suficiente para herir la sensibilidad cruceña y levantar polvo en las redes sociales, con excesos incluidos, desde insultos con tono sexual de parte de algunos detractores de la autora, hasta la campaña para bloquear cuentas en Facebook por el lado de los partidarios.

A una semana de la publicación de la opinión de Liliana Colanzi, el debate sigue en pie. El escritor Alfredo Rodríguez cree que no se puede desconocer el aporte de la Federación de Fraternidades Cruceñas en la construcción de la identidad. “A fines de los 80, cuando la gestión cultural se hacía a punta de mecenazgos, las ‘frater’ crearon el Festival Sombreo e’ Saó, en el que se consolidaron importantes valores de la música oriental y se proyectaron otros, y cuando este desapareció, crearon los días de la tradición. El aporte en la construcción de lo cruceño es enorme y también en la defensa de los intereses regionales. Últimamente, las ‘frater’ han asumido la defensa de la democracia. Si todos esos aportes de las fraternidades cruceñas se han logrado solo con un día de reunión a la semana, ¿cuánto más harían si sumaran dos o tres días más?”.

La socióloga Ana Carola Traverso coincide con que hay machismo, pero difiere en la visión categóricamente negativa de la fraternidad como práctica social, “su disolución no acabará con la vigencia del machismo o del patriarcado. Quien abusa lo hace porque se le permite y el acto de abusar puede provenir de cualquiera, independientemente de su condición, género o identidad”. Para Traverso, negar la participación activa de la mujer cruceña es absurdo y maniqueo.

Más útil es poner al descubierto las voces de quienes han sido invisibles como consecuencia de ese patriarcado. Siempre habrá necesidad de más espacio para fortalecer la solidaridad entre mujeres, pero no reconocer el valor y lugar de mujeres, que sin adoctrinamiento alguno ejercen liderazgo, sería tan lamentable como no cuestionarse el patriarcado. Se puede ser crítico y aportar con reflexiones que ayuden a otros a construir mejores sociedades, para eso se requiere sinceramiento con nuestras subjetividades y reconciliación con nuestro pasado y raíces”, opina.

La publicista y coconductora del programa Asuntos pendientes de El Deber Radio, Patricia Gutié- rrez, considera que la lucha feminista no es cuestión de hombres versus mujeres, sino la búsqueda de oportunidades, independientemente del género. “También es una lucha que intenta visibilizar el abuso secular contra la mujer, que se ha cobrada tantas víctimas. Movimientos como #niunamenos han movilizado y conmovido a millones de hombres y mujeres en el mundo. No es algo local. Es una causa justa y global. Lo que hizo Liliana Colanzi es colocar en el tapete un tema que tenemos que abordar como una sociedad madura. El feminismo favorece a las nuevas generaciones, y nuestros hijos lo saben. Es solo escucharlos”, dice.

Carolina Ottonello, feminista, cree que las reacciones a la columna confirman lo que Colanzi plantea, “a las fraternidades ella las analiza no de una manera personal; algunos dicen que no hay que generalizar, pero ella analiza una estructura social de relacionamiento que simbólicamente refleja el comportamiento de las relaciones hombre-mujer, de las estructuras de poder. Decir que no hay que generalizar es un argumento simplista para no analizar en profundidad, deslindarse y no ir más allá. Cuando las reacciones a un artículo son violentas, es porque está moviendo muchas fibras y diciendo verdades que nadie quiere ver”.

Alejandra Urioste, que se cataloga como feminista, cree que la columna sí generaliza, no acepta que hay machismo. “Venimos de una construcción machista, pero se ha caminado mucho para romper eso. El machismo es una práctica cultural y educativa que viene del hogar, y la ‘frater’ es solo un espacio de encuentro de hombres o mujeres donde puede manifestarse o no ese machismo. Es ingenuo y grosero generalizar. El feminismo es inclusión, más allá del género”.

Urioste cuestiona las ofensas a la autora porque demuestra falta de recursos, pero también a quienes bloquean en redes a otros por pensar distinto, como le pasó a ella por no estar de acuerdo con la columna. Valora el pertinente debate, pero resalta el ‘hacete cargo’. “Me hizo cortocircuito el lloriqueo y berrinche desde la víctima. Si no te gusta cómo funcionan las cosas, hacete cargo, hacé algo diferente; me alborotó un poco el plumaje que nos hagan víctimas de nuestro género. Ser madres no es sumisión, es decisión. Si te vas a parapetar en la excusa de que el mundo es culpable de que no tengás un lugar al cual pertenecer, estás mal”.

Jorge Stratis, comparsero y fraterno consagrado, también opina. “En todo el mundo aún existe machismo, y pese a que ha ido disminuyendo, falta mucho por avanzar. Se armó una falsa polé- mica desde una opinión válida, pero que al basarse en un estereotipo desfasado en tiempo y espacio, generó desacuerdo en quienes ejercen la práctica de juntarse entre amigos, al no verse reflejados en la descripción de la autora”, opina.